archivos de los protestos globales

El neoliberalismo,
la cuestion agraria y el conflicto social y armado en Colombia
febrero 2001

ASOCIACIÓN CAMPESINA DEL VALLE DEL RIO CIMITARRA - ACVC

Ponencia presentada por la ACVC en la Conferencia Internacional "EL OTRO DAVOS":

EL NEOLIBERALISMO, LA CUESTION AGRARIA Y EL CONFLICTO SOCIAL Y ARMADO EN COLOMBIA

El desplazamiento forzado es utilizado como instrumento para instaurar una contrareforma agraria del Narco-Para-Militarismo

1. EL ORIGEN EXCLUYENTE Y MONOPOLISTA DE LA TENENCIA Y EL USO DE LA TIERRA EN COLOMBIA

Corre el año 2000 y en Colombia no se ha resuelto la cuestión agraria, este problema irresuelto tiene graves implicaciones en la realidad económica, social y política del país. El conflicto social y armado que vivencia la sociedad colombiana deviene del tratamiento inequitativo y excluyente que tradicionalmente el Estado le ha dado al país rural y a las reivindicaciones del campesinado.

La estructura de la tenencia de la tierra en nuestro país tiene un carácter feudal. En Colombia hay 114 millones de Ha. de tierra, de éstas 51.3 millones de hectáreas son consideradas como superficie agropecuaria, de las cuales solo 10 millones de Ha. son realmente adecuadas para la agricultura.

Actualmente se usan para la agricultura unos 4 millones de Ha mientras que 30 millones de Ha. se usan para la ganadería extensiva, un uso inadecuado del suelo fértil generalmente asociado al latifundio tradicional, el narcolatifundio, los agroindustriales y el narcoparamilitarismo de Estado. Esta estructura de la tenencia de la tierra claramente antisocial obedece a una lógica perversa, en la que la tenencia de la tierra tiene una relación directa con el ejercicio del poder, un poder ilegítimo y fascista que legisla y ejecuta perennemente para mantener un status quo antidemocrático y excluyente.

2. LAS "REFORMAS AGRARIAS" DEL ESTADO

Antes del llamado "frente nacional" (una alianza de los partidos oligárquicos tradicionales para mantenerse en el poder después de la "época de la violencia" de los años cuarenta) los latifundistas expulsaron violenta y sistemáticamente a los campesinos de sus parcelas, lanzándolos a colonizar y abrir la frontera agrícola del país. Para que los campesinos no reclamaran y reivindicaran la recuperación de sus predios el Estado procedió a titular los predios antes baldíos colonizados por los campesinos desplazados por el poder oficial, legalizando de esta manera la expropiación violenta de las tierras. Esta dinámica se ha mantenido hasta nuestros días, la tenencia de la tierra sigue siendo un factor de dominación y poder de una feudocracia que fue complejizandose a partir de las coyunturas económicas y políticas: esto explica las relaciones del latifundio con el narcotráfico (los nuevo [...]

3. LA CONTRAREFORMA AGRARIA DEL NARCOPARAMILITARISMO

Esta versión de reforma agraria del establecimiento surge a partir de la necesidad de efectuar un "lavado de las grandes cantidades de dinero" a partir del "boom" cocainero del narcotráfico colombiano, de la prospección de grandes yacimientos petrolíferos en diferentes regiones del país y de la necesidad por parte del capital de implementar megaproyectos que permitieran articular geográfica y económicamente al país.

Los narcotraficantes cambian la estructura de la tenencia de la tierra, comprándola masivamente en el marco de un gran lavado de dólares contando con un maridaje sólido entre amplios sectores de las fuerzas armadas, los latifundistas tradicionales, los gamonales políticos clientelares y las multinacionales del petróleo.

En el caso del Magdalena Medio colombiano los cuerpos de seguridad, los terratenientes y narcotraficantes financian, coordinan y dirigen grupos paramilitares que buscan imponer su modelo de seguridad y desarrollo. Existe un control autoritario de la población, se ha eliminado con violencia a los disidentes y limitado todos los intentos de protesta social y política, se han realizado innovaciones tecnológicas en la actividad ganadera, se extendió el fluído de energía eléctrica, se ampliaron las redes viales y se construyó una infraestructura económica y social. Se han perseguido y desplazado a los productores de la economía campesina, bajo el pretexto de eliminar la base de apoyo de la guerilla; se ha desarrollado y se está desarrollando una contrarreforma agraria y la consolidación de un Paraestado con un sistema privado de seguridad, regulación económica, control político, cobro [...]

Este " modelo" ha afectado doblemente al sector campesino: de una parte, los cambios inducidos en los usos del suelo, en particular en aquellas zonas donde se ha cambiado la vocación agrícola por el desarrollo de las actividades ganaderas, han dejado sin empleo a muchos de los jornaleros y pequeños productores rurales (en la práctica la fuente posible de empleo para los jóvenes es enrolarse con el Estado (FFAA y paramilitares); de otra parte las amenazas o el empleo de la violencia obliga al campesino a vender (por lo general cinco a diez veces por debajo del precio del mercado) o dejar abandonadas sus parcelas. De esta forma, el modelo " Magdalena Medio" ha incidido desfavorablemente sobre la agricultura, particularmente sobre la producción de la economía campesina y ha inducido el rápido proceso, por la vía de la modernización y desarrollo del capitalismo ganadero, de la contrarre [...]

En este contexto se ubica la situación de violencia que afecta nuestra región en el marco de una estrategia de guerra integral implementada por el Estado colombiano y que tiene componentes sociales, económicos y políticos. Las fuerzas militares garantizan y coadyuvan el accionar paramilitar, se trata en efecto de un modelo que incorpora la privatización y militarización de lo público, como estrategia de intervención estatal para ejercer soberanía y control en dichos territorios.

4. LA NEOAPARCERÍA O SISTEMA DE PRODUCTIVIDAD LATIFUNDISTA

El proyecto agrario de la actual administración en Colombia es el triste ejemplo del coctel de latifundismo con aspiraciones de eficiencia o modernidad que al pretender ser productivo no renuncia, sino al contrario se reafirma en su origen excluyente y monopolista del uso de la tierra.

Se trata con este sistema de incrementar los rendimientos monetarios por Ha. sin alterar en lo absoluto la estructura de tenencia de la tierra. Los nuevos señores feudales plantean las alianzas productivas que no son otra cosa que la aparcería maquillada. Las alianzas son el remedio legal para eludir las obligaciones con los trabajadores agrarios desposeidos. Al volver socio al trabajador, el latifundista ahorra en jornales y elimina las horas extras y las prestaciones sociales. La clase propietaria considera que la administración de las alianzas deben conservarla ellos "dada su experiencia".

En otros casos los neolatifundistas proponen sociedades a los pequeños e incluso medianos propietarios y productores induciéndolos a asociarse a los proyectos de monocultivo, como en el caso de la palma africana, mediante un sistema de endeudamiento con el sofisma de la "economía campesina de la palma". En realidad se trata de contar con una oferta de materia prima permanente sin tener ninguna vinculación laboral entre los latifundistas que controlan los procesos de elaboración y comercialización y los campesinos empobrecidos.

En el caso del Magdalena Medio el establecimiento tiene proyectado con este sistema sembrar 30.000 hectáreas de palma africana (en todo el país está planificado sembrar 300.000 nuevas hectáreas) utilizando los recursos del "Plan Colombia", un plan militarista que tiene un mínimo porcentaje de "inversiones sociales"(en su mayoría destinado a proyectos latifundistas como el de la palma) para legitimar la barbarie y el desangre de nuestro país. Aquí se puede concluir que el modelo de neoaparcería es una búsqueda del latifundio y de los paramilitares por crear su base social dependiente en lo económico y en lo político.

5. EL NEOLIBERALISMO LATIFUNDISTA

Las políticas aperturistas implementadas en la etapa neoliberal del capitalismo mundializado nos han llevado a incrementar en Colombia en un 700% las importaciones de alimentos, hasta alcanzar cifras cercanas a los 7,5 millones de toneladas anuales. Para el capitalismo rentista y usurero de nuestro país es mucho más "eficiente" especializarse en la importaciones a gran escala que generar procesos de desarrollo rural garantizando la seguridad y la soberanía alimentaria. Esto ha acelerado el empobrecimiento del campesinado, que junto a la estrategia violenta y expansionista del latifundio ganadero y narcotraficante es la razón más fuerte para que en Colombia haya más de 2 millones de desplazados forzados.

En contravía del discurso oficial las estrategias de desarrollo rural siempre van dirigidas a favorecer al latifundio, a los ganaderos y a los agroindustriales. Por ejemplo el crédito agrario en Colombia está limitado para los pequeños productores a cantidades inferiores a la inversión necesaria, obligándolos a asociarse con propietarios grandes, que al servir de fiadores imponen las condiciones de explotación (aparcería), para completar el cuadro las tasas de interés anual han sido de usura, más del 40% anual.

6. EL NEOLIBERALISMO Y EL PROBLEMA DE VIOLACIÓN SISTEMÁTICA POR PARTE DEL ESTADO DE LOS DERECHOS HUMANOS.

En este difícil contexto de conflicto social y armado, el país paso de ser un país rural a ser un país urbano (70% de la población), la economía campesina ha disminuido ostensiblemente como resultado de la de la expropiación violenta, el asesinato selectivo, las masacres, los ametrallamientos y bombardeos a que han sido sometidas históricamente las comunidades campesinas por parte del Estado, pero también por la implementación por parte del establecimiento de políticas "públicas" agrarias excluyentes y anticampesinas que obedecen a los lineamientos del FMI, el Banco Mundial y la OMC, estas políticas aperturistas neoliberales han fortalecido el latifundio.

Un latifundio que está en total contradicción con la economía del siglo XXI y con la vida de la población rural, pero que se sostiene gracias al apoyo económico, político y militar de las transnacionales. El latifundio, a pesar de su poder, resultó mucho más vulnerable a la crisis y a la apertura, que los campesinos, que dejaron de sembrar el 35 por ciento de nuestras parcelas, mientras los terratenientes abandonaron el 77 por ciento de su área sembrada. Pero los terratenientes, así como la decadente clase política colombiana, son sostenidos por el capital extranjero, pues como Suharto en Indonesia o como los sultanes malayos, los gamonales colombianos son los guardianes del sistema neoliberal de globalización.

El antidemocrático, excluyente y violento régimen colombiano (entre 1966 y 1988 fueron asesinadas 29.000 personas por motivos políticos, en los dos últimos años fueron asesinados 5.800 colombianos, cada 3 días se asesina un dirigente sindical, se suceden 10 asesinatos políticos diarios en promedio y 3 masacres por día) ha llevado a vivir en condiciones de miseria al 85 de la población rural, a la concentración aberrante e ilegítima de la tierra, (el 1.5 % de terratenientes latifundistas y narcotraficantes posee el 80% de la tierra en condiciones de improductividad), ha lanzado a abrir nuevas fronteras agrícolas en zonas de colonización a millones de campesinos, a que estos siembren 120.000 hectáreas de coca, como única alternativa productiva y económica de subsistencia ante las políticas marginalizadoras y represivas del Estado, ha hecho que Colombia pase de ser un exportador a [...]

Estas dramática situación de violación sistemática de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de los colombianos evidencian claramente la ilegitimidad del Estado colombiano y ponen en entredicho su viabilidad en el conjunto de la comunidad internacional. Colombia es un país en el que los intereses rentistas de capitalistas nacionales prostituidos no solo eliminaron la autonomía alimentaria, sino que vendieron la soberanía alimentaria y política de los colombianos. Las nuevas semillas alteradas genéticamente solo sirven una vez, sometiendo en el futuro próximo a la dependencia total de las transnacionales la casi totalidad de las actividades rurales en el mundo. Un país con un Estado que no produce lo que se come no es un país en el que sus pobladores disfruten de la dignidad.

El capitalismo y sus cadenas agroindustriales, el capitalismo de los transgénicos que atenta contra las leyes dialécticas de la naturaleza no necesita del campesinado tradicional, el trabajo campesino que durante años dignificó la vida del hombre y su relación con la naturaleza se convirtió para el capitalismo en un insensible problema de mano de obra. En Colombia, por ejemplo, las nuevas cadenas agroindustriales de caña panelera producen con el trabajo de 11 asalariados durante una semana lo que tradicionalmente con trapiches caseros producían 700 familias campesinas durante un año. He aquí la contradicción fundamental que evidencia la antiética del desarrollismo del capitalismo neoliberal, es la contradicción de la capacidad de acumular dinero frente a la dignidad del hombre.

Frente a la indignidad la economía campesina no solamente es viable si no que se constituye en uno de los factores importantes para un potencial nuevo modelo de desarrollo que saque al país del conflicto de clases, social y armado, de la oscura barbarie en que se encuentra.

Una reforma agraria redistributiva como condición ineludible de la solución negociada del conflicto acompañada de un proceso de verdad histórica, de derecho a la justicia, de reparación integral de las víctimas y de los expropiados por el actual modelo autoritario permitirá al país retomar el camino de la seguridad y la soberanía alimentaria y política en el marco de un modelo de desarrollo autónomo, dialogado y concertado.

En tal sentido es necesario redefinir el desarrollo como concepto convencional y apropiarlo nacional y regionalmente, entenderlo como un proceso resultante de un proyecto político y cultural, que no se puede imponer desde los tradicionales centros de poder o asimilarlo como el buen regalo de las agencias de desarrollo capitalista.

El desarrollo es un proceso complejo y multidimensional que significa una serie de nuevos valores humanos y naturales que permitan armonizar las transformaciones de las estructuras productivas con sentido de equidad distributiva, responsabilidad ecológica e identidad cultural regional.

Se trata entonces de proponer un modelo de desarrollo que consiga una mejor armonía entre la naturaleza y la población y entre las dimensiones política, económica y ambiental. Se trata de revalorizar y asumir como imperativo ético el respeto por toda vida humana y no humana. Se trata, en última instancia, de un desarrollo donde las comunidades locales puedan compartir sus beneficios.

EL PLAN COLOMBIA

En Colombia, la guerra acompaña, sin descanso la historia, desde hace cinco siglos a partir de la invasión española y el consecuente genocidio sobre la población aborigen, la trata de esclavos y la expoliación de sus riquezas. A partir del siglo XIX el dominio de los Estados Unidos igualmente ha sido violento y permanente, apoyado en la oligarquía nacional, anteponiendo sus intereses económicos y políticos a las necesidades de la comunidad. El espíritu de la conquista, el exterminio de poblaciones, la explotación, la injusticia y la exclusión, por parte de elites nacionales y extranjeras, no cesan. Ahora, la polarización ideológica y de intereses atraviesa todos los estratos sociales. Los conflictos social y político toman expresiones cada vez más violentas y complejas.

La guerra civil colombiana es expresión de la profunda polarización entre clases sociales. Las dos ocasiones que durante el siglo XX se intentó construir un Estado social democrático de derecho, en los años treinta y noventa, las clases dominantes respondieron con intolerancia y barbarie para impedir cualquier cambio que afectara sus intereses y poder. El gobierno de los Estados Unidos, siempre acucioso, ha respondido a los llamados de la oligarquía para someter cualquier insurrección y reproducir el orden de sometimiento y exclusión.

El Plan Colombia es un eslabón más en esta larga cadena de infamias. Significa una nueva fase, más tecnológica, psicológica, cultural e intensiva en el conflicto irregular de la guerra civil que agota cualquier espacio de neutralidad y enfrenta a las clases sociales.

La sociedad colombiana se encuentra cada vez más polarizada. La guerra profundiza la ruptura social y los enfrentamientos ideológicos entre los defensores del establecimiento y los que promueven una transformación de carácter estructural. [...]

Ante un Estado a punto de colapsar y sin legitimidad, sectores de los más diversos ámbitos se cierran en la defensa del establecimiento y se transforman en autodefensas y paraestados, mientras otros se alinean con la insurgencia en el proyecto insurreccional.

La crisis y la guerra han generado un proceso de derechización en los sectores medios y emergentes de la sociedad colombiana. Con la economía política de la guerra se conforma una burocracia nacional e internacional que media los conflictos y trabajando por intereses personales se autodenominan mediadores y voceros de la sociedad.

El escalamiento de la guerra que ocasionará la puesta en marcha del Plan Colombia, polarizará aun más la sociedad colombiana. La polarización se siente en todos los espacios de la vida cotidiana, laborales, públicos y privados. La clase media, indecisa y amenazada en su vida económica y personal, es proclive cada vez más a salidas militaristas. Los medios de comunicación, monopolios de los grupos económicos y políticos dominantes, atizan la guerra. Violencia y negocios siempre han acompañado la guerra en Colombia. Los intereses estratégicos europeos y nortemericanos sobre el territorio colombiano se involucran cada vez más en la dialéctica del conflicto. Las transnacionales y el capital financiero agregan otro ingrediente a la guerra civil en la medida que buscan generar mecanismos de seguridad a sus negocios, financiando a los grupos armados y traficando con armamento, a la vez q

El Plan Colombia y la guerra biológica

El Plan Colombia incluye la guerra biológica. Esta se desarrollará a través del uso del hongo Fusarium oxysporum. El hongo fue obtenido en laboratorios de los Estados Unidos mediante el financiamiento de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y la prevensión del delito (UNDCP). Este será utilizado por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia para fumigar los cultivos de hoja de coca en el sur del país.

El Fusarium oxysporum es mutante, dispersándose de un lugar a otro, adopta formas y tamaños necesarios para su desplazamiento y expansión. Es uno de los más dañinos que existen. Provoca el marchitamiento de las hojas de las plantas, la putrefacción de las frutas de manera inmediata y por consiguiente la muerte del vegetal. No solo la planta de coca muere con este hongo, sino cualuier plantación que reciba el hongo transgénico. En consecuencia, este elemento biológico estratégico puede sufrir mutaciones de consecuencias negativas e impredecibles sobre la vida humana y el medio ambiente.

Este hongo logra sobrevir en el suelo de 20 a 40 años, resistiendo a cualquier substancia química con la que se lo quiera combatir. Además el hongo puede estar vivo en las plantaciones afectadas al momento de su consumo humano. Por su larga duración, puede transportarse en la ropa de personas que resulten afectadas y propagar su contaminación. El efecto maligno del fusarium oxysporum impacta tanto los organismos vegetales, lícitos e ilícitos, como la vida humana.

Según el New York Times, el gobierno de Colombia aceptó, bajo la presión de Estados Unidos, probar la efectividad del hongo. Senadores republicanos afirmaron al gobierno de Pastrana que solo aprobarían la ayuda de los US$ 1300 millones al Plan Colombia si aceptaba experimentar con el herbicida. Actualmente el Fusarium Oxysporum se experimenta en la región amazonica de Ecuador, a 5 kilometros al norte de la población del Lago Agrio, zona que limita con el departamento colombiano de Putumayo, donde se concentran las primeras acciones militares del Plan Colombia en contra de la insurgencia y de los campesinos cocaleros.

Este hongo mortal constituye una nueva barbarie y genocidio que amenaza el ecosistema de la Amazonía, considerada como la reserva biológica y la fuente de oxígeno mas grande del mundo, al igual que la vida humana.

Valle del Río Cimitarra, Magdalena Medio, Colombia

Enero 19 del 2.001

ASOCIACIÓN CAMPESINA DEL VALLE DEL RÍO CIMITARRA


BIBLIOGRAFÍA

  1. .. Plan de desarrollo y de protección integral de los derechos humanos del Magdalena Medio, Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra; 1999.
  2. .. Plan de desarrollo de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra; 2.000.
  3. .. Sustitución de tierras, no de cultivos; Perez, Suetonio, Conocimiento y Humanismo N° 5, Universidad Autónoma de Colombia; 1999
  4. .. Lo ilícito en los cultivos de subsistencia campesina; Matta, Luis Alberto, Universidad Internacional de Andalucia; 1999.
  5. .. El conflicto y el desarrollo regional en el Magdalena Medio; Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra; 2.000.
  6. .. Ponencias de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra; Audiencias Públicas de San Vicente del Caguán; Proceso de diálogos y negociación Gobierno - FARC - EP; 2.000.
  7. .. Autodefensas, paramilitares y narcotráfico en Colombia; Medina Gallego, Carlos; Editorial de documentos periodísticos; Bogotá; 1997.
  8. .. El plan Colombia..y otros documentos, Sarmiento Anzola, Libardo, Publicaciones desde abajo, Colombia, 2000.

Qué es la ASOCIACION CAMPESINA DEL VALLE DEL RIO CIMITARRA ?:

Es una organización social no gubernamental campesina que desarrolla un trabajo organizativo, político y social con el sector rural de ocho municipios del Magdalena Medio colombiano. Está compuesta por 120 Juntas de Acción Comunal veredales de los Municipios de Yondó, Cantagallo, San Pablo, Remedios y del Corregimiento Ciénaga del Opón de Barrancabermeja en el Magdalena Medio colombiano.

La ACVC es una organización de campesinos desplazados durante décadas a estos territorios de colonización producto de la violencia del paramilitarismo de Estado. El campesinado de la ACVC se ha organizado para resistir social, políticamente y desde la civilidad a los permanentes embates de los partidarios de un modelo de desarrollo autoritario y excluyente en la Región, este proyecto fascista ha asesinado, expropiado violentamente y desplazado a decenas de miles de campesinos y pobladores urbanos del Magdalena Medio.

Esta organización en la actualidad desarrolla su labor en los siguientes campos: atención al desplazamiento interno campesino, defensa integral de los derechos humanos en la región, implementación de proyectos productivos de seguridad alimentaria, planificación del desarrollo local y regional, sustitución de cultivos de coca, capacitación y fomento a los procesos organizativos campesinos.

Como resultante de los masivos desplazamientos campesinos de 1998 a la ciudad de Barrancabermeja y después de una negociación, el gobierno firmó unos acuerdos con el sector campesino del Magdalena Medio en los que se compromete a garantizar el derecho a la vida de los campesinos, a perseguir a los grupos paramilitares, a castigar a los militares y agentes del estado culpables, por omisión o acción directa, de las graves violaciones de DDHH en la región. Además se comprometió a invertir los recursos necesarios para la implementación de un PLAN DE DESARROLLO Y DE PROTECCION INTEGRAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MAGDALENA MEDIO.
Desafortunadamente estos acuerdos han tenido un incumplimiento sistemático e intencionado por parte del gobierno, después de los acuerdos de Octubre de 1998 han sido asesinados más de cien líderes sociales de la región y se ha sometido al desplazamiento forzad [...]

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