Abaleados estadounidense y colombiano en marcha contra el Plan Colombia en Quito Cuando marchaban hacia la embajada de Estados Unidos en Quito, protestando contra el Plan Colombia, la Iniciativa Andina, la base militar de Manta y el ALCA, dos hermanos mundiales de la resistencia fueron heridos con armas de fuego por el capital. Los heridos son Warren Stowe, de nacionalidad estadounidense (dirigente del Campamento Internacional por la Justicia y la Dignidad de los Pueblos) y Edward Portilla, de nacionalidad colombiana. Quito (Ecuador). Marzo 20 de 2002. 5:12 p.m. equipo Desde Abajo Ahora todo es un caos.
Dos hermanos mundiales de la resistencia han sido heridos por el capital con armas de fuego.
A las dos de la tarde, cerca de 300 manifestantes, con corazones y espíritus con la fuerza de un volcán, ante la mirada cómplice del imponente Cotopaxi, partieron en marcha pacífica desde las instalaciones de la universidad Salesiana con un sólo objetivo: llegar a la embajada Norteamericana y dar a conocer el rechazo mundial a los ejercicios de poder Imperial en América Latina mediante acuerdos como los del ALCA, el Plan Colombia y la Iniciativa Andina.
La marcha comenzó su ruta por la avenida doce de octubre, en una zona universitaria por excelencia pero que además habitan grandes organizaciones y corporaciones internacionales.
La situación se tornó tensa cuando al pasar frente al World Trade Center algunos manifestantes notaron como los ojos del capital se posaban sobre la marcha mediante sus cámaras de vigilancia. Con un aerosol y acciones directas sobre la cámara, los manifestantes quisieron dejar ciego al sistema. El establecimiento no vería más.
De alguna parte interna del edificio, un vigilante emergió con su arma amenazante mientras explicaba por radio a sus superiores que se trataba de una marcha pacífica que se manifestaba en contra de la globalización, el ALCA y el petróleo. Pese a ello, luego de que se intentara construir una barrera humana, el guardia "en defensa" del establishment disparó tres veces hiriendo a dos hermanos de la resistencia global, que debieron ser trasladados a centros hospitalarios.
Los acampantes no se amilanaron y continuaron tras su objetivo armados de bolsas llenas de pintura y bolas y pines de malabar. Ante semejante arsenal, la policía implementó un cordón policial para detener las utopías en marcha.
Una vez avistado el cordón policial, dos cuadras antes, algunos representantes del campamento se dirigieron hacia la policía con el fin explicar el carácter pacífico de la marcha y la intención de llegar a la Embajada Estadounidense. Un teniente a cargo del grupo policial manifestó estar de acuerdo con múltiples condicionantes, aclarando que sólo podría llegar hasta una cuadra antes de la Embajada.
Y así fué.
Pese a que la marcha cumplía con lo acuerdos, una cuadra antes de lograr el objetivo los gases lacrimógenos fueron lanzados en contra de los manifestantes quienes en improvisada organización lograron hacer una retirada conjunta hacia las instalaciones del campamento. Sinembargo, una vez allí, lo gases no paraban y hasta cerca de las 5:00 de la tarde aún los acampantes lloraban. El gas se respiraba, pero no importaba mucho. Lloraban de rabia por lo sucedido. Lloraban de rabia por no haber llegado hasta la embajada. Pero lloraban de alegría porque una vez más demostraban que el sistema sólo tiene una forma de reaccionar ante la resistencia global: mediante la represión.
Ahora la represión había venido desde el interior del sistema. Las balas salieron desde las instalaciones del World trade Center, y el mundo lo sabrá.
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