Señor Presidente, los hechos adelantados por su gobierno han creado un clima de desconcierto para los verdaderos demócratas y alejan las posibilidades de transitar por el camino de la concordia nacional. Son evidentes los nuevos actos de guerra como la declaración del Estado de Conmoción, el impuesto de guerra, la militarización de la sociedad, el fomento a la cultura del sapeo, la pretensión de legalizar las estructuras narco-paramilitares cambiándoles el nombre por autodefensas (Esto, además sería el acto más aberrante de impunidad ante semejantes criminales de guerra), la solicitud de facultades para ejercer como dictador, los proyectos de reformas laboral, pensional, fiscal y demás proyectos de leyes antisociales.
Éstos no son los alivios que reclaman los colombianos, ni a éstos actos guerreristas se les pueden presentar con el calificativo ambiguo de "seguridad democrática". La paz, ni es retórica ni ambigüedad, ella implica un compromiso ineludible en cambiar las estructuras de injusticia y antidemocracia que hacen insoportable la vida de las mayorías del país.
Colombia es empujada por el despeñadero del Terrorismo de Estado sin ningún límite y, hoy las fuerzas conjuntas o combinadas de militares y narco-paramilitares se ensañan contra las indefensas poblaciones de las zonas rurales y de los barrios pobres de las principales ciudades. La criminalización de los reclamos sociales, los despidos generalizados, el asesinato de dirigentes populares, los bloqueos alimentarios, las masacres, los bombardeos y fumigaciones indiscriminadas, el destierro masivo son el único pan amargo que cada día deben comer los colombianos desposeídos.
No entendemos cómo el Comisionado de Paz, Dr. Luis Carlos Restrepo, conocido por su trayectoria democrática y por su libro "El derecho a la ternura", pueda comprometerse a sacar adelante una política que no es de paz, sino de guerra. Pues su gobierno, Señor presidente, sencilla y llanamente reduce el grave conflicto colombiano a toda acción que obstaculice el desmedido enriquecimiento de los poderosos. Desde esa concepción, la paz se conquista cuando se haya desmovilizado y desarmado al Movimiento Guerrillero y cuando se hayan aniquilado las organizaciones sociales que se atrevan a reclamar sus derechos. Así las cosas, las negociaciones sólo se hacen con las guerillas para que digan cuándo y cómo deponen las armas y cuánto cuesta esa traición, pero se descarta la negociación con el movimiento social para mejorar las condiciones de vida y de participación democrática. También es claro que antes de negociar con el movimiento social y con la guerilla, los recursos presupuestales de la nación están siendo agotados para fortalecer el aparato militar y paramilitar (en detrimento de la inversión social), con la pretensión de aniquilar o reducir a la mínima expresión a la oposición y a las Fuerzas Guerrilleras.
Sin duda, el país observa la esterilidad de unos diálogos que se han quedado en rodeos y asuntos metodológicos, en las voces disonantes que evidencian una ausencia de identidad en los gobiernos de turno. Son diversas las voces que expresan su inconformidad por el monopolio que se ejerce desde el ejecutivo sobre la política y los diálogos de paz. Por eso es totalmente válido que el poder legislativo, el poder judicial, así como los demás estamentos del Estado participen activamente en el proceso y se abran a un diálogo directo con los sectores de la sociedad, para entre todos hacerle frente a los problemas que obstaculizan la paz de Colombia.
Por eso el ELN le reafirma a Ud., a la Comunidad Internacional y a todos los colombianos que está convencido en la justeza de las propuestas que ha presentando a los anteriores gobiernos, que no improvisa políticas, que le da continuidad a lo que ha trabajado con todos aquellos que quieren una Colombia diferente, que sigue creyendo que la grave crisis del país necesita de una SOLUCIÓN POLÍTICA, que debe ser consensuada y construida con todos los colombianos. Para ello hemos planteado el escenario de la Convención Nacional y hemos reducido al mínimo las exigencias para nuestra Organización, para que los diversos sectores sociales puedan jugar el protagonismo que merecen y hemos convocado a la comunidad internacional para que sirva de garante ante los compromisos que se realicen. Los esfuerzos y acumulados que se han realizado en este sentido, no deben echarse en saco roto, sino por el contrario, deben potenciarse y valorar a todas las personas, organizaciones y países que se han comprometido con esta causa de construir la Paz con Justicia y Bienestar Social.
Seguimos convencidos que la búsqueda de la solución política es un esfuerzo de todos los colombianos, donde entre todos, a través de la Convención Nacional, construyamos un Gran Acuerdo Nacional, que dote de políticas para resolver los grandes atranques que los gobiernos no han hecho, y como esfuerzo culminante de esta búsqueda se convoque una Asamblea Nacional Constituyente que le dé nacimiento a la Nueva Colombia que nos merecemos todos.
Reconocemos que la búsqueda de la paz no es un camino fácil. Sabemos que en esta guerra, en la que estamos involucrados, también tenemos responsabilidades y no estamos exentos de errores, pero siempre hemos actuado con transparencia, con valor para reconocerlos y escuchar la voz crítica de todos los colombianos.
Dentro de esta manera de mirar la gravedad de la situación colombiana y para proseguir en las búsquedas de un proceso de paz duradero, el ELN se dispone a continuar dialogando con el Comisionado de Paz, con las demás Instituciones del Estado, con las organizaciones sociales y políticas que vean en este esfuerzo caminos ciertos para encontrar una SOLUCIÓN POLÍTICA AL CONFLICTO.
COLOMBIA PARA LOS TRABAJADORES
NI UN PASO ATRÁS... LIBERACIÓN O MUERTE
COMANDO CENTRAL
EJERCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL
Septiembre 4 del 2002.
Para mayor información diríjase a: www.eln-voces.com
Escribanos a:
voces-colombiaeln-voces.com
Sistema Informativo Patria Libre
SINPAL - ELN - Colombia