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El ALCA. La conquista continúa.

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En la mañana del 1 de enero de 1994, el gobierno mexicano despertó para encontrarse con que un ejército de pueblos indígenas llamados Zapatistas habían tomado el mando sobre varios estados del sur de México, en resistencia al Neoliberalismo y al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). El primero de enero se caracterizaba por ser el día en el que el NAFTA sería formalmente implementado. El levantamiento Zapatista iba a decir "Ya Basta", a los efectos devastadores del neoliberalismo en los pueblos indígenas, en el campesinado, en el mediambiente y en l@s trabajador@s. NAFTA, para l@s Zapatistas, era una garantía de muerte. Ahora, ocho años más tarde, las 34 naciones de Hemisferio Occidental, excepto Cuba, están ocupadas en negociaciones para ampliar el NAFTA a todo el Hemisferio Occidental. Este acuerdo de comercio está siendo llamado Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y se espera que sea implementado en el 2005. Las conversaciones sobre este acuerdo de comercio empezaron en Miami en diciembre de 1994, tan sólo un año después de que fuese implementado el NAFTA y del levantamiento Zapatista.

Esta masiva expansión del NAFTA a 34 países está siendo negociada ahora mismo en secreto por los ministros de comercio de América del Norte, Central y del Sur. El objetivo del ALCA es imponer el modelo del NAFTA de nuevas inversiones corporativas y protección de patentes, liberalización del comercio, desregularización y privatización a lo largo de todo el hemisferio. Los textos borrador del ALCA son secretos, pero la información que se ha filtrado, revela que muchos de los capítulos del ALCA, son literalmente extensiones de las normas del NAFTA. Estas normas incrementarían significativamente el poder de las corporaciones, tendrían que restringir a los gobiernos para establecer estandares de salud pública y seguridad que salvaguardasen a sus trabajadores, y que asegurasen que las corporaciones no contaminasen las comunidades en las cuales operen. Efectivamente, estas normas esposarían a l@s regidor@s de políticas de interés público de los gobiernos y aumentaría el control de las corporaciones a expensas de l@s ciudadan@s de todas las Américas.

Han sido creados nueve grupos de negociación para producir un esbozo para cada capítulo de los acuerdos - por ejemplo, inversiones y derechos sobre propiedad intelectual. Estas negociaciones están teniendo lugar en casi completo secreto, solamente recibiendo aportaciones de los grupos de interés corporativo tales como Americas Business Forum (ABF).

Un Comité de Representantes Gubernamentales para la Sociedad Civil fue establecido para representar los puntos de vista de la sociedad civil, pero este comité es poco más que una dirección de correo electrónico y no tiene mecanismos para incorporar las preocupaciones de la sociedad civil dentro de las actuales negociaciones. El pasado Secretario de Comercio Estadounidense, Ron Brown, dejó muy claro quién estaba realmente escribiendo este acuerdo, cuando se refirió a una reunión del ABF, señalando que eran ellos quienes estaban liderando el proceso del ALCA y que el papel del gobierno era tomar cualquier paso político que fuera necesario en orden a conseguir lo más conveniente para los intereses empresariales en el Hemisferio. Mientras estas negociaciones se mantienen en secreto, se espera que el ALCA será muy similar al NAFTA. Se espera que el ALCA incluya una provisión casi idéntica al capítulo 11 del NAFTA, que permita a las corporaciones poner pleitos a los gobiernos directamente, fuera de cualquier corte doméstica, como antes ante un tribunal del NAFTA. Estos tribunales están formados por un panel compuesto de tres personas que son elegidas por las partes litigantes. Operan en casi secreto institucional. Sus acciones no pueden ser recurridas excepto bajo circunstancias especiales; los documentos son restringidos a las naciones involucradas en la disputa, debido a los requisitos del proceso están ausentes, la participación de la ciudadanía es denegada y sus decisiones no pueden ser hechas públicas a menos que las partes involucradas decidan hacerlas públicas.

Ha habido ya muchos casos llevados a pleito sobre las no-tarifas de las barreras de comercio que las corporaciones reclaman como "expropiaciones" de futuras ganancias y "violaciones del capítulo 11 del NAFTA". Un caso fue llevado al tribunal del NAFTA por la Corporación Ethyl, basada en EEUU. Ell@s demandaban a Canadá por 250 millones de dólares, después de que Canadá prohibiese el aditivo MMT en la gasolina, porque el aditivo planteaba riesgos contra la salud y atascaba los convertidores catalíticos de los vehículos. Ehyl afirmaba que la prohibición violaba el NAFTA, ya que "expropiaba" futuras ganancias y dañaba la reputación de Ethyl. Después de tener claro que probablemente el tribunal del NAFTA sentenciaría en contra suya, el gobierno canadiense revocó la prohibición, pagó a Ethyl 13 millones de dólares e hizo pública una declaración donde afirmaba que no había evidencia de que el MMT supusiese riesgos contra la salud y el medioambiente. Mientras hay muchos otros casos que amenazan la soberanía democrática, el medioambiente, trabajador@s, y seguridad pública, este caso muestra claramente las políticas inherentemente antidemocráticas, injustas y dañinas que podrían ser incluidas en el ALCA.

También se espera que el ALCA incluirá un "acuerdo global de libre explotación forestal" (GFLA), similar al que fue propuesto, pero rechazado, en el encuentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle. Un acuerdo global de libre explotación forestal sería un empujón al incremento de la producción y venta de productos forestales por la eliminación de tarifas y no tarifas de barreras de comercio para todos los productos forestales. Con un GFLA, las leyes de EEUU diseñadas para proteger los bosques, el medioambiente y las pequeñas fábricas locales podrán ser refutadas bajo las del ALCA, como la Barreras de Comercio de No Tarifa. Si es impugnada y fracasa, estas leyes tendrían que ser eliminadas. Se incrementaría el consumo y la producción de productos forestales, aumentando la insostenibilidad de la explotación forestal, amenazando las leyes de eco-etiquetado y de contenido reciclado, ata las manos a la gente que reforma las actuales practicas insostenibles, y sería una bala de plata que permitiría a las corporaciones masacrar lo último de los amenazados bosques nativos del mundo

Los Zapatistas estaban en lo correcto cuando decían que el NAFTA era una garantía de muerte para los pueblos indígenas, el medioambiente y l@s trabajador@s. En los últimos 5 años "...las condiciones no sólo no han mejorado, sino que se han deteriorado en muchas áreas. Como resultado, en cada uno de los temas examinados, la única calificación justa para el NAFTA es una negativa..." de acuerdo con el informe de cinco años sobre el NAFTA de Public Citizen.

La investigación de Public Citizen encontró que el NAFTA ha transformado EEUU el excedente de mercado con México de 1.7 billones de dólares en 1993 en un proyectado 14.7 billones déficit para 1998. De acuerdo al Departamento del Trabajo de los EEUU, aproximadamente 214,902 trabajadores estadounidenses han sido certificados bajo uno restringido programa como habiendo sido despedidos debido al NAFTA. NAFTA ha creado un espacio que permite a las corporaciones luchar contra la organización de sindicatos aquí, en EEUU, mediante la amenaza de trasladarse a México, mientras las corporaciones que operan en las zonas maquiladoras (tiendas de sudor) de México no permitirán siquiera sindicatos y a menudo despiden a cualquiera que se queje. La atracción de leyes medioambientales y laborales más débiles, ha inducido a corporaciones estadounidense a reubicarse en México, llevándose puestos de trabajo de los EEUU y explotando a l@s trabajador@s mexican@s.

El NAFTA confronta a l@s trabajador@s mexican@s un@s contra otr@s por quien aceptará la menor paga y las peores condiciones laborales. Con el ALCA, l@s trabajador@s deMéxico se verán enfrentad@s aún más desesperadamente contra l@s trabajador@s en Haiti, Guatemala, Brasil, o cualquier otra de las 34 naciones envueltas en el ALCA.

De acuerdo con Public Citizen, hasta 1997, se estimó que 28.000 pequeñas empresas en México habían sido destruidas por la competencia de multinacionales extranjeras y sus socias mexicanas. Ocho millones de mexican@s han sido empujad@s de la clase media a la pobreza. Se han incrementado las maquiladoras en un 37 % desde 1993. Todos los días, se tiran inapropiadamente 44 toneladas de desperdicios peligrosos. NAFTA ha debilitado las inspecciones de seguridad en los alimentos. Las fresas, lechugas y zanahorias de México tienen tasas de infracción de residuos de pesticidas ilegales de 18.4 %, 15.6 % y 12.3 % respectivamente.

Mientras la OMC, NAFTA, FMI y el Banco mundial están firmemente plantados en la economía global, el ALCA está todavía siendo negociada y, es por ello, mucho más vulnerable. La derrota del Acuerdo Multilateral Sobre Inversiones, que se colapsó debido a la oposición ciudadana y congresista, puede ilustrar esto. Una masiva resistencia de grupos medioambientalistas, laborales, de asistencia sanitaria, de derechos humanos, campesinos y de consumidores pueden y pararán el ALCA, pero solamente si la resistencia es suficientemente diversa y unida firmemente en sus intereses comunes. Nuestra fuerza radica en las alianzas que nosotr@s formemos entre estos grupos y a través de las fronteras. Las alternativas que construyamos a lo largo del camino no solamente lucharán contra el ALCA más efectivamente, sino que también nos dará más fuerza para el largo camino que tenemos delante para confrontar todas las formas de opresión que controlan nuestras vidas.


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