http://bolivia.indymedia.org/es/2003/01/675.shtml
C S U T C B
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia
Teníamos nuestras propias formas de vivir y de organizarnos
Los pueblos originarios, que vivimos en el territorio que llaman Bolivia, teníamos nuestras propias formas de vivir y de organizarnos en Ayllus-Markas y Suyus en los Andes, y en Tekoas y Tentas en los Llanos Orientales y el Chaco. De la vida histórica de los Wari, Vizcachani, Tiwanaku, de los Inkas, hemos heredado la convivencia armónica y la complementación entre sus habitantes y con la naturaleza y el cosmos. Pero, la armonía fue rota por la invasión colonial de los españoles. Creando los Virreynatos, Capitanías, Audiencias, Encomiendas, Repartimientos, Reducciones, Corregimientos, la Mita, el Tributo Indigenal, la Visita, iniciaron la destrucción de nuestras formas originarias de organizar nuestra vida.
El atentado más grave a nuestra organización fue la Reforma de Reducción del Virrey Toledo, que desde 1570 hizo concentrar la población de los ayllus en comunidades y en "pueblos indios" de estilo español. Así destruyó también la complementación entre los diferentes alturas dentro de esos ayllus que practicábamos en ese entonces.
Durante la República hasta nuestras días han seguido tratando de enterrar nuestras formas de vivir y de organizarnos, inventando los partidos políticos, la lucha sindical, los municipios, comités de vigilancia, participación popular, y otras formas de dominarnos. Por el restablecimiento de nuestro gobierno propio Nuestros pueblos y nuestros mártires no sólo nos hemos resistido a ello, sino también hemos reafirmado permanentemente nuestras propias formas de vivir y de organizarnos. De los propios ayllus surgió nuestra resistencia. Kuraka de ayllus era Tupaj Amaru, que se rebeló contra los españoles en 1780. Como Pueblos y Naciones Originarias, hemos estado luchando por el derecho a la tierra y territorio, el restablecimiento de nuestro gobierno propio, la autonomía y soberanía respecto a los invasores.
Algunos hitos históricos de nuestros próceres son:
Resistencia de Tupaj Amaru en Willkapampa y el levantamiento Taki Unquy en el siglo XVI. Levantamiento de Zongo en 1616 y de Aruma, jefe guaraní para expulsar a soldados, misioneros y comerciantes en 1727.
Los hermanos Tomás, Dámaso, Nicolás Katari, que lucharon junto al Julián Apaza (Tupaj Katari) (1780-1781) por el Restablecimiento de las Markas y el Suyu Originario.
Pedro Ignacio Muiva, cacique mojeño, inicia en 1810 una rebelión contra los españoles en el Beni. En 1811, Juán Manuel Cáceres moviliza a miles de aymaras, que vuelven a sitiar a La Paz.
En la república
En 1887, Andrés Guayacho, un mojeño nacido en Magdalena, Beni dirigió un levantamiento contra los patrones que los tenían esclavizados en sus plantaciones de goma y castaña.
Con Apiawayki Tumpa a la cabeza, guerreros Ava Guaraní iniciaron la guerra en la madrugada del 6 de enero 1892 en contra de los patrones que les robaban sus tierras y de los misioneros que les quitaban su cultura. El 28 de enero 1892 en Kuruyuki fueron sorprendidos y masacrados por las tropas del Coronel Gonz lez. Lucharon por mantener su independencia de Pueblo Originario contra el sistema Colonial y republicano.
Pablo Zárate Willka (1899), en un levantamiento que alcanza las comunidades de Taparí y Peñas en Oruro, todo el altiplano de La Paz, el norte de Potosí y la frontera con Chile, dirigió la lucha por la defensa de territorio y Estado Originario.
Como parte de la resistencia y la reafirmación de nuestras formas originarias de vivir y de pensar, luchábamos en muchas regiones durante las primeras décadas del siglo XX junto a nuestros mallkus, kurakas y autoridades tradicionales por la abolición del pongueaje, la abolición de la hacienda y el derecho a la educación.
1904 Sublevación de Pomata. Santos Marka T'ula (1914-1939), (apoderado de los Ayllus de Qallapa, y de todas las Comunidades y Naciones Originarias), luchó por la restitución de Tierra/Territorio de los Ayllus
1921 Levantamiento y masacre en Jesds de Machaqa.
1927 Tres levantamientos en el Norte de Potosí, siendo Chayanta el centro de la sublevación. Eduardo Nina Quispe (1930-1933), luchó por una República de Naciones y Pueblos Originarios 1935 Masacran a los campesinos en Pucarani para obligarlos a ir a la guerra del Chaco.
Vivimos en más de 12.000 comunidades
Desde la Reforma del Virrey Toledo, los que vivimos en el campo estamos organizados en comunidades, en las cuales ha sobrevivido nuestra tradición andina dentro de diversas formas impuestas por los invasores. Ahora existen bastante más de 12.000 comunidades. En el altiplano hemos conservado más nuestras formas andinas de vivir, incluso en muchos lugares las llamamos todavía ayllus. En las zonas de valles, donde la hacienda se extendió más, hemos perdido m s la tradición oral y la comunidad asume el territorio que ocupaba la hacienda. En cada comunidad existe algún tipo de organización local, que en la gran mayoría es hoy el sindicato agrario. Por lo menos el 70% de las comunidades está organizada en sindicatos agrarios.
Cerca de 3.000 comunidades (en vísperas de la Reforma Agraria quedaban 3.783), especialmente en las zonas altas, conservan algún tipo de autoridad tradicional. El ayllu, aunque ya no está basado en el parentesco sino en la comunidad territorial, sigue vigente en zonas de Oruro, Potosí y La Paz. Sin embargo, los invasores han impuesto diversas formas de organización y de vida en los diferentes lugares.
En Santa Cruz y parte de Chuquisaca, los guaranís están organizados en capitanías y asambleas, y en Beni han asumido en mayor parte los Cabildos impuestos por los españoles y las misiones religiosas.
Cómo estamos organizados
Ahora, el sindicato agrario es, en la mayoría de los lugares, la base de nuestras organizaciones a nivel nacional, y es en su asamblea comunal donde se toman las decisiones más importantes de nuestro movimiento. Generalmente los sindicatos campesinos se agrupan en Subcentrales, que a veces siguen los límites cantonales. Esas subcentrales a su vez se agrupan en Centrales. Una mayoría de las Centrales agrupa a las subcentrales de una provincia, pero existen también Centrales Especiales, que no siguen los límites político geográficos de las provincias.
Las Centrales, que actualmente son más de 200 organizadas y activas, se agrupan por Federaciones. Existen 9 Federaciones departamentales, 26 Federaciones Regionales o Especiales, y algunas Nacionales, que todas confluyen en la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB.
Además, muchos estamos organizados en la Confederación Indígena del Oriente, Chaco y Amazonía Boliviano (CIDOB), que agrupa a su vez a la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB) y la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) y otras federaciones indígenas.
Los colonizadores, que se concentran en las zonas bajas, tienen como organismo matriz la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia.
En el campo comenzábamos a organizar sindicatos al estilo obrero hace 60 años
En los años treinta, algunos ex-combatientes quechuas de la Guerra del Chaco (1932-35), nos habíamos dejado influenciar por la manera de organizarse que tenían los obreros. Eramos "colonos" de algunas zonas de hacienda, que fue el nombre que nos habían puesto a los comunarios de hacienda. Por ello, comenzábamos a organizar sindicatos al estilo obrero, la primera de ellos fue el Sindicato Agrario de "Huasacalle" que se constituyó en Ucureña el 3 de abril de 1936.
Pero, esos sindicatos no cambiaron mucho las formas de lucha tradicionales de las comunidades, sino continuaban nomás la lucha contra el pongueaje y por la educación que nuestras autoridades tradicionales habían iniciado. Eso dió lugar a varias insurrecciones entre los años 1942 y 1947, en las cuales los originarios nos servíamos de nuestra experiencia militar de la guerra del Chaco para afrontar a los militares.
En el marco de esa lucha, se convocó al Primer Congreso Indigenal que, reunido en La Paz el 11 de mayo de 1945, presionó al gobierno de Villarroel dictar decretos para suprimir los servicios gratuitos de los colonos, para suprimir el pongueaje y la mit'a, para obligar a establecer escuelas rurales y para organizar una comisión que redacte el código del trabajo agrario. Aunque este movimiento fue aplastado en forma sangrienta, la primera etapa de la lucha sindical (1936-1952) nos dejó valiosas experiencias, porque construimos un movimiento desde las bases y con dirigentes desinteresados que lucharon arriesgando sus vidas.
Así, podemos ver que el sindicalismo nunca era -ni antes ni después de 1952- la única forma de organización en el campo. Fue sólo en Cochabamba, que comenzaron a asumir la lucha sindical para combatir el dominio de la hacienda, mientras en el altiplano y especialmente en el Norte de Potosí seguíamos con nuestras formas propias de organizarnos, no sąóo para organizar la vida social y productiva de las comunidades, sino también para enfrentarnos al Estado.
Nos imponen los sindicatos para subordinar y controlarnos
Con la revolución agraria que empieza a tener lugar en los valles de Cochabamba, los originarios realizamos la revolución de 1952, del cual se apropió un partido político llamado MNR, que fue una nueva trampa de la casta dominante. A partir de esa época, nos cambian el nombre de indios a campesinos y desde el nuevo Ministerio de Asuntos Campesinos nos imponen la creación de sindicatos agrarios, que fueron organizados desde arriba para que sirvan al gobierno de escalera en beneficio de cada líder o grupo.
Así fundaron la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB). Fue, entonces, el MNR y su nuevo gobierno que en pocos años impuso el sindicato campesino sobre cualquier otra forma de organización en el campo, ya que el MNR tenía el interés de subordinar y controlar a los "indios" (desde ese tiempo llamados "campesinos"), a través de sindicatos manejados por el estado que ten¡ín dirigentes vinculados a los comandos movimientistas. Con el sindicato, quer¡ín controlar y neutralizar la movilización india y campesina, que había logrado desestabilizar por su cuenta al orden oligárquico a través de masivas rebeliones, entre las que se destacan la de 1921 (Jesús de Machaqa), la de 1927 (Chayanta) y la de 1947 (Altiplano y Cochabamba).
Buscaban frenar la consolidación de nuestra propuesta propia fundamental en ese entonces, que era nuestra demanda por la autonomía y el autogobierno, y en contra del dominio criollo, en la que los propios reformistas se verían rebasados. Al imponer la lucha sindical, tenían la esperanza de poder liquidar para siempre el "problema del indio", incorporándonos a la "civilización". Sin embargo, lograron socavar en buena medida la representación directa de las autoridades indias ante el Estado, y abrieron el paso de que esa representación fuera usurpada por los dirigentes sindicales.
De la Reforma Agraria al Pacto Militar Campesino
Al mismo tiempo que nos impusieron la lucha sindical para terminar con los ayllus y nuestra forma de vivir, quisieron rematarlos cuando nos hicieron contentar con la Ley de Reforma Agraria el 2 de agosto de 1953. A la vez que tuvieron que liquidar la servidumbre gratuita y el pongueaje en las haciendas, aprovecharon la ley para distribuir las tierras en forma individual a los comunarios. Y como esta Ley fue manipulada por los doctores movimientistas, quienes concedimos las mejores tierras a los patrones y sus familiares, hoy hemos llegado a ser parcelarios minifundistas y surcofundistas, peleando entre nosotros por la tierra.
Así, el 52 fue otro engaño más para los originarios. Esta manipulación civil abarcó todo el gobierno del MNR (1952-1964), y durante los gobiernos militares, ellos trataron de manejar a la población rural a través del llamado "Pacto Militar Campesino" (1964-1978).
Sin embargo, en 1968 se produjo una gran movilización campesina en todo el país contra del Impuesto Unico Agrario y en repudio al "Pacto". Este primer intento de independización de los campesinos del "Pacto Militar Campesino" sigue con la creación en febrero de 1971 de la Confederación Nacional de Colonizadores de Bolivia, afiliada a la COB, y con el VI Congreso Nacional de la CNTCB, realizado en Potosí el 2 de agosto del mismo año, donde resulta elegido como Secretario Ejecutivo el representante del katarismo Jenaro Flores.
La subida del katarismo
Bajo el liderazgo de Raimundo Tambo y Jenaro Flores, el movimiento katarista surgió en la provincia Aroma del departamento de La Paz, no lejos de donde siglos antes se había alzado Tupaj Katari, de quien tomó su nombre el movimiento. En vez de crear una nueva organización, el movimiento katarista trabajó para conquistar la Confederación Campesina ya existente desde el nivel local hasta la directiva nacional para no alejarse de sus bases comunales.
Al principio lograron dos o tres sindicatos en la provincia (Ayo Ayo, Sica Sica, etc.). Después, en un congreso convocado por los dirigentes del Pacto Militar Campesino, realizado en Aroma, lograron tomar la central provincial. Al poco tiempo ganaron la federación del departamento de La Paz, y el 2 de agosto de 1971 la Secretar¡í Ejecutiva de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB).
Organización independiente
Aunque interrumpidos por el golpe de estado del Gral. Banzer el 21 de agosto de 1971, a los pocos d¡ís del congreso de Potosí, los esfuerzos de organización independiente se reinician el 10 de enero de 1974, esta vez en la Federación Departamental de Cochabamba. Diez d¡ís después, los campesinos se levantaron en contra del gobierno en protesta por el congelamiento de los precios de productos agropecuarios, mientras la gasolina, los productos industriales e importados duplicaban sus precios.
En Epizana y Tolata, los campesinos fueron masacrados mientras realizaban bloqueos de caminos, que también eran en protesta por los asesinatos, desapariciones, presos, exilados, perseguidos por el nefasto régimen. La masacre desenmascaró a la dictadura y sirvió para que los campesinos desconocieran el "Pacto Militar Campesino", que se refleja en la posterior reorganización del katarismo en La Paz.
Unidad Nacional
En 1977, varias Sub-Centrales cantonales y centrales provinciales rompieron con la CNTCB manejada por el gobierno, y en Ayo-Ayo, Genaro Flores retomó la conducción del movimiento sindical campesino.
A comienzos de 1978, se realizó el IX Congreso de la Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupaj Katari, donde se reconoció a la COB como organización matriz de los trabajadores del país y se rechazó definitivamente el "Pacto Militar Campesino". Y finalmente el 26 de junio de 1979, bajo los auspicios de la COB, se realiza el primer Congreso de Unidad Campesina, en el cual se constituye la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia.
La CSUTCB tiene su prueba de fuego en las jornadas de noviembre de 1979 en defensa de la democracia y posteriormente en el bloqueo nacional contra el paquete de medidas dictadas por la presidenta Lidia Gueiler en diciembre.
De la FNMCB"BS" a CORACA
A raíz del papel decisivo que muchas mujeres habían tenido en diversos bloqueos, todavía en la época de dictadura, en 1977 empezaron los primeros sindicatos de mujeres. Después, en 1978, hubo un congreso departamental de La Paz y el 10 de enero de 1980 se realizó el I Congreso Nacional, del que surgió la Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia "Bartolina Sisa" (FNMCB"BS"), popularmente conocidas como "las Bartolinas".
Luego en el III Congreso de la CSUTCB, en que por primera vez se propone un estado plurinacional, se aprueba el Proyecto de Ley Agraria Fundamental, que debería reemplazar la Ley de Reforma Agraria de 1953, pero que fue rechazado por los diferentes Parlamentos.
En julio de 1983, la CSUTCB crea la Corporación Agropecuaria Campesina -CORACA, cuya personería jurídica fue aprobada por el gobierno de Hernán Siles S. el 23 de abril de 1984.
La lucha de los productores de la sagrada hoja de coca
Ante la creciente represión de la DEA norteamericana, la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (UMOPAR), policías y militares, a finales de los 80, los productores de la hoja de coca del Chapare multiplican sus protestas, canalizadas a través de sus organizaciones sindicales. Contra la militarización organizan asambleas, reuniones masivas y sobre todo forman sus Comités de Autodefensa.
En medio de la movilización campesina quechua-aymara durante los últimos años, ha crecido la importancia de los productores de la hoja de coca dentro de los pueblos originarios y campesinos. Han desarrollado su propia identidad y ha ido ampliando su capacidad de influencia y liderazgo en el conjunto de la organización indígena y campesina del pais.
A través del Comité de Coordinación entre las cinco federaciones de productores de coca del Trópico cochabambino y las cinco federaciones de productores de coca de La Paz, han estado realizando sus propios encuentros nacionales desde 1988 y elaborando sus propios planes y propuestas alternativas.
La Asamblea de Unidad de las Naciones Originarias
En el año 1990, entran en la agenda las luchas por territorio con la marcha de más de 750 kms realizada en agosto de ese año por los pueblos amazónicos desde el Beni hasta la ciudad de La Paz. Allí se sella la alianza entre pueblos amazónicos y andinos, que hace reconocer el derecho al territorio de los pueblos chimanes y sirionó del Beni.
Para 1992, nos planteamos la Asamblea de Unidad de las Naciones Originarias para recuperar nuestra historia, memoria, pensamiento, identidad y territorio y avanzar hacia la independencia definitiva de nuestros pueblos por los caminos que nos han dejado como herencia nuestros héroes y mártires como Tupaj Amaru, Tupaj Katari, Apiawayki Tumpa y muchos más.
El 12 de Octubre de 1992, confluyeron en las principales ciudades del país grandes marchas de cientos de miles de indígenas y campesinos, llegados a veces después de muchos kilómetros de caminata. Las wiphalas ondeaban por doquier, más que nunca antes. No habían banderas bolivianas, sólo wiphalas.
En La Paz, se volvió a cercar la ciudad - a los dos siglos del cerco de Tupaj Katari - en una toma simbólica pero pacífica del centro de poder. Toda la plaza Murillo estuvo fuertemente cercada por miles de andinos, con sus ponchos, pututus y wiphalas, y representantes de los principales pueblos indígenas del resto del país. El sistema colonial iba quedando cercado una vez más.
Por coca y territorio
Como parte de la lucha milenaria de nuestras naciones y pueblos originarios, realizamos dos grandes marchas en 1994 y 1995 en defensa de la hoja de coca y las condiciones de vida de los productores y las productoras de coca, que significaron la consolidación y la cohesión de nuestras organizaciones naturales.
Recién acabamos de culminar más de dos años de lucha contra la mercantilización de nuestras tierras con la "Marcha del Siglo" desde todos los rincones de Bolivia, desde las tierras bajas de Beni y Santa Cruz, desde Potosí, Chuquisaca, Cochabamba, y desde las diferentes provincias orureñas y paceñas. Después de más de un mes de caminata, llegamos más de 50.000 personas el 26 de septiembre al sede de gobierno, así retomando las luchas de nuestros abuelos, de Tupaj Katari y Tupaj Amaru, por reconquistar el territorio y volver a ejercer nuestra soberanía.
Estamos construyendo nuestro propio Instrumento Político
En los últimos años, hemos estado llevando adelante la construcción de nuestro instrumento político en el seno de nuestras organizaciones naturales, para que nazca desde cada compañero consciente y comprometido en nuestras comunidades y sindicatos. Con el instrumento político participamos de las últimas elecciones municipales de diciembre del 95, donde logramos la elección de once alcaldes y 49 concejales en el departamento de Cochabamba mediante la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP). Y en otras partes del país logramos la elección de otros m á alcaldes y concejales originarios bajo diversas siglas electorales. Este instrumento político responde al movimiento campesino, las naciones originarias, el movimiento obrero y el conjunto del pueblo explotado y oprimido, y parte de nuestra lucha contra la opresión de los m s de 500 años, de nuestras experiencias y las propuestas políticas, protestas y pliegos lanzados por las organizaciones campesinas y originarios.
En todos los escenarios y durante todo el tiempo
A partir del I Congreso de Santa Cruz en 1995 y el II Congreso de Potosí en 1997, el instrumento político entrar a la arena política desde la nación originaria y para la nación originaria, bajo un control estricto a sus representantes y a través de cada comunidad, tenta y sindicato, de cada Subcentral, Central, fábrica, ingenio, Federación y Confederación. En el instrumento político de los pueblos y la nación originaria, vamos a recuperar el territorio, porque el territorio encierra la vida misma, nuestra cultura, nuestra religiosidad andina, nuestros recursos naturales renovables y no renovables, la educación, la economía, la medicina y la sagrada hoja de coca. El Instrumento Político promueve todas las formas de organización de nuestro pueblo para enfrentar a los opresores, sean bolivianos o extranjeros, en todas las formas posibles, en todos los escenarios y durante todo el tiempo hasta extenderse en todo el país y más allá del país, en toda la región andina y amazónica del Abya Yala.
La lucha sindical ha nacido de la lucha obrera en Europa
Resumiendo nuestra historia, vemos que la organización y la lucha sindical fue "adoptada" de la experiencia de nuestros hermanos obreros, algo que nos impuso la casta dominante y terminó de consolidar especialmente durante los primeros años después de la Revolución de 1952. A pesar de que la habíamos adoptado, hay que entender que la lucha sindical ha nacido de la lucha obrera en Europa, en los países capitalistas y coloniales donde han abandonado desde hace tiempo la vida comunitaria. Por eso, en la práctica el sindicato obrero es diferente al sindicato campesino, y más aŁn a las autoridades originarias y nuestra forma de organizarnos en el Ayllu. Como la lucha sindical nos fue impuesto desde arriba, su forma de organización y de lucha se enraizó en primer lugar en la Confederación, las federaciones departamentales y regionales, y en las centrales. Pero, en las comunidades y en las subcentrales, el sindicato sólo impuso su nombre, mientras nuestra propia organización comunal quedó casi como siempre había sido. Ya que antes de que "adoptamos" la lucha sindical, nuestras movilizaciones se realizaban, y aún se realizan en algunas regiones, bajo nuestras organizaciones propias, tradicionales, como los ayllus, cabildos, etc.
Es nuestro propio gobierno comunal
Por ello, en la organización sindical campesina no hemos asumido a pié de letra la lucha sindical obrera. El sindicato campesino es en primer lugar nuestro propio gobierno comunal (e inter - comunal). En el sindicato nos organizamos nuestra vida productiva y social, manejamos las cosas de la comunidad, regulamos las relaciones internas, resolvemos asuntos de tierras, y nos relacionamos con las autoridades regionales. En ello llegamos incluso a administrar justicia según los códigos no escritos de la tradición andina. En ese sentido, no existe un conflicto de fondo entre el sindicato campesino y la organización tradicional del ayllu. En el sindicato, las autoridades comunitarias se turnan a partir de la elección dentro de una asamblea de los afiliados al sindicato. En los lugares donde subsisten nuestras autoridades tradicionales, el turno es más "obligatorio" y sigue el ciclo agrícola.
Ser autoridad es un servicio a la comunidad
Más, en la mayoría de nuestras comunidades, ser autoridad es un servicio a la comunidad, que debe prestarse rotativamente y no es para "acaparar" cargos. Fue el MNR, seguido por el Pacto militar campesino, que inició ese nefasto costumbre, en el cual el cargo comunal sea en primer lugar un herramienta de "ascenso". Lo reivindicativo es un espacio más dentro del sindicato agrario. Entra allí desde "nuestra propia cancha", como una acción más o menos masiva de nuestras comunidades en nuestro propio terreno, tal vez en la propia asamblea ante un visitante o en la marka común de todos nosotros, frente a los "vecinos". En cambio, en la Confederación y las federaciones, desaparece casi totalmente el rol de gobierno comunal y pasan a un primer plano las reivindicaciones frente al Estado y el sistema capitalista que nos oprime, donde, además, estamos jugando ya en "otra cancha".
La lucha sindical nos niega lo propio
En la Confederación y las federaciones, la lucha sindical sólo nos ha servido para convivir en el sistema republicano. No lo hemos asumido como un fin en sí, sino como una forma de lucha para mientras. En este sentido, la lucha sindical nos está adormeciendo, y nos quiere "civilizar" para que seamos igual que los q'aras. Al servicio de los partidos políticos de derecha e izquierda, de "nacionalistas, revolucionarias y reaccionarias", la lucha sindical nos niega lo propio. la lucha sindical nos hace dependientes del gobierno, oficialistas; nos hace dependientes de los partidos políticos, que nos rebajan a pongos políticos y limita nuestra autonomía: nos hace apolíticos y amarillos, y sólo servimos a nuestros enemigos; nos hace que sólo busquemos regalos y dádivas de los poderosos, lo que fomenta la división y el clientilismo. Por ello, no debemos contentarnos con pedir al gobierno, sino luchar por tierra y territorio, por hacer vigentes nuestros derechos ancestrales y nuestras autoridades originarias. Esto no sólo para cambiar de nombre o indumentaria, como otros pretenden entender y practicar. Tampoco para reformar el sindicato y la comunidad como plantean los partidos políticos. Sino para recuperar nuestras propias formas de vivir y de pensar en el Ayllu-Marka, en la Tenta-Tekoa, como eran nuestras formas de organizarnos de los Andes, los Llanos Orientales y el Chaco.
Proceso del sindicalismo en el campo de Bolivia
EL COMITE EJECUTIVO NACIONAL DE LA C.S.U.T.C.B.
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