Rulo/Sebastian Hacher/ Pablo Indio (29/01/2003 01:30)
http://bolivia.indymedia.org/es/2003/01/693.shtml
Casi 28 horas de viaje en un micro sin refrigeración, de esos que van a zonas no-turísticas, nos acercaron a La Quiaca, para cruzar la frontera caminando, mochila al hombro, hasta la ciudad de Villazon, del lado boliviano. Asi llegamos.
Casi 28 horas de viaje en un micro sin refrigeración, de esos que van a zonas no-turísticas, nos acercaron a La Quiaca, para cruzar la frontera caminando, mochila al hombro, hasta la ciudad de Villazon, del lado boliviano. La primera sensación que se tiene es que la América India nos golpea con toda su fuerza. Una sensación que se va sintiendo paulitinamente mientras nos vamos acercando al norte, pero que ya en la Quebrada de Humahuaca, La Quiaca y en territorio boliviano, se vuelve terminante y contundente. Un clima de opresión, de pobreza extrema teñida por culturas mantenidas a lo largo del tiempo como unica forma de sobrevida, pero a la vez de una belleza y un orgullo casi mágicos.
Allí vivimos una mañana y una tarde completas sin nada que hacer, esperando que a las seis de la tarde un micro nos lleve primero a Potosí, con el objetivo de llegar a Oruro y, nuestro principal destino hasta el momento, Cochabamba.
Maravillas de latinoamerica; salimos el sábado por la noche, y hoy martes recién llegamos a Potosí, por obra y gracia de la lentitud del transporte.
Es un viaje casi no planificado, movido por el hormigueo de querer contar lo que los medios no cuentan; de querer mostrar al mundo como este bravo pueblo boliviano se levanta, sangra y lucha para sobrevivir. Vinimos, casi sin pensarlo, gracias al esfuerzo y la solidaridad de varios compañeros que en unos pocos días reunieron lo necesario para que podamos venir. Tenemos, por el momento, dos objetivos; el primero es hacer nuestro trabajo, lo mejor que podamos; mostrar todo lo que los medios ocultan y tergiversan, y vaya si en bolivia es necesario hacerlo. El segundo, quizás el mas importante, es trabajar junto con los compañeros de Indymedia Bolivia, que vive en condiciones mas que dificiles, para que este país hermoso también tenga una fuerte red de información alternativa.
Asi que este es nuestro primer reporte, luego de tres días casi sin dormir cruzando el país de lado a lado y rompiendo las fronteras, como bien sabe hacer la solidaridad de los pueblos.
Los diarios de Potosí editorializan hoy sobre "la cultura del bloqueo" y apelan a los empresarios que "tiene la obligación" de ponerse firmes para terminar con esas "olas de convulsión social que asolan al país". En el camino a Villazón, un trabajador nos cuenta que ahora "que se hizo costumbre reclamar, todo el mundo reclama por lo suyo". Lo primero que uno quiere ver, cuando llega con nuestras intenciones, es precisamente eso; como luchan los trabajadores y campesinos bolivianos.
Villazón es un pueblo pequeño, cuya principal industria es la frontera misma; pequeños comerciantes, un ejercito de nenes de 5 a 8 años lustrando botas o vendiendo helado, y transporte para ir hacia otros puntos del país. No parece haber mucho mas que hacer en el pueblo; militares y jóvenes sin destino bebiendo en la plaza terminan de completar el panorama.
Salimos de allí a las 6 de la tarde para recorrer 300 km en 12 horas, ya que la mayoría de las rutas del país son de tierra. Con el equipaje en el techo del micro y gente parada desde el principio de trayecto, el viaje se puede resumir como una montaña rusa con un paisaje hermoso alrededor. Son kilometros de selva seguida de zonas aridas; pequeños pueblos integramente de adobe olvidados y semi destruidos; familias de campesinos y crianceros viviendo totalmente aisladas, cruzado todo por una ruta donde cada acantilado amenaza con llevarse el micro con pasajeros, conductor y equipaje incluidos.
Después de acostumbrarnos al vertigo de estar siempre al borde del abismo, logramos por fin dormir y solamente nos sobresaltamos cuando sentimos fuertes explosiones. El micro estaba parado junto con otros cuatro mas , pero nadie se movía de su lugar; estabamos frente a nuestro primer piquete.
Salimos esquivando a la gente que dormía en el piso, y mientras amanecía contra los cerros, nos fuimos acercando a lo que a primera vista parecía un bloqueo desierto; barricadas de piedras, montañas de tierra y algún pedazo de arbol era todo lo que impedía el paso.
El poblado consistía en apenas un puñado de casas de adobe, algunas semidestruidas, sin ventanas y con techo de paja, rodeadas de pequeños corrales de piedra, con pocos animales y algunas plantaciones de habas, trigo y maíz.
En el segundo piquete, también una barricada de piedras, un hombre de poncho marrón y gorrito norteño estaba sentado a un costado del camino, casi durmiendo; apenas respondió nuestro saludo, y sólo nos dirigió la palabra luego de una sintética charla con sus dirigentes.
El piquete era de unas cien personas, todas habitantes del pequeño pueblo llamado La Lava. Los hombres y mujeres, divididos en grupos, descansaban al sol contra las paredes de algunas casas, incluyendo a un grupo de Aymaras que habían venido de otro poblado como refuerzo.
Las reinvindicaciones consistían en pedir asfalto para la zona -algo que luego de viajar por esas rutas, no se puede mas que apoyar- y una solución para el agua que llega, gracias a los desechos de una mina cercana, inutilizable para el consumo humano o animal.
El piquete era inflexible, y el hombre sentado a la entrada del bloqueo resultó ser uno de los encargados de hacer detonar cada determinado lapso de tiempo un cachorro de dinamita. "Alejarse" era la voz de alerta antes de cada explosión, voz que se repitió varias veces cuando los choferes del micro intentaron ir a "negociar" el paso con 50 personas. Nosotros, obviamente, quedamos de lado de los bloqueadores.
-Nosotros no vamos a dejar pasar a nadie, sobre todo porque nos ofendieron ofreciéndonos dinero, explicaba uno de los delegados. Anoche vinieron 50 policías y nosotros no nos fuimos; no tenemos miedo a nada, por que si no nos solucionan esto nos morimos.
Luego nos contaron que ya sabían que había comenzado el diálogo entre las organizaciones lideradas por Evo Morales y el gobierno, pero como ellos tenien sus propios reclamos, no pensaban dar ninguna tregua. Los rostros duros de esos hombres y mujeres silenciosos, las ropas típicas; ponchos y gorritos norteños para los hombres, sombreros negros de copa, polleras largas de varias capas, y mantas para llevar a los wawas o el equipajes las mujeres, el frio de la mañana y las detonaciones esporádicas demostraban que conspiraban en serio.
Se nos permtió tomar algunas fotos, todo el mundo accedió a conversar pero nadie a hacer reportajes, y se nos trató con fraternidad pero con desconfianza, como es lógico que se trate a un recién llegado.
Finalmente, cuatro horas seguimos viaje, un poco caminando, otro poco en colectivo; volvimos a la ruta como laberintos mortales, dejando atrás a ese pueblito perdido que lucha por sobrevivir.
Llegamos, calcinados por el sol y el sueño, con el solo objetivo de recuperar fuerzas para seguir. Descansamos, con la alegría de saber que, a poco de llegar, nos topamos con un pedazo minúsculo, pero pedazo al fin, de la lucha de un pueblo.
El acta acuerdo, firmada de puño y letra por Evo Morales, diputado del MAS y dirigente cocalero, y por Sánchez de Lozada, el presidente del país, dio comienzo al diálogo, con el objetivo de "contribuir a crear un clima propicio al desarme espiritual, deponiendo toda acción que genera controntación y violencia" (texto del acta). Firmado luego de 15 días de bloqueos de ruta y mas de 18 muertos, el acuerdo para sobre los temas a tratar (ALCA, venta de gas e hidrocarburos, el problema de la coca, empresas capitalizadas y tierra y territorio) parece haber puesto paños frios a la protesta.
En el día de hoy, luego de idas y venidas, Evo Morales anunció en conferencia de prensa el levantamiento de los bloqueos, dejando vigilias sobre las rutas como prevención ante un fracaso . Sobre el "Mallku" Quispe, que había anunciado bloqueos para el 30 en la zona de los Yungas, no hemos tenido acceso a noticias en el día de hoy
Los bloqueos, que estarían siendo levantados en el día de hoy, no dejarán inmediatamente las rutas transitables; la intesidad que tuvieron y la cantidad de barricadas, obstaculos y voluduras implican un trabajo de reconcionamiento y limpieza que podría tardar unos días mas.
Otros de los problemas, además de la fragilidad de las respuestas del gobierno, es que además de los quince reclamos que originaron los bloqueos, existen infinidad de reclamos regionales, como el reclamos de La Lava, que cruzamos hoy; todas las zonas del país parecen tener su propio pliego regional.
Las mesas de diálogo, que comenzarán a funcionar a partir de hoy, lo haran en Cochabamba (ALCA, Tierra y Territorio, Coca y Derechos Humanos) y en La Paz (Gas e Hidrocarburos, Capitalización y Presupuesto).
Como se trata mas de una crisís económica, política y social que de reclamos parciales, es lógico que todo el tiempo estallen conflictos mas o menos agudos, a pesar de cualquier tipo de tregua. Los trabajadores mineros, por ejemplo, reclamaron hoy la renuncia del viceministro de minas, por no atender ninguno de sus reclamos.
Los reclamos de la FSTMB (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia) consiste en "la reactivación de la minería metalúrgica, la estabilidad laboral, la reposición de una sede sindical destruía durante el golpe de estado de 1980 y reponer el ministerio de minería." . Si no se cumplen los reclamos, declararon los dirigente sindicales "el 3 de febrero comenzarán las medidas de presión en las ciudades de Oruro, Potosí y otros centros mineros".
Y mientras tanto, 150 trabajadores mineros de Andacaba y sus familias comenzaron una huelga por tiempo indefinido, ya que los empresarios no cumplieron un convenio firmado en diciembre, que implica el pago de sueldos atrazados y la provisión de materiales de trabajo. Aquí también hay un signo de los tiempos de como viven los funcionarios nacionales aquí; el encargado de resolver el conflicto es el Viceministro de asuntos sociales.
Por hoy, y quizás hasta el jueves, es todo lo que podemos contar. Nos espera adentrarnos mas en este territorio hermoso, mil veces golpeado y mil veces vuelto a levantar. Disculpen las impresiones; todavía falta dormir y empaparnos mas del presente está por venir.
un abrazo cruzando el Altiplano
Rulo
Sebastian Hacher
Pablo Indio ((i))
PD: las fotos estan aca:
http://argentina.indymedia.org/news/2003/01/78997.php
(por falta de tiempo no las publicamos también aquí)