Mientras la derecha y el neoliberalismo han logrado vadear las corrientes más fuertes y siguen aplicando, a su gusto, el programa antinacional y antipopular, el MAS se va tornando en una fuerza electorera y un informe movimiento populista. El invento del Estado Mayor del Pueblo lo único que consigue es asustar a algunas viejas beatas y dar pretextos a la derecha y el imperialismo.
Comparando los tensos días del 12/13 de febrero, en los que los acelerados de siempre creían que podría producirse "el asalto al cielo", nos encontramos con que las aguas han vuelto a su cauce. Hoy, si no fueran los oscuros hechos de el Chapare, diríamos que reina una calma chicha. El asustado Sánchez de Lozada (SdL) ha vuelto a moverse más tranquilo; sus temores paranoides (de que todo el mundo quería matarlo, o por lo menos defenestrarlo del Palacio Quemado) se han apaciguado. Ha vuelto a viajar al MERCOSUR (Montevideo) para aparentar que está con la integración latinoamericana, pero es el presidente que más ha insistido en que hay que suscribir el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), con el tiburón norteamericano incluido. Se ve que sobre él y el chileno Lagos (las sardinas) el diktat de la Casa Blanca funciona plenamente; tanto, que nos han revelado que hasta fin de año se firmará un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y Bolivia. No es ningún acuerdo que hubiera surgido del interés y las necesidades de los pueblos boliviano y chileno. Nada de eso; la inspiración viene de los EUA y los organismos financieros internacionales. Recordemos que con bombos y platillos Chile ya ha firmado un TLC con los EUA. Ahora, parte de las desventajas de Chile ante los EUA se las descargará sobre los escuálidos hombros de la economía boliviana.
Comentando un poco más del viaje a Montevideo, hay que ver cómo quedó, SdL, opacado ante la rutilante figura de Hugo Chávez que, sin ser del MERCOSUR, llegó y se mandó el discurso más importante y más vibrante acerca de la integración latinoamericana. En el aeropuerto los periodistas ni siquiera notaron que llegó SdL, el que, según los reporteros un poco venenosos, fue despachado a su hotel en un bus con toda su delegación.
Pero volvamos al título de nuestro artículo. En los días febrero cuando todo los antineoliberales y antigonistas se sentían entusiastas con la respuesta espontánea de las masas ante el brutal paquete que se conoció como el "impuestazo" y que concluyó con la retirada desordenada del Ejecutivo, el MAS planteaba, poco menos, que "el momento había llegado". Apenas unos días después de pregonar la instauración de un juicio de responsabilidades a SdL y obligarlo a abandonar el gobierno, la táctica masista cambió bruscamente.
Los desbordes del 12/13 F habían restado pujanza al impulso popular; el contraataque fue cruento y brutal. La derecha en su conjunto y el gobierno fueron reponiéndose del susto y comenzaron a ajustar las tuercas de su sistema de control social, es decir de represión.
De otra parte el MAS había entablado una aguda competencia con Nueva Fuerza Republicana (NFR); y ésta, aunque aparentaba seguir en una cerrada oposición al gobierno (e inclusive conspiraba), estaba en permanentes tratativas con el oficialismo e interconectado a la embassy. Por lo que se sabe, las tratativas culminarán en un pacto y acaso con la entrada, de la fuerza que capitanea Reyes Villa, al gabinete de SdL. Tampoco había acuerdos con el MIP de Felipe Quispe. Las coincidencias y declaraciones paralelas, de inconmovible firmeza ante los poderes neoliberales, eran fugaces y poco consistentes.
Evidentemente, el MAS no tenía (ni tiene) una política de aliados y su visión acerca de la correlación real de fuerzas era, en el mejor de los casos, miope. Su lectura del estado real de las instituciones (ejército, policía y parlamento) era (y es) muy superficial. No tiene ni idea hasta dónde van los mecanismos de control institucional y la formación de sus cuadros que los hace, en ultima instancia, custodios del sistema y del régimen. Tampoco calculan a cabalidad cuándo, en qué circunstancias y quiénes son los que, en esas instituciones, pueden dar un vuelco a la situación. Por el contrario, el vuelco, si así se puede llamar a la maniobra entrista de la Vanguardia Institucional Mariscal de Ayacucho (VIMA), lo producen un conjunto de policías jubilados que toman el control de importantes palancas de la inteligencia y la seguridad estatal. Lo más grave es que este acuerdo vuelve a colocar, en puntos clave de la seguridad (represión y espionaje) estatal, a personajes con un alarmante file de servicios para la embassy y una mentalidad fascistoide a toda prueba.
Tampoco hubo ninguna coordinación con las organizaciones sindicales y sociales. La burocracia sindical que trabaja para el gobierno convocaba, por cuerda separada, a marchas, movilizaciones y paros que, antes que fortalecer al movimiento social, lo sumergía en la disparidad y la turbidez. La única conclusión posible es que el MAS tiene alguna organicidad meramente táctica, pero ninguna organicidad estratégica.
Surge el Estado Mayor del Pueblo
Por último, en ese período es que surge el llamado "Estado Mayor del Pueblo" (EMP). Tremendo nombre para una "instancia de dirección" que nunca se supo sobre qué cimientos se construía, quiénes realmente lo integraban y cuáles (lo que es más importante) eran los mecanismos de toma de decisiones y cómo se las llevaría a la práctica. Si nos ponemos a pensar cómo surgió la idea de un "estado mayor" y conocemos los sucesos en su intimidad, veremos que en realidad era el producto de una interpretación torcida y ligera, casi pueril, de una necesidad real de quienes se oponen al actual régimen. En realidad, la idea que se planteó fue la de unificar las fuerzas populares en una sola dirección y el establecimiento de una conducción unitaria y coherente; es a eso alguien le llamó "una especie de estado mayor". Los fogosos de siempre que al escuchar estos vocablos ardientes no caben de contento, tomaron el nombre y se lo chantaron a una reunión en la que, sin ningún orden y ningún mandato real (consultado y asimilado por las bases), se autoproclamó la conductora de las fuerzas revolucionarias que darían al traste con el neoliberalismo, en un tris.
El resultado más directo, de la algarabía por de la existencia de un EMP, fue alarmar y darles pretextos a las fuerzas más reaccionarias y separatistas, sobre todo de la capital oriental que, como es "normal", comenzaron también a organizarse y a mostrar los dientes, pavoneándose de su capacidad de respuesta a los "vándalos". Es prácticamente una regularidad que ante una situación de amenaza (real o ficticia) para las clases dominantes e inclusive para las capas medias - que tienen una sensibilidad hipertrofiada ante el desorden y el futuro incierto - tiendan a reaccionar clamando la "instauración del orden", que es la mejor base mental y psicológica para la prosperidad de las ideas autoritarias y fascistas.
El ampliado de Sucre.- A fines mayo y comienzos de junio se reunió en Sucre un ampliado del "Estado Mayor del Pueblo" (EMP). No existió una convocatoria precisa ni un orden día anteladamente conocido. Asistieron unas 100 personas en "representación" de organizaciones campesinas, gremiales y algunas centrales obreras, como las de Sucre, Cochabamba y La Paz y algunos dirigentes fabriles. También asistió una buena parte de la brigada de parlamentaria del MAS. En calidad de expositores estuvieron intelectuales como Prada Alcoreza y algunos, menos conocidos, como Héctor Arce que disertó sobre el tema de la asamblea constituyente. Todos, en realidad, tenían el carácter de invitados. Fue resaltante la presencia de una serie de funcionarios y encargados de ONG's. Como tal el ampliado no tenía las características ni de una reunión sindical ni de un partido político por la representatividad y el carácter de los participantes. Era una suerte de asamblea, muy ajustada al asambleísmo que impulsan como método de toma de decisiones, sobre todo los que proceden de las aguas del anarquismo y el anarcosindicalismo. Fue la fiesta del "asambleismo y la horizontalidad".
MAS ¿a dónde vas?
Pero todo lo anterior son detalles. Lo más importante es el "clima ideológico" que predominó en la reunión. Fueron muy frecuentes e insistentes las propuestas que propugnaban la sustitución de la COB por el "Estado Mayor" y la franca asignación de papel de vanguardia social al campesinado, pero no como estructura social, sino como conglomerado étnico. El segundo elemento en importancia es el tácito rechazo a las posiciones marxistas y la adopción de la "cosmovisión andina" como la ideología básica del EMP.
Obviamente esto no se traduce, porque resultaría muy burdo, en los documentos de trabajo resultantes de la reunión y "a discutirse por las bases" para su aprobación definitiva. Por eso mismo quedan en la nebulosa los reales planteamientos programáticos y la estrategia y la táctica para la construcción de un Estado multinacional, plurilingüe, socialista, comunitario y democrático como lo proclama su principal resolución. En suma, no hay claridad en nada. Mientras por un lado se plantea - se supone - la transformación radical de la sociedad capitalista boliviana (y debe haber gente que sí lo quiere así) por otro lado la táctica (no explicitada) es "ganar" las elecciones municipales. Es decir, entrar en la vía del electoralismo más puro y recalcitrante y en definitiva en el juego de la derecha y del imperialismo, si simultáneamente no se plantea una estrategia que cuestione al régimen y al actual gobierno. Por todo ello es necesario preguntarse a dónde va el MÁS. Todo lo que está haciendo hasta el momento es insatisfactorio para las expectativas que ha creado y en cierto modo para las responsabilidades que hay que afrontar en un momento crucial de la lucha de clases y la batalla contra la fase neoliberal del capitalismo y el imperialismo.