Felipe Quispe se niega a aceptar que su influencia en el movimiento campesino del altiplano se está disolviendo, pero reconoce que el bloqueo de caminos no prosperó por la acción de los militares y policías que controlan las carreteras y por la influencia política del Movimiento al Socialismo en Achacachi.

El líder de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Felipe Quispe, siente que el control del movimiento agrario se le va de las manos y ahora deja la determinación sobre el inicio del bloqueo de caminos en manos de un ampliado nacional.

"Somos democráticos y la CSUTCB determinó que el ampliado sea el que determine qué acciones seguir. En ese encuentro jalaremos las orejas a los ejecutivos departamentales. Vamos a autocriticarnos. Si han recibido plata para no sacar a los compañeros, tienen que decirnos", decaró el "Mallku", consultado sobre el desacato campesino a las instrucciones de empezar el bloqueo de caminos el lunes 21.

Cambio de estrategia

Felipe Quispe reconoció que la presencia de las fuerzas policiales y militares en al menos cuatro puntos del altiplano evitó la instalación de los bloqueos, y aclaró que los campesinos no quieren enfrentamientos.

Quispe explicó que la presencia militar contrarrestó al "plan pulga", pero anticipó que los campesinos tienen un as bajo la manga: la aplicación del "plan qamake" (zorro), cuyos alcances no quiso explicar por razones de "estrategia". El polémico líder agrario dijo que la aparente debilidad de las medidas de presión no son sino un ardid para engañar al enemigo y que en cualquier momento las carreteras amanecerán "alfombradas" con piedras.

Sin embargo, Quispe también responsabilizó del fracaso del bloqueo de caminos a la acción política de los partidos oficialistas y aun del Movimiento al Socialismo, que tiene "dirigentes comprados" que hablan con la gente para evitar que las carreteras amanezcan bloqueadas de conformidad con el instructivo emitido el fin de semana por la CSUTCB.