La marcha de los campesinos de Río Abajo no logró trasponer el cerco de la Policía y el Ejército en la salida de Mallasa. Hubo gases y dos personas resultaron con heridas de balines en las piernas. En respuesta, efectuarán un bloqueo económico por caminos y contra la venta del gas.
Los gases: efectivos del DP-5 dispersan la marcha de los campesinos de Río Abajo cerca a la cancha Litoral
Juan René Castellón
fotos: Javier Paz
Una columna de cinco mil campesinos de Río Abajo avanza por la avenida Florida de Mallasa (25 Km de La Paz). Delante de ellos se desplaza una compañía del Distrito Policial 5 de la zona Sur. Los marchistas proclaman con ironía que los uniformados se sumaron al pueblo como el ex mayor David Vargas. Una quimera.
Los policías no están con los movilizados, como el 12 y 13 de febrero, fechas que recuerdan los campesinos, sino que acatan órdenes del gobierno, y su instrucción es detener la marcha en la loma de la cancha Litoral, a la salida de Mallasa.
Son las 10.30. La caminata llega a la loma. El comandante del DP-5, coronel Fernando Peláez, ordena a sus subordinados detenerse. "No avanzar ni un paso más". Da media vuelta y se acerca a la cabeza de la marcha.
"Ya han hecho su marcha simbólica. Ahora, retirarse".
Una hora antes, en una reunión realizada en Mallasa, el coronel Peláez prometió a los campesinos que permitiría que lleguen a la ciudad. Incluso dijo que los escoltaría y que pediría una ambulancia.
"Es una marcha pacífica. Han dicho que nos iban a dejar pasar. Estamos reclamando cosas justas, para todos, para ustedes también", responde uno de quienes encabezan la columna.
Los campesinos marchan en contra de la venta del gas, del ALCA y la Ley de Seguridad Ciudadana, y piden caminos y puentes para la zona.
Hombres y mujeres se mezclaron con los uniformados. "Ustedes también son del pueblo". Los policías se desordenan, miran al infinito. El coronel Peláez grita una y otra vez: "Ponerse firmes". Para evitar el desborde, le ordena a uno de ellos: "Dispare al medio".
Las negociaciones
El jueves en la noche, una comisión de dirigentes de varias subcentrales de la regional de la provincia Murillo se reunió con el ministro de Asuntos Campesinos, Guido Áñez, en su despacho. La autoridad prometió atención de los pedidos regionales: construcción de puentes, mejoramiento de la carretera hasta Zona Zona y apertura de vías vecinales. Los dirigentes pidieron un documento.
Áñez aseguró que lo presentaría en un encuentro con los campesinos programado para las 08.30 de ayer en Mallasa. A la reunión debían asistir cuatro ministros. Una falsa promesa.
A esa hora sólo arribó el ministro de Obras Públicas, Carlos Morales, quien repitió los compromisos y añadió que el martes 23 ingresará la maquinaria para los caminos. Los campesinos querían documentos.
A medida que la discusión se prolongaba, los comunarios presionaban más. Morales abandonó la reunión y la Policía no pudo frenar el avance multitudinario hasta la loma de la cancha Litoral.
La muralla
Los gases surcan los cielos. Los campesinos descienden la cuesta hacia Mallasa. Los policías toman las montañas y continúan disparando. Se acerca una compañía de la Policía Militar (PM) de la Fuerza Naval que estaba agazapada en la curva de ingreso a Mallasilla. Llega el comandante de la Policía, general Jairo Sanabria, quien minutos antes dispersara una marcha de vendedoras del mercado Belén.
En medio de la refriega se oyen llantos y gritos de una anciana que quedó en medio de los policías. "No disparen. Sólo queremos ir a La Paz, como les llevamos nuestros productos. Dios mío, ahí están nuestros hijos". Es la impotencia.
Los dispersados campesinos rompen los parabrisas de dos camiones recolectores de basura de Clima. Dos personas caen con heridas en las piernas, causadas por disparos de balines: Raúl Gonzales (42 años) y Vicente Torres (28 años).
No saben qué hacer. No tienen piedras, no tienen un plan para enfrentarse a los uniformados. Lo más que logran es reunir agua para apagar los gases, que llueven sobre de ellos.
"Nos han distraído. Han dicho que esperemos, todo ha sido un engaño", protesta un dirigente que participó en las negociaciones.
La respuesta
Media hora después los policías dejan de disparar y los campesinos se agrupan paulatinamente media cuadra arriba de la sede de la Asociación de Periodistas.
En improvisada asamblea surgen las protestas: "Nos han provocado". "Tenemos que responder". "Vamos al bloqueo económico y al bloqueo de caminos". "Tenemos que hacernos sentir". "No puede quedar así".
A las 14.00, las tres subcentrales agrias de Río Abajo, Taypiplaya, Palomar y Huaricana, deciden empezar un bloqueo económico. Ya no enviarán sus productos a la ciudad y quedarán concentrados en Mallasa para vigilar el cumplimiento de la medida hasta ser atendidos.
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