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indymediaEl Cerco a La Paz se consolida
indyLa Paz (25/09/2003 11:25)
http://www.bolivia.indymedia.org/es/2003/09/2671.shtml

El levatamiento aymara se expande en el Altiplano. El rechazo a la venta del gas y las demandas y conquistas comunarias explica la estrategia Añutaya.

El cerco a La Paz se consolida

Nuevos bloqueos fueron instruidos en la región del Altiplano. La Nación de Comunidades Aymaras expande el levantamiento en distintos sectores como la ruta de salida a Chile en la Provincia Villarroel.

En la zona del Lago Titikaka, se amplían los bloqueos con la incorporación efectiva de Huarina y Copacabana lo que encierra el radio de acción del Gran Cuartel de Kalachaca a la entrada de Achacachi, yendo desde La Paz.

En la parte del sur, se mantiene el bloqueo de productos agrícolas para abastecer a los mercados urbanos paceños, principalmente en Río Abajo, y en la zona de Palca “en dirección hacia el Illimani” el paso está cortado.

La ciudad de La Paz siente el desabastecimiento de productos, pero no se han creado lazos de solidaridad material ni alianzas, salvo en el caso de las vendedoras de los mercados que han establecido una relación directa con los bloqueadores como pacto de sangre y memoria. Una de ellas decía, al cerrar su puesto: "que mueran de hambre también los k'aras".

La distancia de otros sectores

En otras ciudades tampoco se ha sentido la decisión de empujar un movimiento que acompañe la evolución del levantamiento aymara. ¿Falta de claridad política? ¿Falta de identidad? ¿Competencia de liderazgos? ¿Incapacidad de movilización?

Deben saber los otros sectores que este movimiento no responde al lideragzo unipersonal de Felipe Quispe tal como dirigentes de la talla de Román Loayza (senador del MAS y ejecutivo de una CSUTCB) intentó identificar, sin el menor conocimiento de lo que está sucediendo y bajo una absoluta y vergonzosa confusión política.

El máximo líder del movimiento aymara es la organización comunal y su dinámica propia y milenaria. Tal el ejemplo de la toma de cerros, de la quema de instituciones estatales y privadas, del bloqueo de productos y finalmente la aplicación de estrategias que cuentan con planes de tipo zorrino o "añutaya" que significa bloquear sólo en las noches y permanecer en pequeños grupos durante el día evitando enfrentamientos con los militares que retroceden cada vez más.

Probablemente, vaya a ser Quispe quien encabece un posible diálogo (el cual tendrá que incluir a los dirigentes provinciales y comités de huelga) con el gobierno. Esta será su última oportunidad de demostrar que puede hacer de interlocutor entre la comunidad y el Estado, porque su liderazgo se ha desgastado demasiado en el último año, desde que funge como diputado del MIP.

La estrategia añutaya

Como hemos visto desde abril del 2000 la organización comunaria se está moviendo desde las comunidades conforme a las normas y estrategias aymaras sobrepasando las estrategias militares del Estado. Por eso hoy el sector de Achacachi, Warista y Sorata están bajo el mando de las comunidades donde el Estado no ha podido restituir su autoridad.

Una prueba de ello fue la retoma del Cuartel de Kalachaca con operaciones comunarias nocturnas y masivas que hicieron retroceder a las tropas el lunes pasado (22).

A favor del movimiento indígena sólo se consolidan las alianzas locales llamadas, convocadas a cumplir su rol de complicidad histórica. Es el caso de los transportistas interprovinciales y maestros rurales.

En síntesis, el cerco está flanqueado por las Provincias Murillo, Larecaja, Omasuyos, Aroma, Camacho, Bautista Saavedra, Muñecas y Villarroel.

La reacción del gobierno

En respuesta al levantamiento, el gobierno ha dado un paso tardío liberando de la cárcel al dirigene Edgar Huampo, lo que es una victoria para el movimiento, pero a estas alturas no responde a la dimensión del planteamiento de la nación aymara.

Haber retrocedido en la justicia ordinaria frente a la justicia comunitaria, es un factor de acumulación de fuerzas para los aymaras, pero insuficiente. El rechazo a la venta del gas es ahora un motor movilizador unido a las demandas y conquistas territoriales locales que responde a una memoria histórica de cuando gran parte de los 50 mil muertos en la Guerra del Chaco fueron hombres aymaras que ya defendieron el petróleo.

De ahí la respuesta militar organizada por las comunidades levantando los viejos mausers, lo cual se une a los fusiles del 52 y que remata y concentra la ofensa sentida cuando atacan la Escuela Ayllu de Warisata (en la Masacre del 20 de septiembre). Esta es una explicación que también hace entender la repercusión internacional del levantamiento aymara.

¡Jallalla Kollasuyo!


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