Cerca de mil transportistas interprovinciales del departamento de La Paz marcharon ayer pacíficamente desde la localidad de Calamarca, acompañados de 60 vehículos, entre camiones, buses y minibuses, en apoyo al sector campesino con quienes tienen pacto.
Confusión: aunque la marcha fue pacífica, a momentos produjeron bloqueos y trancaderas
Si el gobierno no cumple con los compromisos, los transportistas amenazan con cercar a la ciudad de La Paz
Partieron a las cinco y treinta de la mañana de la localidad de Calamarca. Muchos choferes, transportistas y ayudantes pasaron la noche en el pueblo. Otros prefirieron madrugar y les dieron alcance en las proximidades junto con sus movilidades.
La hilera de marchistas, conformada por unas mil personas seguidas por una larga fila de 60 vehículos entre buses, camiones y minibuses, fue avanzando de a poco hacia el norte: a la ciudad de La Paz.
La columna estuvo encabezada por el secretario ejecutivo de la Federación de Transporte Interprovincial de La Paz, Pedro Cussi, el cuerpo directivo de esa institución, el comité de huelga y los representantes de 50 sindicatos afiliados pertenecientes a las 20 provincias de La Paz.
La marcha fue pacífica, permitieron el paso de vehículos particulares, de transporte interdepartamental y de carga; sin embargo, la única condición de los manifestantes era el toque de bocina permanente como muestra de apoyo.
El primer descanso de los transportistas interprovinciales fue en la región de Achica Arriba, cerca de las 10 de la mañana y duró aproximadamente media hora. Posteriormente, los choferes reanudaron su marcha aplicando siempre su paso corto pero rápido.
Las demandas
Entre sus principales demandas están el rechazo a la venta del gas, la solicitud de una terminal interprovincial en proximidades del Cementerio General, el mejoramiento de las carreteras, etc.
Pérdidas económicas
Los transportistas exigieron que el gobierno dé pronta atención a sus demandas y en especial a los 72 puntos planteados por el sector campesino.
Los representantes de distintos sindicatos reconocieron que los bloqueos les está ocasionando pérdidas económicas significativas.
"El bloqueo de los hermanos campesinos ya está desde hace dos semanas sin solución y por eso nosotros exigimos la inmediata apertura del diálogo", manifestó Cussi.
Según el dirigente, con el conflicto se ha establecido una pérdida diaria de 2.500 dólares por sindicato, más aún porque muchos de sus afiliados tienen que pagar letras al banco.
El representante de Auto Líneas Ingavi, Félix Apaza, dijo que los transportistas afiliados a esa línea -que recorre Tiwanaku, Guaqui y Tambillo- también han tenido perdidas. El precio de los pasajes es de 6,50 bolivianos, lo que les reporta una ganancia de 80 bolivianos diarios porque sólo hacen un recorrido.
Teófilo Huanca, otro marchista, del sindicato Altiplano
-que habitualmente recorre La Paz, Puerto Acosta, Escoma y Ancoraimes- confirmó que las carreteras por donde ellos circulan permanecen cerradas desde hace días, lo que representa pérdidas, porque realizan sólo viajes semanales.
La marcha culminó en el auditorio de la Radio San Gabriel, en la zona 12 de Octubre de la ciudad de El Alto, cerca de las 16.00, donde también llegaron los campesinos de otras localidades.
Un cerco a La PAZ
Si el gobierno no cumple con las demandas del sector rural , los transportistas interprovinciales amenazaron con cercar totalmente la ciudad de La Paz en sus diferentes carreteras troncales.
El secretario ejecutivo de la Federación de Transporte Interprovincial, Pedro Cussi, dijo que su sector tiene "peso", porque son ellos quienes traen los productos de las diferentes provincias hacia la sede de gobierno.
"La verdad es que en este momento los productos están escaseando. En vano el gobierno está queriendo hacer el puente aéreo porque no va a poder abastecer", dijo.
En la marcha, también estuvieron presentes los transportistas de los sindicatos Ingavi, Charaña, Machaca, Batallas, Trans Andes y Sajama.
Campesinos se pliegan
En el cruce a Ventilla, los choferes recibieron el respaldo de doscientos campesinos llegados desde Villa Layuri y la Sub Central de Villa Exaltación que salieron al encuentro y los acompañaron hasta El Alto.
Cuando los marchistas pasaron por la empresa Repsol, que tenía resguardo militar, no tuvieron actitudes violentas, sólo lanzaron algunos insultos en contra de los soldados.
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