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La Paz - Bolivia Edición de 26 May 2005

La Fejuve alteña intentará hoy tomar el Congreso

Violenta marcha asedia la plaza Murillo y Mesa reitera que no renuncia

Agresiones: los campesinos cometieron ayer excesos contra la gente de a pie, vendedores y transportistas que no tuvieron opción a defenderse

Brasil y Argentina enviaron emisarios para seguir de cerca la crisis.

Beni, Pando y Tarija amenazan con autoconvocarse al referéndum.

Hay bloqueos en las carreteras La Paz-Oruro y La Paz-Desaguadero.

Se suspenden las clases en los establecimientos del centro.

Los bancos decidieron atender al público en horario continuo.

Nacionalización, convocatoria a la Constituyente y rechazo al referéndum autonómico fueron nuevamente las demandas de los sectores que protestaron ayer en la ciudad de La Paz. El Presidente, en Sucre, sostuvo que la consulta es un imperativo que debe cumplirse, así como la Constituyente.


SEGURIDAD

En un seminario militar-civil, EEUU ve además otros peligros para la seguridad
El "populismo radical" se perfila como una amenaza

El seminario sobre seguridad en La Paz: las amenazas se ciernen con fuerza sobre los países andinos

Jefes de las Fuerzas Armadas y civiles bolivianos fueron advertidos el lunes de que Estados Unidos percibe nuevas amenazas sobre su seguridad provenientes desde la región andina de Sudamérica, entre ellas el "populismo radical", "narcotráfico", "terrorismo" y "guerrillas", lo que incluso podría dar lugar a la posibilidad de una injerencia o intervención "por invitación".

La experta en asuntos de seguridad de la Fundación Centro de Estudios Brasileños, Mónica Hirst, por invitación del Friedrich Ebert Stiftung y el Ildis, expuso en un documento la evolución de la "fragmentada agenda de inseguridad regional" y que toca también a Bolivia.

Manifestó que "pequeñas fracturas intrasubregionales le dan mayor complejidad a la agenda de la seguridad", como son los antagonismos no resueltos entre Bolivia y Chile, Colombia y Venezuela, Ecuador y Colombia, y Perú y Chile.

"En algunos casos -dijo-, particularmente en la rivalidad boliviano chilena, esta agenda se constituye en un combustible del expansivo movimiento indigenista que se observa en Bolivia".

La experta detectó que en la agenda tradicional de la seguridad "el nacionalismo continúa siendo una importante fuente de cohesión dentro de las Fuerzas Armadas de la región".

Observó que las organizaciones indígenas conquistaron una inédita presencia en la vida política en Bolivia, Ecuador y Perú. "Éstas -explicó- vociferan demandas sociales y políticas que incluyen reivindicaciones territorialistas convergentes con las percepciones nacionalistas, aún sustentadas en los círculos militares de los países del área -como es el caso de Bolivia-, alimentadas por sentimientos antiimperialistas -como ocurre en Ecuador-".

La "nueva agenda" de la seguridad en la región, diseñada por EEUU, incluyó a los problemas el "daño al medio ambiente", "inmigración ilegal" y el "tráfico de drogas".

La disertante manifestó que el tráfico de drogas se convirtió en la "amenaza no convencional más importante para la seguridad hemisférica", pero que además su expansión se entrelazó con el crimen organizado y el terrorismo.

Añadió que las nuevas amenazas, consideradas por EEUU como tales, fueron recogidas por la "súper nueva agenda" de la seguridad desde el ataque del 11 de septiembre.

Con este hecho, mencionó, "ha tenido lugar una notable expansión de la presencia de la Inteligencia estadounidense en toda la región".

La presión de esta acción se concentró en la zona conocida como la "Triple frontera", por el límite territorial entre Brasil, Argentina y Paraguay, donde supone que operan grupos terroristas musulmanes.

EEUU -dijo- convirtió a Colombia en uno de sus estrechos aliados, expandió su interés a Paraguay por las operaciones antiterroristas en la Triple frontera, y Brasil habría mostrado su intención de mejorar el control de sus fronteras con Colombia, Bolivia y Suriman debido a la amenaza de una narco-guerrilla.

Observó que es incierto cuál será el límite de la presencia de EEUU en la guerra de Colombia, pero que ésta "se acerca a la opción de una 'intervención por invitación'".

Alertó que la colaboración regional entre Policía, Inteligencia y, eventualmente, las Fuerzas Armadas, para contener las "nuevas" y las "más nuevas" amenazas están socavando la posición tradicional de los países latinoamericanos de "no intervención".

Entre las nuevas amenazas identificó a "los populismos radicales" que aparecieron como protagonistas de la política de varios Estados.

Expresó que hay preocupación en que Washington "pueda inventar amenazas" o el de "Estados villanos", como ocurre con respecto a Venezuela.

Sin decirlo, Mónica Hirst se refería también al caso boliviano con la emergencia del populismo liderado por Evo Morales.

Los populismos -añadió- pueden llevar a una crisis de Estado, y que sumada a las "más nuevas amenazas", vistas así por EEUU, puede exponerlo a una injerencia mayor sin que ponga en riesgo la soberanía o una intervención, con pérdida de intervención.

El ex canciller Javier Murillo, quien comentó la exposición, coincidió en que los espacios políticos pueden ser ocupados por "los populismos, que son amenazas serias", o manifestaciones como "el lavado de identidad". El director del Observatorio de Seguridad y Democracia, Juan Ramón Quintana, dijo que en el caso boliviano la amenaza del populismo "apunta a la cabeza de Evo Morales", porque para los intereses hegemónicos de EEUU, "el estilo del líder cocalero es una anomalía".

Explicó que los movimientos sociales y políticos que planteen programas de soberanía, autodeterminación, democracia deliberativa y la recuperación de los recursos naturales serán vistos como corrientes populistas que amenazan a la seguridad estadounidense.


El fantasma de la "intervención"

El director de Seguridad y Democracia, Juan Ramón Quintana, luego de que participara en el seminario militar y civil sobre la "fragmentada agenda de inseguridad regional", no descartó amenazas indirectas que podrían manifestarse en Bolivia desde otros países.

Recordó que EEUU mantuvo sobre el país una "injerencia" de tipo político y económico y que esta acción puede manifestarse en una "intervención indirecta", a partir de la emergencia de peligros para la seguridad e intereses estadounidenses.

"Una intervención, mediada por el manto de las Naciones Unidas y la OEA podría darse en el escenario boliviano", dijo.

Manifestó que en el mundo latinoamericano, por el momento, no hay un clima favorable que acepte incondicionalmente una intervención directa.

Coincidió con Mónica Hirst al indicar que en los países de la región hay una ímplicita posición de "no intervención" y en la opinión pública un sentimiento "antiimperialista".

Sin embargo, la guerra en Colombia podría dar un giro a la política estadounidense con respecto a los demás países de a región.

Sostuvo que una "intervención directa" operaría siempre y cuando ocurra un "colapso del sistema democrático", "aparición de un conflicto armado interno" o riesgos inminentes para la integridad territorial.

Remarcó que los efectos del conflicto colombiano saltan no solamente a los países vecinos. Del mismo modo, una amenaza grave en territorio boliviano tendría repercusiones en "los países del ABC, es decir Argentina, Brasil y Chile".

Recordó que en el conflicto de octubre de 2003, y en los de ahora, los tres países prestaron especial atención en los movimientos políticos en Bolivia, porque la situación da lugar a interpretaciones de tipo geoestratégico, político y económico para la región.

Además, no perdió de vista los procesos políticos radicales que se viven en Venezuela, Ecuador y Perú.


Colombia está en la prioridad antidrogas de Bolivia

El conflicto armado y el narcotráfico en Colombia, según la experta Mónica Hirst, se transformó en un tema político de primer orden para países como Bolivia, Brasil, Panamá, Perú, Venezuela y Ecuador.

Sostuvo que por ello los gobiernos de Panamá, Perú y Bolivia "han tenido que profundizar sus políticas de represión al narcotráfico y aumentar los controles policiales y militar en sus fronteras".

Brasil, que comparte la amazonia con otros países, entre ellos Bolivia, otorgó máxima prioridad al control de su territorio en procura de detener el paso del narcotráfico y de la guerrilla colombiana. La experta encontró que los países sudamericanos, teniendo en cuenta la premisa de no intervención, desplegaron algunos esfuerzos diplomáticos "que contribuyan a contener el impacto de la guerra de Colombia en la región".

Pero por otra parte Brasil, "si bien aún resiste la idea de actuar militarmente en territorio colombiano, ya no descarta la hipótesis de conducir una operación de carácter multilateral sudamericana de apoyo a las Fuerzas Armadas de Colombia, siempre y cuando ésta sea acompañada por un proceso político de pacificación interna".


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