Domingo, 12 de junio de 2005
A confesión de parte, relevo de prueba
Hugo Moldiz Mercado
El deseo de Washington de que el senador Hormando Vaca Diez asumiera la Presidencia de la República en Bolivia, impedido por una masiva movilización social, quedó al descubierto este viernes por las declaraciones de dos hombres de confianza de la administración George Bush.
El ex responsable estadounidense en asuntos latinoamericanos, Otto Reich, dijo a la agencia francesa AFP que tras la renuncia de Mesa le correspondía a Vaca Diez ocupar la jefatura de Estado, pero que "no lo pudo hacer debido a las presiones de manifestantes en las calles liderados por Morales".
La preferencia de Washington por Vaca Diez quedó al descubierto el jueves cuando uno de sus asesores en Bolivia, Eduardo Sffeir, fue visto con el yerno y estrecho colaborador de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien se encuentra en Estados Unidos desde el 17 de octubre de 2003, cuando una sublevación democrática le obligó a dimitir.
El apoyo que el MNR, el partido de Sánchez de Lozada, el MIR y NFR le dieron a Vaca Diez hasta el último momento formó parte de la rearticulación de la ex coalición que gobernó por última vez este país sudamericano entre 2002 y 2003.
Los tres partidos, aunque con más claridad los dos primeros, a lo cual hay que sumar la ADN del fallecido ex dictador Hugo Banzer .-todos aliados de Washigton- se alternaron en el poder a partir de 1985, cuando se empezó a ejecutar el modelo neoliberal en Bolivia.
Que Eduardo Rodríguez, el presidente de la Corte Suprema finalmente posesionado como Presidente de Bolivia por mandato de la Constitución, no está reñido con los objetivos de la Casa Blanca, es algo que en este país sudamericano se conoce debido a algunos trabajos de consultoría que en el pasado hizo para alguna importante institución oficial estadounidense y por su proximidad con Jorge Quiroga, ex presidente boliviano (2001-2002) y personaje cercano a Washington.
Pero el rechazo a que asumiera la conducción del Estado boliviano de parte de la legación diplomática estadounidense se explica, en primer lugar, por la mayor confianza en Vaca Diez y el aparato que lo respaldaba -la ex mega que apoyo a Gonzalo Sánchez de Lozada- y por la línea política de los movimientos sociales y del MAS que exigían la Presidencia de la República para el mandamás del máximo órgano de justicia.
¿Quién eligió a Morales como árbitro de la Constitución boliviana?, preguntó Reich al periodista de la AFP, en una clara señal de lo que la Casa Blanca esperaba como resolución de un episodio de la crisis estatal en Bolivia.
Reich, uno de los responsables de la fuga del terrorista Luis Posada Carriles de Venezuela en 1985, y su sucesor en el cargo, Roger Noriega, consideran que lo que pasa en Bolivia se debe a la influencia del presidente Hugo Chávez, quien a su vez es influido por el jefe de Estado cubano, Fidel Castro.
Vaca Diez se quedó con las ganas de ser el presidente número 64 de Bolivia y de festejar junto a su esposa, que ya estaba en Sucre, y los sectores de la alicaída burguesía boliviana a los que representaba en ese momento. El embajador estadounidense David Greenlee también tuvo que guardarse las ganas.