Un profundo dolor causaban las imágenes del cuerpo destrozado de José Luis Atahuichi, minero de Huanuni, muerto en el enfrentamiento con las tropas militares y policiales, aquel jueves 9 de octubre del 2003. Ahora, el dolor no ha desaparecido, porque se enterraron a más de diez muertos en este mismo lugar, en los enfrentamientos entre mineros cooperativistas y mineros asalariados.
Prohibido olvidar
Una promesa había quedado incumplida hace 20 años: "los mineros volveremos", era la época de la diáspora obrera y del neoliberalismo, que trajo despojo y pobreza en nuestro país. Después de todos esos años, el 9 de octubre del 2003, los mineros de Huanuni, volvieron de nuevo, en una marcha a la ciudad de El Alto, para reclamar por la no venta del gas y contra el gobierno de Sanchez de Lozada. Aquel jueves por la mañana, se dispusieron a ingresar a la ciudad de La Paz, entonces, fueron rodeados por fuerzas policiales y militares, quienes impidieron el paso de la marcha. Entonces, los vecinos de Senkata y barrios como Santiago II, donde viven muchos ex trabajadores mineros, salieron en auxilio de sus compañeros. "Ha sido una verdadera carnicería", narró luego el entonces dirigente de la COR, Roberto de la Cruz, al referirse a los enfrentamientos entre vecinos-mineros con las fuerzas policiales y militares. El cuerpo de Jose Luis Atahuichi, minero de Huanuni, quedó tendido, destrozado según algunos por una granada utilizada por el ejército y según la versión del gobierno por un mal manejo de dinamita. Luego, por un disparo de bala, también caería un vecino alteño aquel mismo día.
Allí continuaron los sucesos que se habían iniciado en Warisata, el 20 de septiembre del 2003 y que culminarían con la fuga de Sanchez de Lozada a Estados Unidos.
Porque continuamos recordando y ahora exigiendo el esclarecimiento de los hechos del 2003. Porque seguimos en duelo por Atahuichi, por tod@s l@s herman@s caíd@s, también en este otro octubre del 2006 en Huanuni.