Un muerto confirmado, cientos de asfixiados y miles de ciudadanos desarmados que marchaban pacíficamente, fueron brutalmente reprimidos por aproximadamente cinco mil efectivos de la Fuerza Pública, con gran cantidad de gas lacrimógeno y armas de grueso calibre.
Fecha: 2005-04-20 01:14:22
Escrito por: Cristóbal Rodríguez Guerra, periodista de Ecuador Inmediato y Radio Municipal
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Un muerto confirmado, cientos de asfixiados y miles de ciudadanos desarmados que marchaban pacíficamente, fueron brutalmente reprimidos por aproximadamente cinco mil efectivos de la Fuerza Pública, con gran cantidad de gas lacrimógeno y armas de grueso calibre.
La panorámica es incierta, y la sangre de los ciudadanos que viven en Quito ha corrido sin que exista una explicación lógica para que la Fuerza Pública arremeta con brutalidad contra los manifestantes que marchaban pacíficamente desde hace ya una semana.
Los ecuatorianos asentados en "Quito Luz de América", han registrado con sus manos sosteniendo la bandera del Ecuador, una de las gestas pocas veces vista en su historia. De acuerdo con historiadores, sólo comparada con la Revuelta de las Alcabalas, de los Estancos y la lucha por la independencia registrada un 10 de Agosto de 1809.
Las jornadas que buscan la salida tanto del presidente de la República, Lucio Gutiérrez, de los diputados, las cortes y demás organismos del Estado, se inició el pasado miércoles 13 de abril, cuando las autoridades locales, tanto de la ciudad como de la provincia, no sintonizaron con el sentimiento popular que pedían que se vayan todos.
La noche de ese miércoles, la comunidad se auto convocó en la avenida de los Shyris, denominándola a la movilización como El Cacerolazo, para demostrar su descontento con el régimen, bajo la consigna de actuar pacíficamente, algo que fue cumplida al pie de la letra.
Desde esa fecha, todos los días han venido realizando demostraciones de rechazo al "Dictócrata", como se autodefinió Lucio Gutiérrez, llegando a concentrarse en distintos sectores del la ciudad.
Tras una acción desesperada del régimen, el viernes 15 a las 21h00, declaró el estado de emergencia, en todo el Distrito Metropolitano de Quito y el cese de la Corte Suprema de Justicia de Facto, sin que surta efecto, ya que la desobediencia civil fue respondida con mayor presencia ciudadana.
El Gobierno, al no conseguir el cese de las protestas, decidió suspender la medida extrema, anunciando contradictoriamente que la tranquilidad había regresado a la urbe.
Sin embargo, este martes 19 de abril, desde las 17h00, aproximadamente 120 mil personas se congregaron en el parque de La Carolina, en la Cruz del Papa, para desde las 19h00 partir hacia el Palacio de Gobierno.
La agresión de la Policía se registró una vez que los manifestantes, entre ellos niños, ancianos y mujeres, llegaron hasta la altura del edificio del Consejo Provincial, a dos cuadras al Norte del Congreso Nacional.
Los "forajidos quiteños" decidieron rodear la zona avanzando por el Occidente hacia el barrio popular de San Juan, unos, y otros por el Oriente, cogiendo por las calles de otro barrio popular como La Tola.
El avance de los héroes quiteños y ecuatorianos, en general, a pesar de recibir la brutal represión por parte de la cobarde agresión ejercida por policías y militares, continuaba; mientras el gas pimienta (prohibido su uso por organismos internacionales), hacía estragos en sus organismos.
Hasta el cierre de esta crónica periodística, los ciudadanos continuaban en las afueras de la Presidencia de la República, mientras los voceros del Gobierno justificaban la represión y llamaban a la tranquilidad.
El saldo hasta las 01h00 del miércoles, era de por lo menos un muerto confirmado y otro, el de una niña de ocho meses, por verificar, más 180 heridos, cuantificados por la Cruz Roja Ecuatoriana; pero este número podría aumentar debido a la serie de reportes que se obtienen de diferentes sectores del Casco Colonial, sitio donde permanece aún resistiendo la población, la cual quemaba papel y cartones que fueron lanzados desde las ventanas de los domicilios, como muestra de solidaridad con la acción emprendida por estos guerreros, sin armas.
Al final, la herida de los "forajidos quiteños", de seguro quedará impregnada, no sólo en contra de los gobernantes que han sido repudiados, sino en contra de los policías y militares que se han convertido en sus verdugos.
Quienes les dan de comer y les dotan de armas para que les defiendan de enemigos externos, hoy en esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, paladín de las luchas libertarias, han sido vilmente sacrificados con los métodos maltusianos que sepultan para siempre a los otrora héroes del Cenepa.