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América Latina: el golpe popular
Jueves, 21 de abril de 2005 - 06:45 GMT – news.bbc.co.uk

Martín Murphy
BBC Mundo, Argentina



Las manifestaciones populares han provocado la salida de varios presidentes en la región.

En la década de los setenta, el principal motor desestabilizador de los gobiernos latinoamericanos eran las fuerzas armadas y las guerrillas de izquierda.

En los ochenta y principios de los noventa, la democracia pareció afianzarse en la región y muchos creyeron que la caída de gobiernos pasaría a ser cosa del pasado.

Pero a partir de mediados de la década pasada, un nuevo fenómeno comenzó a poner en jaque a los gobiernos latinoamericanos: la protesta popular.

Este miércoles, Lucio Gutiérrez se convirtió en el octavo presidente de América Latina en verse forzado a dejar el poder desde 1997. ¿A qué se debe esta tendencia?

Golpe militar vs. golpe popular

Primero habría que resaltar una diferencia importante entre los golpes militares y los golpes populares, por llamar a estos últimos de alguna manera.

Junto con el beneficio económico, debe darse otro factor: la mayoría de la sociedad tiene que alcanzar un nivel de educación alto y sus demandas no deben ser sólo económicas, sino también culturales, de modo de evitar verse manipuladas

Hugo Martini (director del centro Carta Política)

Mientras que lo primeros implican no sólo un cambio de gobierno sino también de régimen, los segundos mantienen la continuidad democrática. Se va el presidente y asume el vicepresidente o quien le siga en la línea de sucesión.

Treinta años atrás, es probable que un militar hubiera asumido como presidente de Ecuador tras la salida de Gutiérrez, y no su vicepresidente, Alfredo Palacio.

Esto se debe a dos razones: los militares han perdido el rol de guardianes del orden que tenían durante la Guerra Fría y, segundo, la experiencia democrática ha servido para generar un espíritu más participativo en las sociedades.

Razón de fondo

A pesar de no implicar un cambio de régimen, un golpe popular sigue siendo perjudicial para la salud democrática de un país, ya que es producto de problemas estructurales que sobrepasan una decisión política específica.

"Los países latinoamericanos se han manejado durante muchos años basados en un sistema económico que divide la riqueza y la igualdad de oportunidades entre una clase minoritaria y la mayoría de la población," señala Hugo Martini, director del centro de estudios Carta Política, de Argentina.

Estas diferencias persisten hoy en día y, según Martini, explican la razón de fondo de la crisis políticas que hoy vemos en Ecuador y que semanas atrás sacudió a Bolivia.

Recursos económicos, un factor clave

Ahora bien, por qué algunos países, como por ejemplo Venezuela (sin contar los pocos días que Hugo Chávez estuvo fuera del poder en abril del 2002), llevan varios años de continuidad democrática.

Siendo el mayor exportador de petróleo del hemisferio occidental está en una posición privilegiada para seguir manteniendo, mediante planes de ayuda social, enormes bolsones de pobreza sin que se produzca un estallido

Hugo Martini (director del centro Carta Política)

"Países como Venezuela tienen muchos más recursos que otros y les es mucho más fácil disimular estas crisis," sostiene Martini.

"Siendo el mayor exportador de petróleo del hemisferio occidental está en una posición privilegiada para seguir manteniendo, mediante planes de ayuda social, enormes bolsones de pobreza sin que se produzca un estallido," agrega.

Con lo cual cabría pensar que la continuidad democrática de los países latinoamericanos está estrechamente ligada a su situación económica.

Cambiar para seguir igual

Según Martini, la economía es solo una de las variables detrás una crisis política, que a veces juega un rol más o menos determinante.

En el caso de Argentina a finales del 2001, fue sin duda el motor principal que llevó a la caída del entonces presidente Fernando De la Rúa.

Pero Ecuador creció un seis por ciento el año pasado - uno de los índices más altos de la región - y también cuenta con petróleo, si bien no tanto como Venezuela.

"Junto con el beneficio económico, debe darse otro factor: la mayoría de la sociedad tiene que alcanzar un nivel de educación alto y sus demandas no deben ser sólo económicas, sino también culturales, de modo de evitar verse manipuladas," señala Martini.

De lo contrario, agrega, vemos que sucede lo que pasa en Ecuador, donde cada gobierno que llega promete cambios y un rumbo diferente, pero tres años después debe dejar el poder porque la población se dio cuenta de que nada ha cambiado.


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