La OEA, debería evaluar la administración corrupta de Lucio; el nepotismo, la política clientelar, que evalúe la administración de Subsecretaría del Ministerio de Bienestar Social, que fue el lugar de donde se organizaban y coordinaban las marchas y las fiestas de apoyo al gobierno.
Que analice los negociados, las prebendas de todos los funcionarios del gobierno de la dictadura de Gutiérrez.
Que ponga en discusión los casos de amedrentamiento e intento de asesinato con líderes políticos en su régimen.
La criminal represión que sufrió la ciudadanía en las marchas que dejó más de 180 heridos.
El asesinato del periodista Julio García, de la mujer campesina que vino a Quito apoyar su gobierno a cambio de mentiras y chantajes.
Que analice la utilización de fondos de instituciones públicas de donde se amenazaban a empleados para que le apoyen.
Que analice la confrontación entre ecuatorianos que provocó con sus marchas pagadas, que hubiese desembocado en una guerra civil.
La OEA, antes de analizar la caída de la tiranía de Lucio, debería escuchar la voz del pueblo que defiende la dignidad y la soberanía.