En estos tiempos, en los que tenemos que apresurarnos para mantenernos al corriente de la velocidad con la que se nos arrebatan nuestras libertades, y cuando pocos pueden permitirse el lujo de retirarse de las calles un ratito para volver con una exquisita, completa y correcta tesis política, repleta de notas a pie de página y de referencias, ¿qué regalo profundo puedo ofrecerles esta noche?
Como vamos de crisis en crisis, que llegan directamente a nuestros cerebros a través de la TV. por satélite, tenemos que pensar con rapidez. Sobre la marcha. Participamos en historias a través de los escombros de la guerra. Ciudades destruidas, campos arrasados, bosques talados y ríos que agonizan constituyen nuestros archivos. Cráteres producidos por bombas rasantes, nuestras bibliotecas.
En estas circunstancias, ¿qué puedo ofrecerles esta noche? Algunos pensamientos incómodos sobre dinero, guerra, imperio, racismo, y democracia. Algunas preocupaciones que revolotean alrededor de mi cerebro como una familia de polillas persistentes que me mantienen despierta durante la noche.
Alguien pensará que el venir aquí a criticar al gobierno de los Estados Unidos denota malos modales en una persona que, como yo, ha entrado, oficialmente, en el Gran Libro de las Naciones Modernas como " una ciudadana India". Hablo por mí misma, no soy ni una bandera ondeante, ni una patriota, y, además, soy completamente consciente de que la venalidad, la brutalidad, y la hipocresía se encuentran impresas en el alma de plomo de todos los estados. Pero cuando un país deja de ser simplemente un país y se convierte en un imperio, entonces el panorama cambia dramáticamente. ¿Puedo, entonces, aclarar que esta noche hablo como súbdito del Imperio Americano? Hablo como un esclavo que pretende criticar a su rey.
Habida cuenta de que las conferencias deben tener un título, a la mía de esta noche la llamo: Democracia Imperial Instantánea (Compre uno y llévese otro gratis).
Vayamos al pasado, el 3 de julio de 1988, el navío estadounidense Vincennes, un crucero de misiles estacionado en el Golfo Pérsico, accidentalmente, derribó un avión de pasajeros iraní y mató a 290 civiles. Se pidió a George Bush I- quien se encontraba en aquel momento en campaña presidencial- que comentara el incidente. Contestó con sutileza, "Nunca pediré perdón en nombre de los Estados Unidos. No me preocupa cuáles sean los hechos".
"No me preocupa cuáles sean los hechos" ¡Qué máxima perfecta para el Nuevo Imperio Americano!. Quizás sería más apropiada una leve variación sobre el tema: Los hechos pueden ser lo que queramos que sean.
Cuando los Estados Unidos invadieron Irak, un análisis del New York Times /CBS News mostró que el 42 por ciento de los americanos creía que Saddam Hussein era directamente responsable del ataque del 11 septiembre al World Trade Center y al Pentágono. Y una encuesta del noticiario de la ABC señaló que el 55 por ciento de los americanos creía que Saddam Hussein apoyaba directamente a Al-Qaeda. Ninguna de estas opiniones se basaba en evidencias (porque no existen). Todo ello se ha basado en insinuaciones, autosugestión, y rotundas mentiras, difundidas por los grandes medios de comunicación estadounidenses, por otra parte conocidos como "Prensa Libre", ese pilar hueco sobre el que descansa la democracia contemporánea americana.
El apoyo ciudadano en EE.UU. a la guerra contra Irak se ha basado en un cúmulo de múltiples y entrelazadas falsedades y engaños, coordinados por el gobierno de EE UU. y fielmente amplificados por las corporaciones de medios de comunicación.
Además de los falsos vínculos entre Irak y Al-Qaeda, hemos sufrido la manipulación frenética sobre las armas de destrucción masiva de Irak. George Bush el pequeño ha llegado al extremo de decir que no atacar Irak sería "suicida" para EE.UU. Una vez más, hemos sido testigos de la paranoia de que un país hambriento, bombardeado y asediado se encontrara en condiciones de aniquilar a la todopoderosa América. (Irak ha sido sólo el último en una sucesión de países - antes lo habían sido Cuba, Nicaragua, Libia, Granada, y Panamá.). Pero en esta ocasión no ha sido sólo vuestra habitual forma de frenética y amigable vecindad. Ha sido un frenesí con un objetivo, que ha introducido una vieja doctrina en una botella nueva: la Doctrina del ataque preventivo, también conocida como: los Estados Unidos pueden hacer todo lo que les apetezca, y no hay nada más que decir.
Se ha luchado y ganado la guerra contra Irak y no se han encontrado armas de destrucción masiva. Ni tan siquiera una. Quizás, para descubrirlas antes tendrían que colocarlas. Y, en ese caso, algunos de nosotros, los más quisquillosos, necesitaremos una explicación del por qué Saddam Hussein no las utilizó cuando su país fue invadido.
Por supuesto, no habrá respuestas. Los crédulos incondicionales se las arreglarán con los borrosos reportajes de la TV sobre el descubrimiento de unos barriles de sustancias químicas prohibidas en un viejo cobertizo. Parece que todavía no existe consenso sobre si se trataba realmente de sustancias químicas o, si en realidad, se trataba de productos prohibidos o tan siquiera si técnicamente puede llamarse barriles a los recipientes que los contenían. (Ha habido rumores no confirmados de que se encontraron allí también una cucharadita de permanganato de potasio y una vieja armónica.).
Mientras tanto, de pasada, una civilización antigua, casualmente, ha sido diezmada por una muy reciente, y, de paso, brutal nación.
Pero hay quienes dicen ¿qué más da que Irak no tuviera armas químicas o nucleares? ¿Qué importa que no hubiera conexión alguna con Al-Qaeda? ¿Qué, si Osama bin Laden odiara tanto a Saddam Hussein como odia a los Estados Unidos? Bush el pequeño ha dicho que Saddam Hussein era "un dictador asesino." Y, continuando el razonamiento, que Irak necesitaba " un cambio de régimen".
Da igual que hace cuarenta años la CIA, durante el mandato del presidente John F. Kennedy, orquestara un cambio de régimen en Bagdad. En 1963, después del triunfo del golpe de estado, el partido Ba'ath subió al poder en Irak. Haciendo uso de listas proporcionadas por la CIA, el nuevo régimen Ba'ath eliminó, de forma sistemática, a centenares de doctores, profesores, abogados, y políticos conocidos por ser de izquierdas. Una comunidad intelectual entera fue masacrada. (La misma técnica fue utilizada para aniquilar a cientos de miles de gentes en Indonesia y en Timor Este.) Se dijo, entonces, que el joven Saddam Hussein había tenido mucho que ver en la supervisión de la carnicería. En 1979, tras las luchas internas entre facciones en el seno del Partido Ba'ath, Saddam Hussein se convirtió en Presidente de Irak. En abril de 1980, mientras él masacraba Chiíes el Consejero de Seguridad Nacional estadounidense Zbigniew Brzezinksi declaraba, "no vemos ninguna incompatibilidad básica de intereses entre los Estados Unidos e Irak". Washington y Londres, abierta y encubiertamente, apoyaron a Saddam Hussein. Le financiaron, le equiparon, le armaron, y le proporcionaron materiales de doble uso para fabricar armas de destrucción masiva. Apoyaron sus peores excesos, económica, material y moralmente. Apoyaron la guerra de ocho años contra Irán y el gaseo en 1988 del pueblo kurdo en Halabia, crímenes que,14 años más tarde, han sido recalentados y puestos sobre la mesa como razones para justificar la invasión de Irak. Después de la primera guerra del Golfo, "los Aliados" instigaron un levantamiento de Chiítas en Basra y luego miraron hacia otra parte cuando Saddam Hussein aplastó la rebelión y mató a miles en un acto de represalia vengativa.
Lo fundamental es que, si Saddam Hussein era lo bastante malvado para merecer el más elaborado, y abiertamente declarado asesinato en la historia (el paso inicial de la Operación Conmoción y Pavor), entonces, con toda seguridad ¿los que lo apoyaron no deberían, al menos, ser juzgados por crímenes de guerra? ¿Por qué no están los rostros de los funcionarios de los gobiernos de EE. UU. y Reino Unido en la infame baraja de hombres y mujeres en busca y captura?
Porque, cuando se trata del Imperio, los hechos no importan.
Sí, se nos dice, todo aquello sucedió en el pasado. Saddam Hussein es un monstruo que debe ser detenido ahora. Y sólo los EE. UU pueden hacerlo. Es una técnica eficaz esta utilización de la urgente moralidad del presente para obscurecer los pecados diabólicos del pasado y los funestos proyectos para el futuro. Indonesia, Panamá, Nicaragua, Irak, Afganistán - la lista crece sin cesar. Ahora mismo hay regímenes brutales que están siendo acicalados para el futuro - Egipto, Arabia Saudí, Turquía, Pakistán, y las Repúblicas de Asia Central.
El Fiscal General de Estados Unidos, John Ashcroft ha declarado recientemente que las libertades estadounidenses no son "la donación de ningún gobierno o documento, sino un regalo de Dios". (¿Por qué preocuparse por las Naciones Unidas cuando Dios mismo está de nuestra parte?).
Así que en este punto estamos, los pueblos del mundo enfrentados a un Imperio equipado con un mandato del cielo (y, como seguro adicional, el arsenal más formidable de armas de destrucción masiva que ha existido en la historia). Aquí estamos, enfrentados a un Imperio que se ha conferido a sí mismo el derecho de ir a la guerra cuando quiera, y el derecho de liberar a la gente de ideologías corruptas, de fundamentalistas religiosos, de dictadores, del sexismo, y de la pobreza mediante la vieja y probada práctica de la exterminación. El imperio está en marcha, y la Democracia es su astuto nuevo grito de guerra. Una Democracia, llevada al umbral de vuestras casas por bombas rasantes. La Muerte es un insignificante precio que la gente debe pagar por el privilegio de probar este nuevo producto: La Democracia Imperial Instantánea (lleve a ebullición, añada petróleo, bombardee después).
Pero entonces, quizás, los chinos, los negros, los desarrapados, los desgraciados y la gentes de color realmente no se consideran de verdad personas. Quizás nuestras muertes no se consideran muertes reales. Nuestras historias no se estiman como historia. Nunca lo han sido.
Hablando de historia, en estos meses pasados, mientras el mundo observaba, la invasión estadounidense y la ocupación de Irak se han difundido en directo por TV. de la misma manera que Osama bin Laden y los Talibán en Afganistán, el régimen de Saddam Hussein simplemente se ha esfumado. A ello, se ha seguido lo que los analistas han denominado "un vacío de poder." Ciudades asediadas, sin alimentos, agua, ni electricidad durante días; ciudades bombardeadas despiadadamente; gentes privadas de comida y sistemáticamente empobrecidas por las sanciones de Naciones Unidas al régimen durante más de una década, de pronto han sido abandonadas sin nada que se parezca a una administración urbana. Una civilización con una antigüedad de siete mil años ha caído en la anarquía. En televisión en directo.
Los vándalos han saqueado tiendas, oficinas, hoteles y hospitales. Los soldados americanos y británicos no han hecho nada salvo mirar. Dijeron que no tenían órdenes para actuar. En efecto, tenían órdenes de matar a la gente, pero no de protegerla. Sus prioridades eran evidentes. La seguridad y defensa del pueblo iraquí no eran de su competencia. La seguridad de los pequeños restos de la infraestructura de Irak no era asunto suyo. Pero la preservación y la seguridad de los yacimientos petrolíferos de Irak sí lo eran. Por supuesto que sí lo eran. Los yacimientos petrolíferos habían sido "asegurados" casi antes de que comenzara la invasión.
En la CNN y la BBC, las escenas de los disturbios se han proyectado una y otra vez. Comentaristas de TV, portavoces del ejército y del gobierno las han descrito como "un pueblo liberado" que exteriorizaba su furor contra un régimen despótico. El secretario de defensa estadounidense Donald Rumsfeld declaró: "Existe desorden. El desorden de la libertad; y la gente libre lo es para cometer crímenes y errores, y para perpetrar actos violentos". "¿ Alguien sabía que Donald Rumsfeld era un anarquista? Me pregunto, ¿sostuvo la misma opinión durante los disturbios de Los Ángeles a raíz de la paliza propinada a Rodney King? ¿Le gustaría compartir su tesis sobre el Desorden de la Libertad con los dos millones de personas encarceladas en prisiones estadounidenses en estos momentos? (El país más "libre" del mundo tiene el mayor número de presos del planeta.) ¿ Hablaría de sus ventajas con los jóvenes afroamericanos, el 28 por ciento de los cuales pasarán parte de sus vidas adultas en la cárcel? ¿Podría explicar por qué está al servicio de un presidente que ha dado el visto bueno a 152 ejecuciones cuando era gobernador de Texas?
Antes de que comenzara la guerra en Irak, la Oficina de Reconstrucción y Ayuda Humanitaria (ORHA) envió al Pentágono una lista de los 16 lugares cruciales que era preciso proteger. El Museo Nacional era el segundo en la lista. Pues bien, el Museo fue no sólo saqueado sino profanado. Era el depósito de un antiguo patrimonio cultural. Irak, tal como lo conocemos hoy, formaba parte del valle de Mesopotamia. La civilización que creció a lo largo de las riberas del Tigris y del Eúfrates produjo el primer sistema de escritura del mundo, el primer calendario, la primera biblioteca, la primera ciudad, y, en efecto, la primera democracia del mundo. El código del rey Hammurabi de Babilonia fue el primero en codificar leyes que organizaban la vida social de los ciudadanos. Era un código en el que las mujeres abandonadas, las prostitutas, los esclavos, e incluso los animales, tenían derechos. El código de Hammurabi ha sido reconocido no sólo como el origen de la legalidad, sino como el principio de una forma de entender el concepto de justicia social. El gobierno estadounidense no podía haber escogido una tierra más inadecuada en la que llevar a cabo su guerra ilegal y desplegar su estremecedor desprecio hacia la justicia.
En una reunión informativa en el Pentágono, durante los días de saqueo, el Secretario Rumsfeld, Príncipe de las Tinieblas, se volvió a su cohorte de medios de comunicación, quienes le habían servido tan lealmente durante la guerra. "Las escenas que contemplan por televisión, que ven una y otra y otra vez, y que siempre es la misma imagen: personas que salen de un edificio con una vasija; se ven veinte veces y uno se pregunta "¡Dios mío! ¿Había allí tantas vasijas? ¿Es posible que hubiera tantas vasijas en todo el país?'".
Risas generalizadas en el Centro de Prensa. ¿Hubiera sido aceptable que los pobres de Harlem saquearan el Metropolitan Museum? ¿Hubiera sido saludado con alegría similar?
El Ministerio del Petróleo ocupaba el último lugar en la lista de ORHA en la que figuraban los 16 lugares que había que proteger. Fue el único al que se dio protección. ¿Quizás el ejército de ocupación pensaba que, en los países islámicos, las listas se leen al revés?
La Televisión nos cuenta que Irak ha sido " liberado " y que Afganistán se encuentra en el buen camino, en proceso de llegar a convertirse en un paraíso para las mujeres- gracias a Bush y a Blair, campeones de las feministas del siglo veintiuno. En realidad, las infraestructuras de Irak han sido destruidas. Su pueblo, llevado al borde de la inanición. Sus reservas de alimentos, agotadas. Y sus ciudades devastadas por un colapso administrativo total. Se está situando a Irak al borde de una guerra civil entre Chiítas y Sunnitas. Mientras tanto, Afganistán ha vuelto a la anarquía de la era pre-talibán, y su territorio se ha repartido en feudos por los belicosos señores de la guerra.
Impávido ante todo esto, el 2 mayo, Bush el menor lanzaba su campaña para el 2004, con la esperanza de ser finalmente reelegido Presidente de los Estados Unidos. En lo que, probablemente, constituye el vuelo más corto de la historia, un avión militar aterrizaba sobre un portaaviones de los EE.UU., el Abraham Lincoln, que se encontraba tan cerca de la costa que, según la Associated Press, los funcionarios de la administración reconocieron que "el enorme barco se había colocado de forma que se facilitara el mejor ángulo para la televisión durante el discurso de Bush, con el mar como fondo en lugar de la costa de San Diego". El presidente Bush, que no realizó el servicio militar, surgió de la cabina con un traje de fantasía - cazadora militar de piloto estadounidense, botas de combate, protectoras gafas de vuelo y casco. Arengando a sus tropas, que le vitoreaban, proclamó, de manera oficial, la victoria sobre Irak. Fue prudente al decir que había sido " sólo una victoria en una guerra contra el terror ... (que) todavía continúa"
Era importante evitar hacer un anuncio franco de victoria, porque según la Convención de Ginebra, un ejército vencedor está sometido a las obligaciones legales de una fuerza de ocupación, una responsabilidad con la que la Administración de Bush no quiere comprometerse. Además, cuando las elecciones 2004 estén más cerca, y con el fin de seducir a votantes indecisos, otra victoria en "la Guerra contra el Terror" pudiera llegar a ser necesaria. Se está cebando a Siria para la matanza.
Fue Herman Goering, aquel viejo nazi , quien dijo, " los pueblos siempre pueden ser conducidos a la posición de los líderes. ... Todo lo que tienes que hacer es decirles que están siendo atacados y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por exponer al país al peligro. Funciona de la misma manera en cualquier país."
Tiene razón. Esto ha terminado de modo sencillo. Es lo que el régimen de Bush ha llevado a cabo. La distinción entre campañas electorales y guerra, entre democracia y oligarquía, parece que se están difuminando rápidamente.
La única precaución en estas campañas de guerra es que no se pierdan vidas estadounidenses. Porque debilita la confianza del votante. Pero el problema de soldados estadounidenses muertos en combate se ha solucionado. Más o menos.
En una reunión informativa con medios de comunicación, antes de que se pusiera en marcha la Operación Conmoción y Pavor, el General Tommy Franks anunció, "Esta campaña no tendrá parangón en la historia." Puede que tenga razón.
No soy historiador militar, pero ¿cuándo, por última vez se ha combatido en una guerra como en ésta?
Después de la utilización "de los buenos oficios" de la diplomacia de Naciones Unidas (sanciones económicas e inspecciones de armas) para asegurar que Irak se arrodillara, su pueblo hambriento, medio millón de niños muertos, sus infraestructuras seriamente dañadas; después de asegurarse de que la mayor parte de sus armas se habían destruido, en un acto de cobardía que, con seguridad, no debe tener comparación en la historia, la "Coalición de los Dispuestos " (más conocida como la Coalición de los Intimidados y Comprados) - envió un ejército invasor!
¿Operación Libertad para Irak? No lo creo así. Ha sido más bien Operación Vamos a Disputar una Carrera, pero antes Déjame que te Rompa las Rodillas.
Tan pronto como comenzó la guerra, los gobiernos de Francia, Alemania, y Rusia, que se negaron a aprobar una resolución final por la que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la legitimara, compitieron por proclamar cuánto deseaban que los Estados Unidos vencieran. El presidente Jacques Chirac ofreció el espacio francés a la fuerza aérea angloamericana. Las bases estadounidenses militares en Alemania se abrieron para el negocio. El ministro de los Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer, expresó públicamente la esperanza de un " derrumbamiento rápido "del régimen de Saddam Hussein. Vladimir Putin se manifestó en público en el mismo sentido. Se trata de los gobiernos que se coaligaron para el desarme forzoso de Irak antes de precipitarse cobardemente para ponerse al lado de los que lo atacaron. Además de la esperanza de compartir los despojos, todos ellos esperaban que el Imperio respetara sus contratos petrolíferos con Irak de antes de la guerra. Sólo los muy ingenuos podían esperar que los viejos imperialistas se comportaran de otra manera.
Dejando aparte las emociones baratas y los elevados discursos morales pronunciados en Naciones Unidas durante la preparación de la guerra, eventualmente, en momentos de crisis, la unidad de los gobiernos occidentales - a pesar de la oposición de la mayoría de sus gentes - ha sido aplastante.
Cuando el gobierno turco, de forma provisional, se plegó a la opinión del 90 por ciento de su población, y rechazó la oferta de miles de millones de dólares de dinero ensangrentado realizada por el gobierno estadounidense para el uso del territorio turco, fue acusado de carecer de "principios democráticos". Según una encuesta de Gallup Internacional, en ningún país europeo existía apoyo superior al 11% para una guerra llevada a cabo "unilateralmente por América y sus aliados". Pero se elogió a los gobiernos de Inglaterra, Italia, España, Hungría, y otros países de Europa Oriental, por desatender la opinión mayoritaria de sus pueblos y apoyar la invasión ilegal. Por lo visto, esas actitudes estaban totalmente de acuerdo con los principios democráticos. ¿Cómo lo han llamado? ¿Nueva Democracia? ( ¿Como Nuevo Laborismo Británico?).
En duro contraste con la venalidad mostrada por sus gobiernos, el 15 de febrero, semanas antes de la invasión, en la más espectacular muestra de moralidad pública que jamás se había visto en el mundo, más de 10 millones de personas se manifestaron contra la guerra en los cinco continentes. Muchos de ustedes, estoy segura, se encontraban entre ellos. Ellos - nosotros - fuimos contemplados con completo desdén. Cuando, preguntado por su reacción ante las manifestaciones pacifistas, el Presidente Bush dijo "Hay que ser capaz de decidir, pues voy a decidir la política responsable por encima de un grupo concreto. El papel de un líder es el de decidir la política que se basa en la seguridad; en este caso, la seguridad de la gente". La democracia, la moderna vaca sagrada del mundo, está en crisis. Y la crisis es profunda. Se cometen todo tipo de ultrajes en nombre de la democracia. Se ha convertido en poco más que una palabra hueca, una bonita cáscara, vaciada de contenido o significado. Puede ser lo que se quiera que sea. La democracia es la puta del mundo libre, dispuesta a disfrazarse, o desvestirse, dispuesta a satisfacer una gama completa de gustos, disponible para ser usada y abusada a voluntad.
Hasta bastante recientemente, con exactitud hasta los años 80, la democracia daba la impresión de que podría tener éxito en la consecución de un grado de verdadera justicia social.
Pero las democracias modernas han estado dominadas durante el tiempo suficiente por capitalistas neo-liberales para aprender cómo derribarlas. Han dominado la técnica de infiltrarse en los instrumentos de la democracia - la judicatura "independiente", la prensa "libre", el parlamento - para moldearlos a sus intereses. El proyecto de globalización corporativa ha roto las normas. Las elecciones libres, una prensa libre, y una judicatura independiente significan poco cuando el libre mercado los ha reducido a materias primas en venta al mejor postor.
Para comprender en su totalidad el grado de asedio al que la Democracia está sometida, podría servir analizar lo que está ocurriendo en algunas de nuestras democracias contemporáneas. La más grande del mundo: India, (sobre la que he escrito bastante extensamente y, por lo tanto, no hablaré de ella esta noche). La más interesante del mundo: Sudáfrica. La más poderosa: EE UU. Y, lo más instructivo de todo, los proyectos que se están formulando para acomodar a la más nueva del mundo: Irak.
En Sudáfrica, después de 300 años de dominación brutal de la mayoría negra por una minoría blanca, mediante el colonialismo y el apartheid, una democracia no racial y multipartidaria subió al poder en 1994. Ello suponía un logro fenomenal. En dos años desde la subida al poder, el Congreso Nacional Africano se ha prosternado sin condiciones ante el dios del mercado. Su programa masivo de ajuste estructural, la privatización, y la liberalización, sólo han aumentado las terribles desigualdades entre ricos y pobres. Más de un millón de personas han perdido sus empleos. La privatización de los servicios básicos - electricidad, agua, y vivienda- ha supuesto que 10 millones de sudafricanos, casi un cuarto de la población, hayan quedado desconectados del agua y la electricidad. Dos millones han sido desahuciados de sus viviendas.
Mientras tanto, una pequeña minoría blanca, que, históricamente, ha sido privilegiada por siglos de brutal explotación, se encuentra más segura que nunca. Sigue controlando la tierra, las granjas, las fábricas, y los numerosos recursos naturales del país. Para ellos, la transición del apartheid al neo-liberalismo apenas ha cambiado nada. Es un nuevo apartheid con la conciencia limpia. Y ha llegado en nombre de la Democracia.
La Democracia se ha convertido en el eufemismo del Imperio para denominar al capitalismo neoliberal.
También en los países del primer mundo se han desmantelado, eficazmente, los mecanismos de la democracia. Políticos, barones de los medios de comunicación, jueces, poderosos grupos de presión empresariales, y funcionarios del gobierno se encuentran imbricados en un sofisticado y secreto entramado que mina por completo el sistema de contrapesos y controles establecidos por la constitución, los tribunales de justicia, el parlamento, la Administración y, quizás el más importante de todos, los medios de comunicación independientes, que forman la base estructural de una democracia parlamentaria. Cada vez más, el solapamiento resulta cualquier cosa menos sutil, o complejo. Aparece más claro.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, por ejemplo, ostenta el control de los más importantes periódicos italianos, revistas, canales de televisión, y editoriales. El Financial Times ha divulgado que controla cerca del 90 % de la audiencia televisiva en Italia. Recientemente, durante un juicio sobre soborno, mientras insistía en que él era la única persona que podía salvar a Italia de la izquierda, dijo, "¿Cuánto tiempo más tendré que continuar con esta vida de sacrificios?". Malos augurios para el restante 10 por ciento de los espectadores de TV de Italia. ¿Cuál es el precio de la libertad de expresión? ¿Libertad de expresión para quién?
En los Estados Unidos, el arreglo es más complejo. El Clear Channel Worldwide Incorporated es el más importante propietario de emisoras de radio del país. Controla más de 1,200 canales, que juntos suponen el 9 por ciento del mercado. Su presidente contribuyó con cientos de miles de dólares a la campaña electoral de Bush. Cuando centenares de miles de ciudadanos americanos tomaron las calles para protestar contra la guerra en Irak, el Clear Channel organizó por todo el país patrióticas "Adhesiones a América" a favor de la guerra. Usó sus emisoras de radio para difundirlas y seguidamente enviaba corresponsales para cubrirlas como si se tratara de noticias relevantes. La era de fabricar el consenso ha cedido el paso a la era de la fabricación de las noticias. Pronto las salas de redacción de los medios de comunicación abandonarán las apariencias, y comenzarán a contratar a directores de teatro en lugar de periodistas.
A medida que el mundo del espectáculo de América se hace cada vez más violento y bélico, y las guerras de América se parecen cada vez más al mundo del espectáculo, se están produciendo intercambios interesantes. El diseñador que construyó, en Qatar, el decorado de 250,000 dólares, desde el que el General Tommy Franks ha orquestado la cobertura de noticias de la Operación Conmoción y Pavor, había diseñado también decorados para Disney, MGM, y "Buenos días, América"
Es una ironía cruel que los EE UU, que tienen los más ardientes y vociferantes defensores de la libertad de expresión, y (hasta hace poco) la legislación más completa para protegerla, sean también los que han restringido tanto el espacio en el que esa libertad puede ser expresada. De una forma extraña e intrincada, el ruido y la furia que acompañan la defensa legal y conceptual de la libertad de expresión en América sirven para enmascarar el proceso de erosión rápida de las posibilidades reales de ejercer esa libertad.
La industria de la información y del espectáculo en EE.UU. están controladas en su mayor parte por unas pocas grandes empresas- AOL, Time Warner, Disney, Viacom, News Corporation - Cada una de estas corporaciones posee y controla emisoras de televisión, estudios de cine, empresas de grabación, y empresas editoriales. Efectivamente, las salidas están tapiadas.
El imperio de los medios de comunicación de América está controlado por un círculo reducido de gente. El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, Michael Powell, hijo del Secretario de Estado, Colin Powell, ha propuesto incluso la total desregulación de la industria de la comunicación, que conducirá a una concentración mayor todavía.
Aquí está, pues, la Democracia más Importante del Mundo, dirigida por un hombre que no ha sido elegido legalmente. El Tribunal Supremo de América le ha regalado su cargo. ¿Qué precio han pagado los ciudadanos americanos por esta presidencia espúrea?
En los tres años del mandato de George Bush el pequeño, la economía americana ha perdido más de dos millones de empleos. Los extravagantes gastos militares, los beneficios de las grandes corporaciones, y los regalos fiscales a los ricos han ocasionado una crisis financiera para el sistema educativo estadounidense. Según un análisis del Consejo Nacional Legislativo del Estado, Los EE.UU. en el 2002 han llevado a cabo una reducción de 49 mil millones de dólares en servicios públicos, sanidad, asuntos sociales y educación. Y tienen previsto un recorte de otros 25,7 mil millones de dólares este año. Todo ello, suma un total de 75 mil millones de dólares. El presupuesto inicial de que Bush solicitó al Congreso para financiar la guerra en Irak fue de 80 mil millones de dólares.
Así que, ¿quiénes están pagando la guerra? Los pobres de América. Sus estudiantes, sus parados, sus madres solteras, los enfermos de sus hospitales y la atención domiciliaria a los pacientes, sus profesores, y los trabajadores de la sanidad.
¿Y quiénes, en realidad, combaten en la guerra?
Una vez más, los pobres de América. Los soldados que se cuecen al sol del desierto de Irak no son los hijos de los ricos. Sólo uno de los parlamentarios de la Cámara de Representantes y del Senado tiene un hijo que lucha en Irak. El ejército "de voluntarios" de América, de hecho, depende del reclutamiento de la pobreza constituida por blancos pobres, negros, latinoamericanos, y asiáticos que buscan un modo de ganarse la vida y conseguir una educación. Las estadísticas federales muestran que los afroamericanos son el 21% del total de las fuerzas armadas y el 29% del ejército de tierra. Aunque sólo constituyen el 12 por ciento de la población general. ¿No resulta irónica- de verdad- la desproporcionadamente alta representación de afroamericanos en el ejército y en prisión? Quizás, deberíamos verlo desde el lado positivo, y entenderlo como discriminación positiva de lo más eficaz. Casi 4 millones de Americanos (el 2 por ciento de la población) han perdido el derecho al voto debido a condenas por delitos. De ese número, un millón cuatrocientos mil son afroamericanos, lo que significa que el 13 por ciento de la población negra en edad de votar se encuentra privada del derecho al voto.
Para los afroamericanos también existe discriminación positiva en relación con la muerte. Un estudio del economista Amartya Sen demuestra que los afroamericanos como grupo tienen una esperanza de vida inferior a la de gente nacida en China, en el Estado Indio de Kerala ( de donde soy ), en Sri-Lanka, o en Costa Rica. Los hombres de Bangladesh tienen más posibilidades de llegar a los cuarenta años que los varones afroamericanos de aquí, en Harlem.
Este año, en el que el Dr. Martin Luther King, Jr. hubiera cumplido 74 años, el Presidente Bush criticó el programa de discriminación positiva, que favorecía a los negros y a los latinos en la Universidad de Michigan. Lo calificó de "discriminatorio", "injusto" e "inconstitucional". El exitoso esfuerzo para impedir que los negros aparecieran en las listas de votantes del Estado de Florida, con el fin de que George Bush pudiera ser elegido, no fue, por supuesto, ni injusto, ni inconstitucional. Tampoco creo que lo sea la discriminación positiva para los estudiantes blancos de Yale.
Así que sabemos quiénes pagan la guerra. Sabemos quiénes combaten en ella. Pero ¿quiénes se beneficiarán de ella? ¿Quiénes conseguirán los contratos de reconstrucción que, se estima, pueden alcanzar los cien mil millones de dólares? ¿Acaso los pobres de América, los parados y los enfermos? ¿Quizás las madres solteras de América? ¿O las minorías negras y latinas?
La Operación Libertad para Iraq, según nos asegura George Bush, se realiza para devolver el petróleo iraquí al pueblo de Irak. Lo que quiere decir, devolver el petróleo iraquí al pueblo iraquí a través de las corporaciones multinacionales. Como Bechtel, como Chevron, o como Halliburton.
Una vez más, se trata de un pequeño y compacto círculo que entrelaza a las corporaciones, al ejército y al gobierno. La promiscuidad, y los injertos mutuos son escandalosos.
Considere lo siguiente: el Consejo para la Política de Defensa es un grupo designado por el gobierno que aconseja al Pentágono. El subsecretario de defensa designa a sus miembros con el visto bueno de Donald Rumsfeld. Sus reuniones son secretas. No se facilita información para conocimiento público.
El Centro para la Moralidad Pública de Washington descubrió que 9 de los 30 miembros del Consejo para la Política de Defensa tenían conexiones con empresas a las que se concedieron contratos de Defensa por 76 mil millones de dólares entre los años 2001 y 2002. Uno de ellos, Jack Sheehan, un general de Infantería de Marina jubilado, es vicepresidente senior de Bechtel, la gigantesca compañía internacional de ingeniería. Riley Bechtel, presidente de la compañía, es miembro del Consejo Presidencial para la Exportación. El anterior Secretario de Estado, George Shultz, que forma parte también del Consejo de Administración del Grupo Bechtel, es el presidente del Consejo Consultivo del Comité para la Liberación de Irak. Cuando, preguntado por el New York Times, si estaba preocupado por lo que parecía plantear un conflicto de intereses, contestó " No me consta que Bechtel, en particular, pudiera beneficiarse de ello. Pero si hay trabajo que hacer, Bechtel es el tipo de empresa que podría hacerlo".
Bechtel se ha beneficiado de un contrato para la reconstrucción de Iraq por un total de 680 millones de dólares. Según el Centro para Políticas Sensibles, Bechtel había contribuido con cientos de miles de dólares para la campaña de los Republicanos.
Por encima de este subterfugio, se encuentra la legislación anti-terrorista de América que lo empequeñece ante la enorme magnitud de su malevolencia. La Patriot Act de los EE UU, aprobada en octubre de 2001, se ha convertido en el modelo para leyes anti-terroristas similares en países de todo el mundo. Se aprobó en la Cámara de Representantes por una votación mayoritaria de 337 a 79. Según el New York Times, "Muchos legisladores declararon que había sido imposible un verdadero debate o, incluso, leer la legislación".
La Patriot Act inaugura una era de vigilancia sistemática y automatizada. Concede al gobierno la potestad de intervenir teléfonos y ordenadores, y espiar a la gente de un modo que habría parecido completamente inaceptable hace unos años. Concede al FBI el poder de incautar listas de compradores, y registros de usuarios de biblioteca y clientes de librerías bajo la sospecha de formar parte de una red terrorista. Esta ley diluye los límites entre ideas y actividad criminal y crea el espacio para interpretar los actos de desobediencia civil como violación de la ley.
Centenares de personas han sido detenidas ya indefinidamente como "combatientes ilegales". (En India, el número asciende a miles. En Israel, 5,000 palestinos han sido detenidos.) Los no ciudadanos, desde luego, no tienen ningún derecho después de todo. Simplemente, pueden convertirse en "desaparecidos" como la gente de Chile en tiempos del viejo aliado de Washington, el General Pinochet. Más de 1,000 personas, muchas de ellas musulmanes u originarios de Oriente Medio, han sido detenidas, algunas sin que se les permitiera acceso a representantes legales.
Además de pagar los gastos económicos de la guerra, el pueblo americano está pagando con sus propias libertades esas guerras "de liberación". Para el americano medio, el precio "de la Nueva Democracia" en otros países, significa la muerte de la verdadera democracia en casa.
Mientras tanto, se está preparando a Irak para "la liberación". (¿O, desde el principio, se ha querido decir "liberalización"?). El Wall Street Journal informa de que "la administración de Bush ha diseñado proyectos radicales para rehacer la economía de Irak a imagen de la estadounidense".
La Constitución de Irak se va a rediseñar. Sus leyes comerciales, fiscales, y de propiedad intelectual se van a rehacer para adaptarlas al estilo americano de economía capitalista.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ha invitado a compañías estadounidenses para concursar en la obtención de contratos que abarcan la construcción de carreteras, sistemas de distribución de agua, distribución de libros de texto, y redes de telefonía móvil.
Nada más anunciar Bush el segundo que quería granjeros americanos para alimentar al mundo, Dan Amstutz, un antiguo ejecutivo senior de Cargill, el mayor exportador de cereales del mundo, fue nombrado responsable de la reconstrucción agrícola de Irak. Kevin Watkins, director de política de Oxfam, afirmó: "Nombrar a Dan Amstutz responsable de la reconstrucción agrícola en Irak es como colocar a Saddam Hussein en la presidencia de una comisión de derechos humanos."
Los dos hombres seleccionados como candidatos para dirigir la administración del petróleo iraquí han trabajado con la Shell, BP, y Fluor. Fluor se encuentra implicada en una demanda de los trabajadores negros sudafricanos, quienes han acusado a la compañía por su explotación y embrutecimiento durante la era del apartheid. Shell, desde luego, es bien conocida por su devastación de las tierras de la tribu Ogoni en Nigeria.
Tom Brokaw (uno de los más conocidos pilares de la TV de América) fue, sin querer, conciso sobre el proceso. "Una de las cosas que no queremos hacer," dijo, "es destruir la infraestructura de Irak porque en unos días vamos a ser los dueños del país".
Ahora que los títulos de propiedad han sido establecidos, Irak está listo para la Nueva Democracia.
Así que, como Lenin acostumbraba a preguntar: ¿Qué se debe hacer?
Bien ...
Deberíamos aceptar el hecho de que no hay ninguna fuerza convencional militar que, satisfactoriamente, pueda desafiar a la maquinaria americana de guerra. Los atentados terroristas sólo sirven para ofrecer el pretexto, que espera con impaciencia el Gobierno estadounidense, para dar una vuelta de rosca más. Se puede apostar porque días después de un atentado, se aprobaría la Patriot II. Argumentar contra la agresión militar estadounidense alegando que incrementará el terrorismo, es vano. Es como amenazar a Brer Rabbit con lanzarle a unas matas de zarzas. Cualquiera que haya leído los documentos redactados para el Proyecto de un Nuevo Siglo Americano puede atestiguarlo. La supresión por el gobierno del informe sobre el 11 de septiembre, elaborado por el comité del Congreso, en el que reflejó que las advertencias del servicio de inteligencia sobre los atentados habían sido ignoradas, pone de manifiesto, asimismo, el hecho de que, para lo que pretendían, los terroristas y el régimen de Bush podrían haber trabajado en equipo. Ambos consideran a la gente responsable de las acciones de sus gobiernos. Ambos creen en la doctrina de la culpa colectiva y el castigo colectivo. Sus acciones los benefician recíprocamente de manera considerable.
El gobierno estadounidense ya ha mostrado en términos inequívocos el grado y amplitud de su capacidad de agresión paranoide. En psicología humana, la agresión paranoide es, por lo general, un síntoma de debilidad nerviosa. Se puede argumentar que no existe ninguna diferencia en lo relativo a la psicología de las naciones. El Imperio es paranoide porque tiene unas entrañas débiles.
Su "patria" debe ser defendida mediante patrullas fronterizas y armas nucleares, pero su economía se despliega a través del globo. Sus avanzadillas económicas son conocidas y son vulnerables. Ya Internet zumba con listas elaboradas con productos de los gobiernos americano y británico y de empresas que deberían ser boicoteados. Además de los objetivos habituales - Coca-Cola, Pepsi, McDonalds - agencias gubernamentales como USAID, la británica DFID, bancos británicos y americanos, Arthur Andersen, Merrill Lynch, y American Express podrían boicotearse. Son listas elaboradas y seleccionadas por activistas en todo el mundo. Podrían llegar a ser una guía práctica que encauce la desestructurada pero creciente furia en el mundo. De pronto, la "inevitabilidad" del proyecto de Globalización Corporativa comienza a parecer algo más que poco evitable.
Sería ingenuo imaginar que podemos enfrentarnos al Imperio de forma directa. Nuestra estrategia debe ser la de aislar las partes operativas del Imperio e inutilizarlas una por una. Ningún objetivo es demasiado pequeño. Ninguna victoria demasiado insignificante. Podríamos invertir el sistema de sanciones económicas que el Imperio y sus aliados han impuesto a los países pobres. Podríamos imponer un régimen de sanciones populares contra las corporaciones premiadas con contratos en el Irak de la posguerra, de la misma manera que los activistas de este país y del mundo entero han actuado al denunciar a instituciones por apartheid. Cada una de ellas debería ser identificada, denunciada y boicoteada. Forcémoslas a salir del negocio. Nuestra respuesta a la campaña Conmoción y Pavor podría ser ésta. Sería un buen principio.
Otro desafío urgente es el de poner al descubierto que los grandes medios de comunicación son simples boletines de los consejos de administración, lo que realmente son. Tenemos que crear un universo de información alternativa. Tenemos que apoyar a los medios de comunicación independientes, como Democracy Now , Alternative Radio, y South End Press.
La batalla para exigir democracia va a ser difícil. Ningún gobierno nos ha concedido nuestras libertades. Se las hemos arrebatado nosotros. Y una vez que las hemos cedido, llaman revolución a la batalla para recuperarlas. Es una batalla que debe extenderse a través de continentes y países. Que no debe reconocer fronteras nacionales, pero que si quiere tener éxito, tiene que comenzar aquí. En América. La única institución más poderosa que el gobierno estadounidense es la sociedad civil americana. Los demás somos súbditos de naciones esclavas. En ningún caso carecemos de poder, pero Ustedes tienen el poder de la proximidad. Ustedes tienen acceso al Palacio Imperial y a las habitaciones del Emperador. Las conquistas del Imperio son realizadas en su nombre, y Ustedes tienen el derecho de rechazarlas. Ustedes pueden oponerse a luchar. Rechazar el traslado de esos misiles del almacén al muelle. Negarse a enarbolar esa bandera. Rechazar el desfile de la victoria.
Tienen una rica tradición de resistencia. Sólo necesitan leer Una Historia del pueblo de los Estados Unidos, de Howard Zinn, para recordarlo.
Centenares de miles de Ustedes han sobrevivido a la implacable propaganda y han luchado de forma activa contra su propio gobierno. En el clima ultra-patriótico que prevalece en los Estados Unidos, son tan valientes como cualquier iraquí o afgano o palestino que lucha por su patria.
Si se unen a la batalla, no por centenares de miles, sino por millones, el resto del mundo los saludará con alegría. Y verán qué hermoso es ser pacífico en vez de brutal; estar seguro en lugar de asustado. Tener amigos en vez de estar aislados. Ser amado en lugar de odiado.
Lamento discrepar de su presidente. Su país no es una gran nación. Pero Ustedes pueden ser un gran pueblo.
La historia les da esa posibilidad. Aprovechen la ocasión.
Traducido por Felisa Sastre y revisado por Mauricio Álvarez Mesa
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