Otilia Polay pensó que, por la toma de la residencia, su hijo podía salir libre o deportado.
Otilia Campos viuda de Polay (64), madre del líder del MRTA, Víctor Polay, preso en la Base Naval del Callao, se dedica a la agricultura en su fundo de Huaral. Al cumplirse un año de la toma de la residencia nipona que, como se sabe, tenía como propósito conseguir la liberación de los emerretistas encarcelados, recibió a CARETAS en su casa de Camacho y recordó lo vivido aquella dramática noche. Sus opiniones, teñidas de justificaciones propias de una madre que a su vez tiene una larga y combativa militancia en el APRA, muestran un ángulo distinto de un episodio que conmovió al país por cerca de cuatro meses.
La noche del 17 de diciembre de 1996 la residencia del embajador japonés era la viva imagen del caos.
¿Cómo
y dónde recibió la noticia de la toma de la residencia por
parte del MRTA?
Esa noche estaba revisando las cartas y dibujos que los hijos de Víctor
me habían enviado de Francia. Además, preparaba los víveres
para mi hijo porque me tocaba visitarlo en los próximos días.
Tenía su panetón , dulces y algunas conservas que me permiten
darle. En eso, una de mis hijas me dijo lo que sucedía en la residencia
japonesa. Me quedé fría. Sabía que nuevamente iba
a estar en el ojo de la tormenta.
¿Cuál fue su reacción en ese momento?
Estaba anonadada. Una vez más los del MRTA habían demostrado
que podían hacer acciones que conmocionaban al país. La verdad
es que estaba con mucho temor, temía algún desenlace fatal
en esos momentos. Prendí la radio y escuchaba que había disparos
y bombazos. También pensé que habría alguna represalia
contra los presos, en especial contra mi hijo. Me llamaron algunas amistades
y familiares. Me cansé de contestar el teléfono; luego lo
descolgué y me puse a pensar y rezar . Todo lo dejé en manos
de Dios.
Uno de los objetivos del MRTA al tomar a los rehenes en la residencia
japonesa era la liberación de sus presos, ¿Tenía usted
esperanzas de que eso sucedería?
Desde un comienzo pensaba que podían soltar, no a los líderes,
pero sí tal vez a otros comprometidos con el MRTA.
¿No pensó que quizás podrían liberar
también a su hijo?
Tal vez. Si no salía libre, podía salir deportado.
¿Pero cuál fue su opinión ante esta acción
del MRTA?
Me dio mucha pena, porque estamos terminando este siglo, la ciencia
ha avanzado tanto... Era consciente de que no iba a haber un triunfo rotundo
de los del MRTA. El gobierno también iba a poner sus condiciones
e iba a endurecer su posición.
¿Cree que la toma de la residencia le reportó algún
beneficio político al MRTA?
La acción propiamente dicha, no; pero sí la forma como
ingresaron a la embajada. Respetaron las vidas humanas y no corrió
ni una gota de sangre. Además, tener la paciencia de estar cuatro
meses esperando la solución pacífica...
¿Si el gobierno en el momento de la toma de la residencia
le hubiera pedido que integre una comisión de paz para buscar el
diálogo con Cerpa, lo habría hecho?
Desde el primer momento he pedido el diálogo. Yo me ofrecí
para hablar con Cerpa y los demás integrantes para buscar una solución
pacífica.
¿Usted cree que Néstor Cerpa la habría escuchado
y le habría hecho caso?
Polay supo del rescate de los rehenes y el fin de sus compañeros por gente de inteligencia.
Tal vez no me hubiera hecho caso, pero yo le hubiera hecho ver
la realidad de que tenían que dialogar y buscar una solución.
Ya habían hecho la toma. Ya habían ganado la propaganda.
Se debió evitar tanto sufrimiento de los rehenes y sus familiares.
También el dolor de los familiares del MRTA porque son seres humanos
como todos nosotros.
¿En el tiempo que duró la toma, alguien del gobierno
le pidió interceder para mejorar el diálogo?
Sí lo hicieron. Pero la verdad es que creo que me querían
utilizar. Prefiero no dar nombres ahora. Tengo a mi hijo preso. Lo único
que les digo es que fueron a mi tienda y me preguntaron si podía
intervenir. Esto fue a los dos meses de la toma. Creo que querían
ganar tiempo y utilizarme. No acepté.
¿Después de cuánto tiempo visitó a su
hijo? ¿Sabía él ya lo que había pasado?
A Víctor lo visité en junio. Después de siete
meses, porque las visitas se habían suspendido. Mi hijo se preguntaba
por qué no venían sus familiares, presentía que algo
grave estaba ocurriendo. Luego me contó que oficiales de la Marina
le mostraron el video de cómo los comandos recuperaron la residencia.
En presencia de un oficial que escuchaba nuestra conversación,
Víctor me dijo que una vez más el MRTA había demostrado
que no eran terroristas sino guerrilleros. Estas mismas palabras -me contó-
se las dijo a los que le mostraron el video. Me negó que hubiera
tenido algún tipo de diálogo con Néstor Cerpa desde
la residencia o alguna clase de visita especial durante el tiempo que duró
la toma.
Entre las exigencias que planteaba el MRTA estaban las mejoras de
las condiciones carcelarias. ¿Algo de eso se ha producido?
Sí. El gobierno ha dado una ley por la que las visitas se dan
ahora dos veces a la semana. En la Base Naval es dos veces al mes, solamente
media hora. El Presidente acaba de anunciar el reinicio de las visitas
de la Cruz Roja, lo cual también es positivo. Pero yo, como madre,
he pedido el cambio de las camas. No pueden estar durmiendo en bloques
de cemento. El caso de mi hijo, que es asmático, es patético.
¿Piensa como el gobierno que el MRTA está liquidado?
No estoy enterada de lo que sucede en el MRTA. Yo soy aprista. Sobre mi
partido sí puedo hablar. (J.T.).