Cientas de familias que deben enfrentar la curación de sus heridos de bala, comerciantes informales que de vivir de la venta diaria, soportaron 10 de inactividad total con falta absoluta de ingresos, transportistas deudores de créditos por compra de sus vehículos que no trabajaron más de una semana. Ni qué decir de las calles y avenidas con escombros, basura y elementos contundentes que sirvieron para bloquear y echar al "Presidente asesino".
Los ciudadanos alteños, un millón de personas, comenzaron este fin de semana una lenta y penosa reparación de sus daños materiales y pérdidas humanas, sobretodo de ciudadan@s herid@s durante los diez días de radical paro, en los que oficialmente murieron 76 personas, aunque continúan "apareciendo" cadáveres de personas cuya identidad no fue confirmada.
Calles y avenidas con escombros acumulados, al menos 3 mil toneladas de basura, casetas y puestos callejeros de venta nocturna de sandwichs, convertidos en coladera (llena de agujeros por disparos de bala). Cuatro puentes peatonales de 15 metros de largo caídos en medio de la avenida Juan Pablo Segundo y otros eran algunos de los daños materiales.
A ello se suma los restos de una gasolinera que explotó en medio de la balacera en la zona de Río Seco, el saqueo y "vaciamiento" de los depósitos de la empresa Electropaz (subsidiaria de la española Iberdrola) y serios daños a la planta embotelladora de la conocida marca transnacional "Pepsi" de bebidas no alcohólicas.
Otra faceta de la reconstrucción es que muchas calles tienen profundos huecos cavados que servían para impedir que los vehículos militares pasaran desde El Alto a la ciudad de La Paz. Además varias avenidas tienen tanques de combustibles en desuso como otro instrumento de "bloqueo", chatarra de vehículos, fierro diverso de gran tamaño y hasta letreros señalizadores arrancados de las veredas y jardineras que también fueron utilizados para impedir el paso de vehículos.
También se ven cenizas y alambre de llantas quemadas en medio de calles y avenidas de esta rebelde ciudad. Los vecinos realizaban vigilias nocturnas en las esquinas en medio de un amedrentamiento psicológico de efectivos militares que, encapuchados, disparaban al aire, en o que fue calificado como una "cacería de dirigentes vecinales" especialmente en las zonas Santiago Segundo, Río Seco y otras.
DAÑOS PERSONALES
Pero los mayores daños son la pérdida de al menos 40 vidas humanas de ciudadan@s alteñ@s en las zonas Villa Ballivián, Villa Ingenio Río Seco, Senkata, La Ceja, Ventilla y otras, donde la represión militar-policial fue cruel como sanguinaria.
La mayor cantidad de muertes se dio en Villa Ingenio, una de las zonas más castigadas pro la pobreza en esta ciudad, que según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) tiene al 93 por ciento de sus habitantes con las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Según el censo de 2001, El Alto tiene 649.958 habitantes pero con un crecimiento poblacional de un 9,5 por ciento anual, calificado como "explosión demográfica"
Del total de sus habitantes solo 47.350 personas (7,5 por ciento) tienen las necesidades básicas satisfechas. El Alto tiene 62.681 ciudadanos "en el umbral de la pobreza", otros 312.807 habitantes con "pobreza moderada", 108.434 "indigentes" y otros 3.263 ciudadanos "marginales".
Otro drama pendiente es la cuestión de los heridos que como romería llegaron a los hospitales y centros de salud de La Paz y El Alto entre los días sábado 11 y miércoles 15 de octubre, cuando esos centros de atención colapsaron por falta de capacidad y el gobierno, por medio del ministro de Salud Javier Tórrez Goitia, insistía en que los manifestantes buscaban interrumpir el proceso democrático pero no hablaba del geométrico crecimiento de muertos y heridos.
DRAMA ECONOMICO
Otra faceta de esta rebelión popular es que l@s alteñ@s son personas que no tienen ingreso o salario permanente porque son "gremiales", es decir, comerciantes informales que viven de los ingresos diarios de venta que no se pudo hacer durante 10 días del radical paro.
Varios presidentes de las 562 zonas con que cuenta esta ciudad, realizaron campañas barriales para recolectar "una zanahoria, medio kilo de azúcar o un poco de fideo o galletas", especialmente para los hijos de est@s comerciantes que se sumaron al bloqueo de calles y avenidas y a las kilométricas marchas entre El Alto y La Paz.
Los chóferes del servicio público (buses y minibuses) son la otra faceta de esta revuelta. Miles de estos vehículos tienen s sus propietarios con deudas y créditos impagos y que son cubiertos con las recaudaciones diarias por el servicio de traslado de pasajeros en El Alto y hacia La Paz.
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