Hoy 15 de octubre de 2003 se registraron dos muertes mas victimas de la represión militar, esta vez en la localidad de Patacamaya a 100 KM de la ciudad de La Paz. Se trata de dos trabajadores mineros que realizaban una marcha junto a miles de mineros que exigen junto a otros sectores la renuncia del presidente Sánchez de Lozada. Con estas nuevas bajas LAS MUERTES ASCIENDEN A MAS DE 70 PERSONAS CIVILES FALLECIDAS desde el inicio de las movilizaciones que comenzaron a partir de el 18 de septiembre pasado, constituyéndose todos estos hechos en la mayor masacre y genocidio que el Estado ha cometido de la forma mas brutal contra las clases populares en toda la historia de Bolivia.
El conflicto ahora se ha extendido a las ciudades de Cochabamba (centro urbano y localidades de Quillacollo y Chapare), Sucre, Potosí y Santa Cruz (localidad de San Julián) con bloqueos de calles y carreteras y duros enfrentamientos con la policía y el ejército.
En el caso de Cochabamba los disturbios comenzaron hace tres días y todo indica que se mantendrán hasta la renuncia del dictatorial presidente. Estas movilizaciones están siendo llevadas a cabo por campesinos, cocaleros, universitarios, desocupados, campesinos regantes, comerciantes y una amplia masa de sectores populares, desde vecinos de zonas periféricas hasta lumpen. El día de hoy todo este entramado social atacó al edificio prefectural y a la policía produciéndose violentos enfrentamientos callejeros que se extendieron por horas.
En Chapare los campesinos cocaleros han empezado hace unos días el bloqueo en la carretera que une Cochabamba con Santa Cruz, y se vive un clima de Estado de Sitio debido a la excesiva militarización en la zona.
Inicialmente el epicentro de la movilización social había sido el altiplano paceño donde las comunidades de indígenas aymaras realizaban desde la tercera semana de septiembre un bloqueo de caminos que se había radicalizado notoriamente en las poblaciones de Sorata y Warisata donde empezaron las primeras masacres por parte del gobierno para "rescatar" a turistas que estaban atrapados entre los bloqueos.
Las sucesivas masacres se han dado cada día desde el inicio de las movilizaciones en distintas localidades a lo largo de casi todo el país: Sorata, Warisata, El Alto, Ovejuyo y otras regiones del sur de La Paz, San Julián y ahora Patacamaya. El número de muertes es indeterminado pero se sabe con certeza que rebasan los 70, y los heridos superan la cantidad de 150. Tampoco se tienen cifras precisas del número de detenidos. Los excesivos niveles de represión que está ejerciendo Sánchez de Lozada no escatiman recursos para acallar el clamor popular: detenciones y allanamientos ilegales, desapariciones, tortura a los detenidos, y un gran despliegue de agentes encubiertos, recursos típicos de las peores dictaduras.
Las demandas de los sectores movilizados giraban inicialmente en torno a la recuperación del gas y de los hidrocarburos actualmente en poder de empresas transnacionales, y por consiguiente la no exportación de gas a EEUU que el gobierno planea realizar por puertos chilenos. La gente sabe que este proyecto estaría siendo digitado por la empresa Pacific LNG (conformada por REPSOL, BRITISH PETROLEUM, y otras petroleras conocidas por contaminar la tierra, pagar pocos impuestos y saquear legalmente los recursos hidrocarburíferos del tercer mundo) en consecuencia toda persona con sentido común sabe que el negocio del gas sólo beneficiará a las transnacionales y a las élites politico-económicas de siempre en Bolivia, Chile y EEUU.
Pero no sólo es el tema del gas. En Bolivia se vive una nueva etapa de lucha popular desde el año 2000, con hechos como la Guerra del Agua, el gran bloqueo campesino de Septiembre (2000), y la Guerra del Impuestazo (o Masacre de la Plaza Murillo en febrero de este año). Todos estos eventos adquirieron las formas de revuelta popular que consiguieron anular decretos y expulsar a una transnacional, revueltas que en gran medida estuvieron marcadas por la auto organización de las masas y su accionar espontáneo y extremadamente radicalizado. Este clima convulsionado es producto de 18 años de aplicación del modelo neoliberal en Bolivia que ha traído alarmantes índices de pobreza y desempleo. Pero la crisis no sólo es económica sino también política, ya que las clases dominantes de este país se han turnado el poder gestión tras gestión entre no mas de 100 familias blancas, criollas y mestizas de empresarios mineros, ganaderos, terratenientes y elites militares que han venido reproduciendo una forma colonial de dominio, que se expresa en el racismo y la explotación a los campesinos e indígenas. Se trata en definitiva de la explosión de un montón de demandas populares postergadas por décadas: recuperación de los hidrocarburos, distribución de tierras para sectores campesinos, empleo, salud, cambio de esta "democracia" excluyente y racista, derecho al libre cultivo de coca, entre otras muchas necesidades del pueblo boliviano postergado por el neoliberalismo y la corrupción de las clases dominantes.
Por parte de los movimientos sociales se vive una crisis dirigencial que las masas movilizadas en rebelión permanente parecen estar superando al rebasar a los dirigentes y al exigirles unidad en estos momentos decisivos. De esta radicalidad espontánea se ha dado el salto de la demanda de la no exportación de gas, a la demanda de renuncia del presidente que ahora es la consigna de unidad que se ha generalizado en todo el país y se está extendiendo a las clases medias.
Sánchez de Lozada, artífice del decreto 21060 que desde 1985 introdujo el mas salvaje neoliberalismo en Bolivia, es un millonario empresario dueño de minas de oro que representa a los sectores mas conservadores y radicales de la derecha en este país. Este personaje sumiso a los intereses de EEUU representa el neofascismo y ha aglutinado a se alrededor a los partidos y a los sectores mas reaccionarios que ahora se juegan su futuro o su caída definitiva.
Ante este desesperante clima, derrotar a Sánchez de Lozada se hace imperioso para asestar un duro golpe al capitalismo transnacional y a las élites racistas.
Ante tanta muerte y masacre convocamos, pedimos, exigimos apoyo y solidaridad internacional urgente para el pueblo boliviano en estado de rebelión permanente.
Lo que puedes hacer:
desde Cochabamba
*Comité autónomo de informacción
*Pseudo comité de indiferencia activa
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