Dolor en Ovejuyo: un chofer y dos labriegos muertos el lunes fueron enterrados ayer
La Prensa La Paz - Bolivia Edición de Octubre 16, 2003
CONFLICTOS
Las marchas en la zona Sur se pospusieron por las exequias
Dolor en Ovejuyo: un chofer y dos labriegos muertos el lunes fueron enterrados ayer
Ayer sepultaron a 19 caídos de confrontaciones entre ciudadanos y fuerzas represivas en El Alto y la zona Sur. En éste sector, los sepelios postergaron, posiblemente para hoy, las marchas que debían llevarse a cabo.
Trece de los caídos en los enfrentamientos de Río Seco en la ciudad de El Alto fueron sepultados ayer en los cementerios de Villa Ingenio, Collpani y Santiago I. Multitudinarias caravanas acompañaron a su última morada a los caídos en la "guerra del gas".
En el camposanto de Villa Ingenio enterraron once
personas; en Santiago I, a una (Johnny Suñavi Quispe); y en Collpani, en las afueras de El Alto, al décimo tercer fallecido.
A su paso por las calles de El Alto, los vecinos lanzaban consignas contra el gobierno, pedían la renuncia del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, rechazaban la venta del gas y gritaban vivas y glorias a los "martires".
Un cortejo fúnebre partió de la ex tranca de Río Seco hacia Villa Ingenio, mientras que otro emprendió camino hacia Santiago I desde la sede de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve), ubicada en la avenida 6 de Marzo.
En principio, los dirigentes de la Fejuve habían previsto sepultar a todos los "combatientes" en el cementerio Jardín Prados de Ventilla, pues los dueños de este camposanto donaron 30 fosas, de las cuales, ya fueron utilizadas tres el martes.
Sin embargo, el municipio de El Alto instruyó que los sepelios se lleven a cabo en los cementerios de los distritos en que habitaban los difuntos.
"Como héroes, protomártires, han defendido el único recurso que tenemos", afirmó el presidente de la Fejuve, Mauricio Cori, quien acompañó el cortejo fúnebre de Johny Suñavi.
Ante los cientos de alteños congregados, Cori aseguró que no dialogará ni negociará con el gobierno, "cuando está corriendo sangre, cuando se está enterrando a los vecinos".
Los once sepultados en Villa Ingenio fueron sometidos a autopsias el martes. Los forenses certificaron que todos ellos fallecieron por balas de guerra durante el domingo y lunes.
El sur también existe
Entretanto, la ladera en la que se ubica Chasquipampa, se prolonga por Ovejuyo y llega a Apaña, los vecinos comenzaban a salir a las calles a la espera de unirse a una marcha que debía confluir con otra similar que había partido de poblaciones de Río Abajo.
Aunque la manifestación debía pasar por Chasquipampa a las 14.00, ya desde las cinco de la madrugada la avenida Héroes del Chaco, la principal de la zona, era patrullada por soldados "boinas verdes" especializados en antiinsurgencia.
Los "rangers" se retiraron al mediodía porque la marcha había sido suspendida para dar espacio al sepelio de seis personas que murieron por disparos de los militares, el lunes.
En Ovejuyo, colindante con Chasquipampa, poco a poco la vecindad se reunió en las puertas de la capilla barrial a la espera del cortejo fúnebre.
A las 14.57, alrededor de 300 personas llegaron al lugar al grito de "fusil, metralla, el pueblo no se calla". Por delante, grupos de seis hombres cargaban dos féretros, uno café oscuro y otro blanco, seguidas de mujeres con la cabeza cubierta por mantas negras.
Cuando los catafalcos fueron depositados al pie de las gradas del templo, comenzaron los discursos de dirigentes agrarios y barriales de media docena de localidades vecinas.
Las arengas, casi todas en aymara, pedían la renuncia del Presidente y la proscripción en esos lares de su partido, el MNR, y de algunos canales de televisión cuya cobertura informativa disgustó a algunos vecinos.
El entierro
Tras los discursos, la masiva concurrencia emprendió camino al cementerio con una nube de polvo reseca por un sol que castigaba aún más a los enlutados dolientes.
El cementerio de Ovejuyo está al extremo de una loma, desde la que se divisa el barrio a la izquierda y los edificios del centro de la ciudad en el frente.
Los nichos fueron repartidos como lo permitió la forma aguda del cerro. Encima de uno de los mausoleos se encaramaron algunos asistentes, mientras el resto cubrió de negro una loma vecina.
Subido sobre un cuartel, un joven desenfundó una trompeta y entonó una melodía que desató el llanto contenido de los deudos.
Luego, el ataud blanco del joven chofer Marcelo Hugo Cusi fue encajado en su nicho, al mismo tiempo que los féretros de Jacinto Bernabé Calle y Raúl Huanca, labriegos y antiguos vecinos de la zona.
Similares exequias se celebraron para dos difuntos en Apaña y uno en Uni.
guerra del gas | bolivia | www.agp.org (archives) | www.all4all.org