El 17 de Octubre del 2003 será un día para la historia de Bolivia y de Latinoamerica. Hace algunas horas acaba de renunciar a su cargo Gonzalo Sanchez de Losada, luego de estar en el poder un año, dos meses y once días. Conviene recapitular aunque sea un dia para entender como se precipitaron los acontecimientos.
El jueves hubo tres acontecimientos que abrieron el último capítulo del gobierno de Sanchez de Losada, luego de varias semanas de bloqueos y movilizaciones, con un saldo de 74 muertos declarados y cientos de heridos. El primer hecho es la movilización en La Paz del jueves, considerada una de las mas grandes de las últimas décadas; columnas de miles de trabajadores, campesinos y estudiantes bajaron desde El Alto y desde los barrios de La Paz. La masacre de El Alto, con 28 muertos durante el 11 y 12 de Octubre, lejos de haber diezmado la fuerza del movimiento, lo había expandido, masificado y, en cierto sentido, radicalizado.
En segundo lugar, la clase media boliviana comenzó a polarizarse mas abiertamente; intelectuales y organizaciones de Derechos Humanos comenzaron a multiplar las huelgas de hambre y la zona sur de La Paz, zona tradicionalmente rica y conservadora, conoció por primera vez lo que significa protagonizar una movilización. Del otro lado, en Santa Cruz, el movimiento de los terratenientes y empresarios conocido como "Nación Camba" organizó piquetes armados para detener una movilización de campesinos que se dirigía a La Paz. En Cochabamba, un grupo de 50 mujeres blancas organizó una ronda de rezos "por la paz" y para que se quede el Goni. La iglesia, en esa ciudad, también aloja varios piquetes de huelgas de hambre, tornando ambiguo su contenido.
Pero quizás uno de los hechos centrales del Jueves hayan sido los enfrentamientos en Patacamaya, donde estaba detenida una movilización de 20.000 mineros y gremialistas venidos de Huanuni, Oruro y otros departamentos. Allí, el jueves por la mañana el ejercito reprimió salvajamente a la columna, con el saldo de dos mineros muertos. En la represión, el ejército secuestró 8000 cachorros de dinamita, el arma preferida de los obreros del socavón, y una aplicación muy concreta de la discusión que recorría y recorre todo el movimiento; como defenderse de una represión cada vez mas violenta.
El viernes los mineros, gremiales y campesinos detenidos en Patacamaya tomaron una desición. "Vivos o muertos vamos a pasar, pero vamos a La Paz a sacar al gringo". En la ruta, velaron a sus muertos y comenzaron a tratar de romper un cerco militar que incluía tanques de guerra.
Finalmente, la mayoría de los marchistas lograron pasar atravesando cerros, y llegaron a La Paz en el momento justo. El ejército, por la tarde, dejó pasar a los 58 camiones donde se transportaban otros miles de mineros y campesinos.
Casi a la misma hora en que los mineros avanzaban hacia La Paz, la ciudad de El Alto estaba desierta. Miles de personas habían bajado marchado, caminando por el autopistaque se ofrecía a los recién llegados era de una ciudad desierta, con puentes volados, vagones de tren cruzados sobre el autopista y piedras a lo largo de todo el camino. Quedaban en la zona miles de casas vacias, todas con sus banderas de Bolivia con crespones negros y las bicicletas, el medio de transporte mas lujoso en estos momentos. También en el camino cientos de mujeres y niños esperaban que llegue algún camión para obtener una garrafa. Una de las mas grandes paradojas de este país, el país del gas, acosado por las multinacionales, no tiene gas natural para su población.
Abajo, en La Paz, la plaza explotaba. La movilización era tan imponente como la de ayer, y nosotros llegamos justo en el momento en que se anunciaba el rumor de que Goni estaba a punto de renunciar. Como si hubiera explotado una bomba, la concentración se dividió en decenas de pedazos para agolparse contra la Plaza Murillo, custodiada por cientos de policias y militares.
El primer cordón policial fue como una barrera de papel; no tardaron nada en correrse, y terminaron dándole la mano a los manifestantes. Pero atrás los tanques no se movian, y el pueblo desarmado no podía pasar.
-Se va el gringo
Todo parecía entonces espera; a las cuatro, aparentemente, se anunciaría oficialmente la renuncia. La ciudad paralizada era testigo de una calma tensa, con pequeños grupos de manifestantes caminando de un lado a otro desde El Prado Hasta la Plaza San Francisco. En las bambalinas, el poder de Goni, sostenido por la mayoría de los partidos tradicionales, la iglesia y, sobre todo, por la embajada yanqui, se comenzaba a derrumbar.
Y entonces llegaron mineros, atravezando también ellos todo El Alto; eran rostros salidos del fondo de la tierra, cascos, cachorros de dinamita, formados en escuadra y cargando coca y frazadas. "Goni cabrón, llegaron los mineros" y las detonaciones retumbaban aún antes de que se los pueda ver.La movilización se volvió a armar, esta vez para aplaudir, para cantar con ellos, para abrazarlos o simplemente para darles un refresco.
Serían las cuatro de la tarde y era una marcha triunfal. "Si se pudo carajo" y "fusil, metralla, el pueblo no se calla". Los cachorros ahora no eran para defenderse, sino para festejar que el presidente comenzaba a escapar.
La ciudad, al caer el sol, fue recobrando un lento ritmo que había desconocido en la última semana. Grupos de manifestantes caminaban tranquilos, otros se apolpaban contra la barrera militar para exigir que lo dejen pasar. Y hasta había gente simplemente paseando, algo casi impensado durante los momentos mas intensos de la huelga general.
Las radios informaban que el Goni escapaba, y que el congreso secionaría para designar a Carlos Mesa presidente. A las siete, las calles se inundaron de canillitas, vendiendo a viva voz la gran noticia. Extra; se fue el Goni.
A esa hora ya se sabía que viajaba en avión hasta Estados Unidos, al país donde se crió y donde dice que va vivir.
Y toda la ciudad, todas las ciudades, vivieron una noche de fiesta. Hasta en El Alto, esa ciudad heroica y desangrada, miles salieron a la calle a cantar "Goni, demente, ya no eres presidente".
-Lo que está en juego, lo que sigue.
El viernes por la tarde, mientras se escapaba el presidente y gran parte de los ministros, la Central Obrera Boliviana (COB) realizaba una reunión ampliada para definir como continuar la lucha frente a los nuevos acontecimientos.
Por un lado, se discutia llamar a una asamblea popular para terminar de organizar a los miles que salieron a la lucha. La COB decidió no levantar las medidas -la huelga por tiempo indeterminado y el bloqueo nacional de caminos- hasta conocer las medidas concretas.
El MAS de Evo Morales aceptaría, en principio la tregua que propuso el nuevo presidente Carlos Mesa, un periodista que saltó a la vida política de la mano de Sanches de Losada, y que luego de la masacre de El Alto se separó de él para plantearse como recambio. El mismo Evo Morales, en una conferencia de prensa el jueves, ya había anunciado que su propuesta era que asuma Mesa como un gobierno de transición.
Para entender en que condiciones asume el nuevo presidente, basta saber un dato: antes de que secione el congreso, llamó personalmente a los dirigentes de la COB para pedirles garantías para que los parlamentarios puedan llegar. El miedo al pueblo es el signo del nuevo gobierno, aun antes de que le coloquen la banda presidencial.
En su discurso habló de "gobernar sin militantes de los partidos políticos", de convocar a una asamblea constituyente y a un referendum vínculante para la exportación o no del gas. Habló como un Kirchner boliviano, con la sola diferencia que asumió cuatro horas después de la caída del Menem boliviano, y con miles de personas todavía en las calles.
Hoy, sábado 18 de Octubre, La Paz recobró algo de vida; los mercados abrieron, hay tranportes y los tanques y tropas militares se retiraron de la Plaza Murillo. Anoche miles festejaron en la salida del Goni, y dentro de unos minutos comienza una movilización que está previsto termine en una asamblea popular para definir como sigue la lucha en la nueva etapa que se abre.
Se esperan miles de personas que ya vienen marchando desde la heroica ciudad de El Alto, o que llegaron anoche desde los distritos mineros y campesinos. Una combinación que acaba de escribir un nuevo capítulo en la historia de los pueblos de Lationamerica.
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