ANÁLISIS - En un artículo publicado en el diario The Washington Post dice que tres hechos relacionados con la potencia precipitaron la crisis.
El economista Jeffrey Sachs culpa a Estados Unidos por la crisis política de Bolivia, que causó la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y que puede derivar en "una ola de violencia y desestabilización en el mismo corazón de América del Sur".
Esa posición fue expresada por Sachs en un artículo publicado el domingo 26 en el influyente diario The Washington Post. Sachs es profesor de Harvard, director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia y es conocido en Bolivia porque asesoró para la implantación del modelo neoliberal en 1985 y por su cercanía con Sánchez de Lozada.
Sachs dice que si bien las raíces de la agitación están en la pobreza crónica y en la crisis económica regional, tres factores relacionados con Estados Unidos y el "antiamericanismo" precipitaron los hechos.
Uno de esos factores tiene que ver con la exigencia de Estados Unidos para erradicar la coca quitando a 50.000 familias su sustento "sin ofrecer ninguna alternativa realista".
El segundo se refiere a la intención de Sánchez de Lozada de exportar gas a Estados Unidos a través de un puerto chileno.
El tercero es el ajuste fiscal exigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que, según Sachs, está movido por EEUU.
"El año pasado, Sánchez de Lozada visitó Washington para advertirle al presidente Bush sobre la inestabilidad cada vez mayor de Bolivia. Pidió 150 millones de dólares, una miseria para Estados Unidos "menos de un día de costes de la tropa en Irak" (...). Le advirtió a Bush que sin la ayuda de emergencia, probablemente, dentro de un año, él estaría buscando asilo. Sin embargo, Bush lo despidió con las manos vacías", dice Sachs.
El economista recuerda que sólo después de que se amotinó la Policía en febrero, Washington dio 10 millones de dólares.
Señala que, como consejero económico de Bolivia y de otros países pobres, evidenció en los últimos 20 años que la política "estándar" de EEUU llevó a los gobiernos pobres al colapso.
Según esa política "los problemas de desarrollo económico sólo los puede solucionar el FMI y no requieren ninguna ayuda financiera de Estados Unidos".
La última vez que Sachs llegó a Bolivia fue en agosto de este año, cuando se reunió con Sánchez de Lozada y expresó su visión crítica hacia la inflexibilidad de los organismos financieros, habló de revisar el modelo y de invertir en lo social.
En su artículo, Sachs recuerda que en 1987, en su calidad de Ministro de Planeamiento, Goni visitó EEUU para decir que Bolivia necesitaba, más que ayuda militar, dinero para desarrollo.
"Increíblemente, Shultz, representando al país más rico del mundo, explicó a Sánchez de Lozada, representando a la segunda nación más pobre del hemisferio, que Estados Unidos tenía un déficit presupuestario grande y por lo tanto no podrían ayudar".
Señala que "con la política de Estados Unidos en piloto automático", la administración Bush siguió predicando la extirpación de la coca y el ajuste fiscal, incluso, cuando "Bolivia se acercó al precipicio del caos político".
Critica la política asistencialista de la agencia de desarrollo de EEUU (Usaid) y señala que ésta se reduce a 10 mil millones de dólares anuales para el resto del mundo, donde hay mil millones de personas pobres, mientras que Bush pide 20 mil millones de dólares para Irak, donde hay 24 millones de personas.
"Washington debe entender que el desarrollo económico es la herramienta más potente de la lucha contra la inestabilidad y el terrorismo", concluye.
Explosión de gas en el país
El escritor uruguayo Eduardo Galeano, en un artículo publicado por IPS, califica como una "inmensa explosión de gas", lo sucedido en Bolivia. "La gente se ha alzado porque se niega a aceptar que ocurra con el gas lo que antes ocurrió con la plata, el salitre, el estaño y todo lo demás". Comienza hablando del auge de la plata de Potosí en la época de la colonia, cuyo resultado es "una montaña hueca, una incontable cantidad de indios asesinados por extenuación y unos cuantos palacios habitados por fantasmas".
Luego señala que en el siglo XIX, Bolivia "también perdió su salitre" y el mar en la Guerra del Pacífico, cuyo ganador es un empresario británico que alimentó las costas de Europa con el fertilizante boliviano.
En el siglo XX, Bolivia abasteció de estaño, incluso, a los aliados de la Segunda Guerra Mundial. El rico de entonces fue Simón Patiño. Cuando las minas fueron nacionalizadas, quedaba poco mineral.
Ahora, el recurso preciado es el gas, pero "la desobediencia popular ha hecho perder un jugoso negocio a la corporación Pacific LNG, integrada por Repsol, British Gas y Panamerican Gas", dice Galeano.
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