Por Edin Hernández *
El proyecto de una mega-represa en el caudaloso río fronterizo entre México y Guatemala sigue alarmando a grupos ambientalistas, pese a que las autoridades aseguran haberlo cancelado.
GUATEMALA.- Los gobiernos de México y Guatemala confirman no tener planes para construir una gran central hidroeléctrica en el río Usumacinta, el más caudaloso de la región maya y frontera natural de ambos países, pero ecologistas y pobladores de la zona desconfían de desmentidos oficiales y siguen organizando protestas.
El proyecto denominado Boca del Cerro, archivado y desempolvado por al menos tres gobiernos en México, preveía una capacidad de generación de tres mil 978 megavatios y una cortina de concreto de 130 metros de altura, que formaría un lago artificial de 20 mil metros cúbicos.
La represa, proyectada en el meridional estado mexicano de Tabasco, inundaría entre 500 y 800 kilómetros cuadrados de territorio guatemalteco, según ambientalistas, y pondría en riesgo el patrimonio cultural y biológico de la cuenca del Usumacinta.
En una zona rica en flora, fauna y recursos acuíferos y energéticos, la cuenca comprende los Altos de Chiapas y la selva Lacandona, en México, y los departamentos guatemaltecos de El Quiché, Alta y Baja Verapaz y El Petén.
Sin embargo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de México afirmó en noviembre de 2002 que canceló el proyecto, y el Ministerio de Energía y Minas (MEM) de Guatemala negó también la existencia de planes para una obra de esa índole en territorio guatemalteco.
« Guatemala no apoya ese proyecto mexicano debido al poder de los grupos ambientalistas que se oponen a esa obra y a la gran organización de los pobladores de El Petén », afirmó a Tierramérica el portavoz del MEM, Juan Carlos Ruiz.
Pero los pobladores de ambos lados del Usumacinta no se convencen.
Los habitantes de El Petén, en Guatemala, conformaron el Frente Petenero contra las Represas y, junto a 15 organizaciones, crearon la Alianza por la Vida y la Paz.
« El megaproyecto traerá más daños que beneficios », dijo a Tierramérica el presidente de la Alianza, Jorge Mario Sub.
« Las tierras guatemaltecas son más bajas y una represa al otro lado provocaría inundaciones en (la aldea de) La Libertad », sostuvo la presidenta del guatemalteco Colectivo MadreSelva, Magalí Rey.
La coalición arrancó al gobernador de El Petén, Adán Regalado, un compromiso firmado de no autorizar la central. « Sólo organizados evitaremos que un tercio de El Petén sea afectado por la hidroeléctrica », dijo Sub.
A mediados de diciembre de 2002, decenas de intelectuales y artistas pidieron al presidente mexicano Vicente Fox que no diera luz verde al proyecto.
Los escritores Ariel Dorfman y Margo Glantz, y los artistas plásticos Leonora Carrington y Francisco Toledo, entre otros, subrayaron en una carta pública que el Usumacinta es el principal curso de agua de una de las regiones de mayor vitalidad y relevancia biológica y cultural del planeta.
Para los ambientalistas, la idea de levantar una mega-represa en el corazón de la milenaria civilización maya es una pesadilla recurrente que se reavivó en 2001, en el marco de las discusiones del Plan Puebla Panamá (PPP), un programa de integración y desarrollo para México y América Central, impulsado por el presidente Fox.
Las autoridades aseguran que una mega-represa no formará parte del PPP. Pero lo más probable es que otros proyectos menos ambiciosos se discutirán en el futuro cercano.
Gerardo Cubos, portavoz de la CFE de México, admitió a Tierramérica que se encuentra en etapa de estudio inicial otro plan de menor escala, de « cortina baja ».
El nuevo proyecto es analizado por el también estatal Instituto Nacional de Antropología e Historia, que deberá determinar si la obra afectaría monumentos históricos.
El coordinador nacional de Arqueología, Alejandro Martínez, explicó a Tierramérica que « por los estudios de CFE que conocemos para esa zona, se trata de un proyecto que no inundaría un centímetro cuadrado de territorio guatemalteco, ni afectaría áreas arqueológicas de primera importancia ».
El Usumacinta es el río más caudaloso de México y « el tercero en América Latina en potencial eléctrico. Podría hacerse una hidroeléctrica capaz de abastecer el sureste mexicano y toda Centroamérica », explicó Ruiz, del MEM de Guatemala.
Guatemala tiene una capacidad eléctrica instalada de mil 620 megavatios, 53 por ciento generada por centrales termoeléctricas y el resto por hidroeléctricas. El servicio eléctrico alcanza a 85 por ciento de los 12 millones de guatemaltecos.
En México, casi 100 por ciento de los 100 millones de habitantes cuenta con electricidad. El país tiene una capacidad de generación de alrededor de 41 mil megavatios, 70 por ciento aportada por fuentes termoeléctricas. La energía hidroeléctrica constituye apenas 24 por ciento.
* El autor es colaborador de Tierramérica. Con aporte de Pilar Franco/México
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