Porto Alegre, Brasil, Enero del 2005. Un hombre, entrecano, un poco calvo y con gafas redondas, de unos 60 años, sube al balcón de un enorme edificio que mira pasar la marcha de inauguración del quinto Foro Social Mundial. Este hombre, sube a una silla y alguien más joven, quizá su hijo, lo sostiene desde las piernas para que no caiga al vacío sobre los asistentes a la marcha. El mismo hombre, vestido de traje, saca un enorme letrero que a la letra dice: Samba SI, Davos No. La multitud, abajo, en la calle, ruge al ver el mensaje, y más lo hace cuando este hombre se menea, grita, le mueve los hombros a la marcha y baila, baila, baila.
Mientras arriba, entre los integrantes del Consejo Internacional que impulsa la quinta edición del Foro Social Mundial, las tensiones y las contradicciones crecen entre los movimientos sociales y las organizaciones no gubernamentales, abajo, como es costumbre, se construye un foro distinto; abajo, como suele suceder, sin la atención de los grandes medios, ni el escrutinio de los grandes liderazgos del movimiento global, abajo, se sueña y se construyen los otros ritmos de Porto Alegre.
La izquierda tradicional no comprende cómo este espacio de encuentro de las rebeldías globales puede servirles. La izquierda tradicional, anclada en la dinámica de controlar todo lo que toca, dividir todo lo que construye y cooptar todo lo que quede, no comprende la utilidad política de este espacio de espacios que, en los ritmos de abajo, poco se puede controlar y cooptar.
Igor, un chico de Brasilia, ha viajado varias horas hasta Porto Alegre para resolver todas sus dudas sobre el zapatismo e impulsar, desde su localidad, la solidaridad con el neozapatismo mexicano, que en los pasillos, las carpas, las charlas y los talleres desde abajo, se cuela como lo que es: uno de los principales referentes de lucha, resistencia y construcción de un mundo otro para Europa y Latinoamérica. Andrea, una chica chilena, ha viajado desde Santiago para asombrarse y contraer la respiración al ver la magnitud del foro, tan amplio como es el movimiento de movimientos en el mundo. Andrea quiere saber cómo viajar al sureste mexicano y ayudar ahí a la resistencia indígena. Cerca de 40 mil chavos y chavas en el campamento de la juventud realizan la mayor congregación de prácticas y formas distintas de vida. La fiesta no se hace esperar, y la izquierda clásica se pregunta porqué sus largos discursos y consignas cansadas no hacen efecto sobre los miles de jóvenes, que prefieren vender camisetas en la campaña global contra Coca Cola, hacer reuniones sobre medios de comunicación libres, patinar en las pistas de skate, escuchar al fuerte movimiento de hip hop brasileño o, de plano, dejarse llevar por las más de 7 fiestas simultáneas que cada noche hacían vibrar el campamento. Estas experiencias de aprendizaje y de fiesta deberían ser ya un motivo suficiente para alentar al foro, pero la izquierda clásica ve con desprecio la fiesta por frívola, y los pequeños espacios de aprendizaje como insuficientes; pero en ellos, nosotros vemos pistas y señales de cómo el movimiento se acerca a los no organizados, les habla, dialoga, los convence, y cómo empiezan a nacer y germinar pequeñas y novedosas luchas, aunque sean tan pequeñas como lo son Igor o Andrea.
Pero si Igor o Andrea son motivo suficiente para viajar miles de kilómetros, lo son también otras experiencias, mucho menos conocidas que Eduardo Galeano, José Saramago, Lula o Chávez que reúnen a miles de personas. Menos conocidas, menos espectaculares, menos mediáticas, pero en el corazón del foro, por ejemplo, cientos de asistentes acuden a encontrarse con el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTDS) de la Argentina rebelde. El interés se basa en las experiencias autónomas y autogestionarias del MTD de Solano o del MTD de la Matanza, de sus formas organizativas en la horizontalidad, en sus talleres o sus cooperativas. Y el interés sube a la estratosfera cuando el movimiento de trabajadores desocupados argentino se encuentra con el brasileño.
Las resistencias se encuentran, aunque a las agencias internacionales les parezca un evento más; las resistencias dialogan, aunque el evento no se realice en el GIGANTIÑHO, que en ese momento está repleto de gente que escucha al carismático presidente venezolano. Las resistencias empiezan a articularse. Las islas de resistencia, como dice el subcomandante Marcos, se hacen barcas para encontrarse. Y como ésa reunión, cientos se suceden, generando acciones, planes, intercambios, sueños, sueños, sueños... Como el del Movimiento Tierra, Trabajo y Libertad de Brasil que desea construir, en sus propias palabras, zonas liberadas, del estado y del capital y por ello la experiencia zapatista se vuelve referente inmediato. Estos movimientos no le piden al foro resoluciones para poder luchar, hacen suyo el foro para continuar sus propias luchas. Autogestionan sus sueños, no piden consignas para soñar. El Foro se vuelve de la gente y todos nos olvidamos por un momento del famoso consejo internacional y de las estrellas mediáticas de la izquierda.
Pero el mejor discurso en Porto Alegre son algunas prácticas experimentales que por apenas seis días de foro dejan mirar algunas pistas de cómo se vería un mundo otro. A lo largo de todo el foro, a través de galpones acondicionados, el campamento de la juventud y cientos de carpas al aire libre, se pueden encontrar una veintena de tiendas de comercio justo. Uno entra a estas tiendas y mira, quizá sólo un poco, otro comercio: jugos y fruta orgánicos libres de transgénicos, dulces y galletas elaborados en cooperativas solidarias, productos de los que se asegura no fueron producidos bajo ninguna forma de explotación, y lo mejor de todo, uno no puede encontrar productos de las odiadas multinacionales que en decenas de talleres del Foro, son repudiadas y se organizan campañas contra los íconos globales del capitalismo.
Muchos de los espacios del foro y prácticamente todos los espacios colectivos del Campamento de la juventud han sido construidos en una técnica llamada arquitectura bioconstruída (atelié), utilizando materiales locales, naturales y de menor impacto ambiental, con paredes de tierra, paja o bambú, reivindicando también las culturas locales, generando una identidad distinta del foro, y quitándole, aunque sea un poco, ese olor elitista que el FSM tenía cuando se realizaba en las universidades de Porto Alegre.
Cuando uno se inscribe dentro del campamento de la juventud recibe una lista elaborada por Greenpeace sobre todos los productos que fueron elaborados con transgénicos para que no sean consumidos, especialmente aquellos elaborados por grandes empresas multinacionales como Nestlé o Kellog's. La organización del campamento utiliza software libre en todas sus computadoras, y esta vez, se organizaron cuatro cocinas colectivas, coordinadas por movimientos sociales brasileños.
Pero no todo son prácticas alternativas. La vida colectiva de más de 40 mil jóvenes reunidos por seis días en el campamento de la juventud está cruzada por los problemas sociales. Nuestros movimientos están cruzados por la discriminación, la homofobia, el racismo y el sexismo. Prueba de ello es el terrible hostigamiento que sufrieron las mujeres en el campamento de la juventud que iba desde el acoso verbal hasta algunos ataques aislados. Pero si estos problemas cruzan el campamento, también las nuevas prácticas lo hacen: las mujeres se organizan, toman las regaderas masculinas en demostración de indignación, escrachean (hacen pintas) varios lugares con consignas contra el acoso hacia las mujeres y realizan una marcha adentro del campamento.
Estas prácticas, son, mucho más que un taller o una plática. Son una demostración palpable de que hay otra vida, otros mundos. Son una experiencia concreta que marca (nos marca) a los asistentes. Mucho más que un discurso, la acción directa, las experiencias alternativas de vida, de comercio, de relaciones humanas, son un ejemplo brillante del otro mundo posible.
Los organizadores del Campamento de la Juventud supieron escuchar. Lograron descifrar el malestar de muchos participantes en campamentos anteriores y lograron transformar al campamento, mejorarlo y en especial, radicalizarlo. Y, al tomar las decisiones de la nueva forma de organización del campamento de la juventud 2005 supieron, como dicen los zapatistas, mandar obedeciendo.
Desde 2003, cientos de voces nos alzamos protestando por la falta de espacios de convergencia, de lugares colectivos, de encuentro, de diálogo, de articulación, politización y sobre todo de organización dentro del espacio de la juventud. Los organizadores del campamento debieron verse en aprietos para resolver la infraestructura mínima de seguridad, alimentación, salud y servicios como energía eléctrica y sanitarios de la concentración de jóvenes acampando más grande del planeta. Pero sabíamos que queríamos más y que asegurar los servicios mínimos del campamento no es suficiente.
Esta vez, pudieron instalarse, con arquitectura bioconstruída, siete centros de acción en todo el campamento: El centro de SALUD Che Guevara, que, además de atender los malestares de los acampados, impulsaba algunas prácticas curativas tradicionales o alternativas. El Centro de acción LOGUN- EDE, que albergaba a las expresiones del movimiento lésbico, gay, transexual, y bisexual, que por el día reunía innumerables talleres y espacios de convergencia y por las noches vibraba con las fiestas lésbico-gay. El centro de acción RAICES, donde las expresiones culturales juveniles y tradicionales se encontraban y maravillaban a todos los acampados. El centro de acción TUPIGUARA, relacionado a los temas ecológicos, a la tierra y al desarrollo sustentable. El LABORATORIO DE CONOCIMIENTOS LIBRES, donde las radios alternativas trasmitían en frecuencia pirata a todo el campamento y se proyectaban videos de todo el planeta. El centro de acción TERRAU, lugar de los movimientos sociales con ejes de reunión como tierra, trabajo, educación y reforma agraria y urbana. Y por último, pero no por eso menos importante, nuestro CARACOL INTERGALACTIKA.
Un ejército de payasos poéticos rebeldes se multiplicó en tres ejércitos: a través de talleres consecutivos de malabarismo, expresión corporal y acción directa en las calles, cerca de un centenar de jóvenes quedaron preparados para hacer acciones dentro del campamento y en sus propios movimientos a través de su capacitación circense, para hacer acción política innovadora, creativa y sobre todo que llame la atención de la gente en la calle.
Una cena, en una enorme e improvisada mesa construida en el caracol, reunía fruta, vino, verduras, quesos...todo un banquete, todo llevado por los integrantes del caracol, todo mangado, es decir, robado. YOMANGO, un pequeño movimiento surgido en Europa que expropia a los grandes centros comerciales lo que debería ser de la gente, termina con el miedo al castigo y sobre todo, divierte a quien participa en él, había llegado a Porto Alegre. Abraham, activista mexicano hablaba unas horas antes de la cena: el capitalismo transforma nuestros deseos en mercado. El capitalismo crea la ilusión de la propiedad y el miedo al castigo para el robo. Salgamos a mangarle al capitalismo, salgamos a romper las relaciones con el mercado, la propaganda y los medios de cohersión.
Yomango, los payasos poéticos rebeles, la construcción de la horizontalidad, el zapatismo como una nueva forma de hacer política, la investigación militante, la generación de campamentos en todas las latitudes del mundo, la preparación de las movilizaciones contra el G8, contra el ALCA, contra la OMC, el FMI o el Banco Mundial, fueron sólo algunos de los temas reunidos en las cerca de 100 actividades que se realizaron dentro del Caracol Intergaláctika.
Caracol, como las formas organizativas zapatistas, que hablan de conectar las luchas locales, con las nacionales y con las globales, y de regreso, de lo global a lo local, como en forma de caracol. Intergaláctica, como el encuentro Intercontinental lanzado en 1996 por el EZLN, reunión pionera en las luchas globales. Caracol Intergalactika, el séptimo centro de acción del campamento de la juventud tenía entonces una fuerte inspiración zapatista. Y por ello, cerca de 80 activistas de todo el mundo, reunidos en el caracol salimos a la marcha de inauguración con paliacates en el rostro, con una enorme bandera del EZLN que llevamos desde México y nuestra enorme manta: CARACOL INTERGALACTIKA.
El caracol y cada centro de acción mostraron una versión mucho más colectiva, mucho más organizada y con un concepto mucho más claro de aglutinamiento y de construcción de redes. Los centros de acción mostraron al foro, otras formas organizativas, menos dispersas, y menos pulverizadas en cientos de actividades, como son los talleres tradicionales. Pero, sobre todo, mostraron que en el ritmo de abajo, Porto Alegre se mueve por otros ritmos de hacer política, con nuevas y heterodoxas formas de acción y expresión políticas. Formas de participación en donde se prioriza la acción directa, las relaciones cara a cara, asambleas horizontales y la autogestión como vehículos para soñar y luchar en otros temas, otras agenda, otros tiempos, otros mundos...En el Porto Alegre de abajo, se sueña y se construyen otras formas de hacer política.
Pero esta oda a Porto Alegre tiene límites. Acá también somos críticos del Foro y de su ambiente cargado de ong's, de sus múltiples contradicciones y de las angustiosas limitaciones que el foro, como espacio de resistencia sufre. Por eso en la reunión pública convocada en el corazón del caracol intergaláctica con los miembros del Consejo Internacional, salimos a decir lo que ya decíamos en nuestras charlas y asambleas: 1. que es poco ético y contradictorio que varias agencias o empresas multinacionales como Fundación Ford o el banco Santander financien el FSM; 2. Que el foro no puede ni debe ser utilizado por ningún grupo o personalidad, en especial para impulsar una agenda de reformas a los organismos políticos (ONU) o financieros (OMC) internacionales para supuestamente "democratizarlos". 3. Que el Foro tiene el deber de radicalizar las formas organizativas que favorezcan la construcción de redes, el impulso de acciones y el diálogo entre movimientos; 4. Que el foro debe imaginar mecanismos que permitan participar de manera más equilibrada a los movimientos asiáticos y africanos y terminar con la exclusión explícita con actores tan importantes como el EZLN. y 5. (quizá el más importante) que el Foro DEBE SER UN INSTRUMENTO más eficaz para objetivos concretos, como detener la invasión estadounidense en Irak.
Cuando uno tiene una sola arma contra el enemigo, uno no puede pasarse la batalla quejándose de los límites y el poco alcance de esa arma. Lo que hace uno simplemente es disparar, y en medio de la batalla, ver si es posible conseguir otro armamento. Bien. El arma que tenemos por ahora es el Foro Social Mundial, y tenemos que imaginar la forma de radicalizar al foro, y, si en el mediano plazo, esta arma es insuficiente, cambiarla por una nueva, pero no inutilizarla ahora con el desprecio y la soberbia clásicas de la izquierda ortodoxa que cree que lo sabe todo y que no hay nada nuevo por aprender o inventar. Si existe otra arma, más eficaz que el Foro, que se nos muestre de inmediato, para correr a abrazarla. Pero si la única arma que tenemos es el FSM, entonces el debate sobre el Foro sigue abierto y la necesidad de los foros sigue vivo.
Por eso, frente al Consejo Internacional exigimos que las consultas a los participantes se radicalicen, no sólo frente a los temas de debate, como se construyeron en esta edición en Porto Alegre, sino también sobre las formas organizativas, sobre el financiamiento y el destino de esos recursos. Pero mientras el Consejo Internacional toma decisiones, abajo, los otros ritmos, debemos acelerar nuestros procesos de organización y generación de redes, acuerdos, debates, aprendizajes y nuevas expresiones políticas.
Exponíamos, en la asamblea final del Caracol Intergaláctika, que nuestro espacio era sólo una señal, una pista, un ejemplo, de lo que el movimiento de movimientos estaba logrando en el mundo. Que el foro estaba lleno de contradicciones y limitaciones, tal y como nuestros movimientos están llenos de ellas. Pero el impulso que el foro presenta ante los no organizados, las prácticas y las redes que se constituyen a través del mismo y sobre todo, las nuevas formas de hacer política que visibiliza este espacio global, son pequeños espacios, fisuras, grietas, zonas liberadas, espacios de experimentación de un mundo otro, de otra política, del mundo donde caben muchos mundos. Y, con foro social mundial, o sin él, estas grietas sin lugar a dudas, han empezado a ensancharse, bailando a otros ritmos, los otros ritmos de Porto Alegre.
Febrero 2005
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